Cristo Atado a la Columna. Oración.
Cristo Atado a la Columna. Oración.
Pájaros de fuego recorren su espalda,
Violentan la carne los látigos crueles,
Y prueban sus labios acíbar y hieles,
Tienen los demonios los ojos igualdas.
Tiene el Cristo bello atada las manos,
Le dan latigazos romanos infieles
Y ríen soberbios, malignos y crueles,
Corren por el monte siete mil gitanos.
La llaga se abre tal surco en la tierra
De arado terrible que araña con saña,
Es bello el Cautivo que el látigo daña,
Corren los gitanos llorando en la sierra.
El dolor es sierpe con espinas verdes,
El dolor es luna con nieve en su manto,
El dolor es rosa de arista en su canto,
El dolor es tigre y los tigres muerden.
Resiste el muchacho la rosa de fuego,
La vil carcajada se adorna con sangre,
Y tienen los látigos las púas de alambre,
Corren por el monte los gitanos ciegos.
Galopa caballo que ya viene el día,
Y pájaros verdes que hay en la umbría
Pican con espanto su espalda sombría.
Hay una corona de esmeraldas frías.
Y Jesús resiste junto a la columna,
Oh pequeño atleta de torso nivado,
Tu escorzo sublime lo hiere el pecado,
La sangre de Cristo mil rosas alumbran.
Te devora el látigo Jesús de los fuertes
Y pudiendo alzarte sobre tanto tigre
Admites su uña paranoico y libre,
Tu amor te conduce desnudo a la muerte.
Castiga, muchacho, la soberbia impía,
No quieres muchacho castigarla ahora?,
Corren los gitanos buscando la aurora,
Arden las hogueras, la noche ya es día.
Amor te conduce y Amor te maltrata,
Te maltrata el odio con saña ferviente,
Oh Dulce muchacho, la tortura ardiente
Te pone en el dorso su marca escarlata.
Estás recto y noble sufriendo el abuso,
Colibríes rojos te pican dañinos,
Corren por el monte gitanos divinos,
Garras te desgarran de crueles lechuzos.
Jesús que podría en solo una hora
Hacer fuera noche la ínclita aurora,
Acepta el castigo con que le devora
El látigo cruel que el mal atesora.
Muchacho de trigo, chaval de ojos verdes,
Cautivo divino, Señor de los hombres,
Permites que el mundo taimado se asombre,
Con el cruel espanto que tu espalda muerde.
Donde están los ángeles, a dónde se han ido,
Que así le maltratan al manso chiquillo,
No veis que golpean a un chavalillo,
Acudid Querubes ¡donde habéis huido?.
Se ríen malignos los torturadores,
Disfrutan lascivos haciendo su daño,
Se juegan a cartas los divinos paños,
Se ríen de ti, Señor de señores.
Mi columna es pobre, está contrahecha,
Y a ella te he atado, perdóname Cristo,
Quisiera ponerla por siempre derecha.
Pero en el pecado, yo imbécil, insisto.
Yo soy el romano que vil te golpea,
Yo soy el romano que vil te castiga,
Mi columna es pobre, mi columna es fea.
No aplastes, mi Dios, a esta vil hormiga.
Por verte sonriente hacerla de oro
Quisieran mis manos pero está quebrada
Y al verte yo en ella como un niño lloro.
Jesús que perdona con triste mirada.
................................................................
Francisco Antonio Ruiz Caballero.