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TIERNO VÉRTICE
Lunas mareadas, ásperas e inocuas, acarician al olvido, desplazado y gris. Y que el rojo espere, con pies empecinados.
Por eso, acompáñame, noble adversario hoy, por cada sueño ligero, sin pena ni congoja, y dejemos luz al helecho, en éxtasis expropiado.
Tan acogedor y lácteo, estridente y arbitraria luz, que rosa caprichosa nube, con virginal decoro, plata, sin contarlo afiligranado, en la esquina aceitunada.
Construye con silencios, ligeras columnas bajas, y el blanco nieve fuego, de miel y limón la vida, y el verde arrastre paja, con líquida luz serena.
Ya el pico presuroso ríe, del clarín bastardo lento, y la vista enturbia tarde, al que enternece frágil, la piel desnudando dura, y la adormece ágil noche.
Allá el camino, contrito camina, donde perdió un viejo zapato. ¡Ven, ven!... Veamos, al árbol que no corre, a las sombras, ni a las hojas, ni quita gorriones al recuerdo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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SÉQUITO DE PAÑOLETAS
Porque allá el cielo está rayendo, al rayo, que reía al desierto, cada raíz, absorto y acopado, opaco ópalo, bonanza y badajo, cuando alela y aviva y reprende, eso que decrece y perece.
Entre lo que habría raído al mismo viento, en aguas, sangres, arenas inocentes, como si rayese tejidos los sueños, con insomnios almendrados, sin vivir, ni lid justa, sólo áfono sonreír, barato ágrafo y barrancoso.
Aunque degüelle núbiles alientos, engargolando nieblas duras, rapaz atroz, cada tiempo infecto, como degollarían los huesos la muerte, yerta, más que eterna más que tierna dócil flama.
Donde riñó al reino la risa, condecorando infames, panteones, lápidas, plumas, agua, aire, incendios ceniza caminos zapatos gritos silencio amargo vinagre largo.
No es ajeno para la espalda, ni para el llanto del tejado, este amarillento intento, que atraviesa párpado y cabalgadura, ya que puede desnudar al hueco, que desayunan las ventanas, en la nieve incendiada del almidón, del cansancio al primer desfile, huracán con pingüinos y canguros, donde dolores duelen duelas, rauda rueda ruda ronda.
¡Si aquella orilla fuera timón!.
Me devolverían la ceguera los topos, con el pico de la noche, donde anidan los muslos del ojo, y acribillan los cristales.
Enjambres de manzanas, y serpientes bailan al corcho, dormido y empaquetado diluvio, de caimanes candados espinas espumas humo números pedazos incansables jardines tabernas muelles escaleras fusiles.
¡Celeste abismo y despeñadero empeñado empañado pañuelo!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EN PAZ DESCANSE )))(Ciberpoesía)((( ≤≤≤≤≤≤goian bego≥≥≥≥≥≥ Mortuus est for(j=0;j<5;j++) { sumc=sumc+n[j][i]; sum=sumc; } sumc=0; …..Y nada pasa….. public String getTxtClaro() { return txtClaro; } Nada SIN zaPATOS /:::|____|::: ::: ::/ / 0x6e0x610x640x61 )))NadA nADa((( 0x6e0x610x640x61 Es tan natural tan hábil tan suave. ::: /:::/ / ::: /:::/ / ::: ::: Habla con el retrato y sonríe al lápiz cout<<"t"<<"_________"<<b<<"__________\"<<e Vuelve y desenvuelve al regalo grácil cout<<"t"<<"_\"<<endl; cout<<"t"<<"___\"<<endl; Y TODO tan natural y DIGITAL dG9kbyB0YW4gbmF0dXJhbA== ¡¡¡ Ni duda el dedo !!! bmkgZHVkYSBlbCBkZWRv En tanto la fuente salte……………… if find(u) != find(v): # A = A union (u,v) …………. y no muerda /ʃʧ/ /ʃʧ/ /ʃʧ/ /ʃʧ/ /ʃʧ/ /ʃʧ/ ////al polvo seco\\ ZGVsIGVjbw==…del eco…ZGVsIGVjbw==… Ecooo Ecoo Eco Como mueren las mañanas y no tardan ¿¿¿¡¡¡!!!??? 26; String add = Character.toString(temp.charAt(index)); Como viven las noches y no descansan ¡Oh! Espíritu mío… “QDCLYDYUEQFVGWCXKDBAFXDWMII” this.clave = new Matrix(3, 3); this.txtCifrado = ""; this.txtClaro = ""; Como VIVE cada CUAL su EXISTENCIA All rights belong to its author. It was published on e-Stories.org by demand of Joel Fortunato Reyes Pérez. Published on e-Stories.org on 29.08.2018.
Información útil es... https://es.wikipedia.org/wiki/Ciberpoes%C3%ADa http://ciberestetica.blogspot.com/2013/05/ciberpoesia.html
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Poeta
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Arrimado al Pedregal
Por ese lugar. Donde el océano crece libre. Entre las liebres jinetes de nieve. Paladeando barcos que descienden. A las nubes que comen soles. Y caminan los puentes con zapatos. Y caminan los árboles con tréboles. ¡Cadenas vivas al aire libre!. Óxidos célebres orfebres memorables. ¡Cuando avispada la miel fallece!. Y el apogeo pleno aplana planes. Indudables dudas del piso al techo.
Al pedregal arrimado.
Por ese lugar. Donde la tropa atrapa trenes ligeros. Entre libros espinados analfabetos. Palabreando las mesas mes a mes. A las plumas que pintan vuelos velos. Y acarician despiadados al artefacto. Y consumen desgajando mandarinas. ¡Patrañas del infecto adepto adicto!. Anónimo cáustico y pálida lírica. Del linaje del molino hecho retina. Tuerca trunca por decorar gatos. Los guijarros del rincón pedregoso.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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CANDIDEZ CATILINARIA
Sigue y sigue, sigue pues, asesinando, al pino, al roble, al aire mismo, ya mañana tus retoños serán polvo, y en la caja sus cenizas. Ya en la piedra el vino, se embriagará, con la geometría en calcetines, y un lápiz llorará, tierno acero. En florido balcón y juventud, sangrando los últimos refugios.
Ven, almacenista. ¡Vamos al almario dulce y frío!. Con la grisura del aliento. Aunque grisáceo vea todo blancura. ¡Vaya dulceza de dulcería barata!.
Porque persuadió al pañizuelo picudeado. Paupérrimo patituerto perdulario. Donde preciosura presuponía. ¡A los arácnidos persuasivos!.
Balidos, granadas, leones, rojedad, tambores, estrellas. Hierbamala sobre la tierra, y cicuta sobre las pieles. Espadas en la nuca, plomo entre las cejas. ¡Asombro herido!.
Nulidad hecha zapatos y bicicleta, en moribundos hospitales, del cañón carne y orgullo, del caracol del estiércol. ¡En la niebla del sudor y sangre!. ¡Caminos de lenguas mudas!. Las hojas invisibles, caen como la lluvia, en gotas, chorros y cataratas.
Oscilando en la vida del péndulo impúdico. Que deja una luz clavada en carne seca. En la encina bajo el lago de inocentes. Del vino embriagador del embeleso. Como amor adinerado rapaz avieso.
En el destino lleno de secos labios. Ecos largos que hierven en la eternidad. Cuando la profundidad sagrada duerme, con el desierto pétalo estelar pendiente. ¡Y el crepúsculo soñoliento enferme lábil!.
Cuando endeble enternece Cuando El olmo Solo De ciruelas Y el higo mandarinas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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VIEJA AGUANIEVE (Dadaista)
Corre con los párpados del viento acorralando al ojo sediento en los árboles sudorosos y asustados desnudando la noche que se filtra en los sueños ahogados con lluvia masticando los collares del humo en la primer esquina indiscreta un pirata afeita sus estrellas con el aceite impostor de artimañas.
Todo el ruido dibuja esa sombra del hielo nervioso anudando el insomnio de la seda en los dedos crudos fumando la seguridad sin zapatos desenterrando la nostalgia yerta intérprete inexperto del placer volátil como el camino come unas sandalias a lo lejos y desgrana el trigo un pan que huye gracioso sonriendo pensativo en los bolsillos del cadáver.
Un puente pinta escaleras y el miedo mira amarillo la espuma no sin antes fabricar esperanzas al hueso condecorado con pañuelos desenfrenados aterciopelando cada latido picudo en la entrada triangular ilusionada con la humedad del polvo seductor de las guadañas ideales donde el nido alimenta cada luz distraído entre la mata y la meta se mete animoso el botón y acompaña los pliegues erectos del suspiro al despernancar el tornillo ensanchando el jarrón bajo la mesa sin hambre y la falda de un volcán con la adustez desabrida opulenta en el sillón.
Y luego se queja con el único fin de ser ignorada la espina estrangulada por sus pálidos reflejos en la falda que sostiene la cerradura sin esperar carne nueva en el mero juego de la cercanía perdida del escarabajo en traje antiguo como el mar se agita entre las olas voluptuosas del impulso congelado en la arena y coloca la espalda en las nubes cargando lácteos recuerdos a los relojes en la unidad del precipicio tan tibio en el pasado con su azul pudibundez.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Ensoberbecido (Ultraísta)
Allá el silencio dobló sus pantalones y el mar calienta el sueño de una oreja El ojo nace donde el plomo muere Callado como el hielo encadenado en la tarde seca bajo el zapato aletargando al especulo extraviado Como el puente se columpia en el techo masticado del cerillo un venado salta comprando miel en la espalda de la luna desnudándose Indomable al agua lavando aparatosa alabardilla lejana llenando la intemperancia con desolladura templada arriscando el escalofrío de pureza tan espuerta como nido engañoso anudando al pasado cada espera.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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AL ATARDECER (Ultraísta)
Las hojas barren el último amarillo del otoño en un blanco copo. Ahí el hielo es menos frío que rojo Columna de silencio ligero bajo el vitalismo yerto del mármol
Lunas mareadas acarician el olvido Allá el camino perdió un zapato Por el sueño poliédrico del nuevo lago Clorhídricamente espiral acongojado Hasta despostillar el sol artero al polvo Con los párpados helicoidales enquistados En el tiempo estrecho blando Por la noche arropada del insomnio entre las raíces asustadas carroñeras De tanto cocodrilear endógeno en lágrimas termonucleares maniatadas
Tarde tarda en la pared parda Desplomando al plumaje hidroxilado Donde las axilas duelen dulce y el color guarda una caja en la palidez que toca el arpa
Fue así el día menos pensado en vano desgajando al silicio los recuerdos trasnochados camaleónicos almíbares en el lomo doloroso del libro flaco desvitrificando las pestañas digitales al verticalizar empequeñecido el último horizonte decorando una retina
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez Información útil: https://es.wikipedia.org/wiki/Ultra%C3%ADsmo
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Poeta
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FUEGO TÍMIDO
Esconde las pestañas del sueño recubierto del polvo de noche cerrada al silencio una semana la tierra cultiva la ceniza del dolor de la lluvia de la tarde dormida en el ropero bajo la cama los zapatos dialogan de pie anudando fragmentos desnudos los latidos entre los muslos entre caricias que se filtran por los párpados que los dibujan con los suspiros que los desgajan aparte del pudor del durazno que despierta el jugo inquieto por el movimiento rosado de los pliegues del perfume azulado callado al palpar el sabor de las nubes en los labios de las pupilas mieles ligeras las llamas decoran el vientre del agua del tímido viento tímidas también al enrojecer el amarillo azulado porque dejó al humo olvidado y la ceniza escapó sin formarse.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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EL ÚLTIMO ENIGMA
Cuando el aliento hubo al polvo desenterrado, una voz se perdió entre los silencios, y las rodillas, volaron y devoraron su angustia al espejo en la tormenta del escarabajo. ¡Uf!. Los algodones presurosos embriagaron, al tabaco en el asfalto, los latidos espinados. Entre la niebla limpia se cultivaron los huesos, y se gastaron los escalones hacia el cielo, abajo de los pantanos en ruinas. Los ojos cerraron las cortinas en el nido, de los remiendos-- mintiendo--con las manos, por la orilla de las conchas. El escombro y la codicia se expandieron. Las langostas rindieron culto. Los fusiles quemaron las rodillas a las balas. En los vidrios de los vientos, aún desbordados, los peces con flechas rociaron las nubes. Mil campanas rodaron, y en el mar de la existencia, un reloj perdió el tiempo, desgajando el vigor de la esperanza, y los íntimos cordeles, de la memoria, más allá del terremoto y la tormenta. Un camello vendió la sed en cucharadas. La red y los pulpos esculpieron al desierto, y engendraron la orfandad en la sombra. Las alas tejieron sus raíces. Y el caos se refugió entre las lágrimas. La sal se ha hecho negra, y la luz espesa, con la luna en el zapato adoquinado.
Desde entonces, el sol perdió su brillo, en las pestañas del gusano por los murmullos, del cobre. Luego, en la gruta ampulosa, el engendro se engolfa destemplado. Y el dedo que se mueve pierde el brazo. Con la arrogancia que sofoca la ternura, en la sonrisa. Haciendo del asco la costumbre, de los pañuelos ignorados. La mayor victoria fue hacer las cloacas, enormes. Degollar los cometas del subterráneo, arrinconar todo fracaso en el techo, y hacer del lecho el averno. Nada indecible fue posible. La paz sudaba rabiosa, el sendero de las hienas vestidas con cinismo. ¡Qué graciosas las manchas de la sombra!. En los trajes populares, de los semblantes deformes. Donde el retroceso se yergue, con la estatura elevada del pozo, en cada escalofrío inútil. ___ ¿Con qué cara el futuro nos espera?.
Y... ¿Quién con el mal fabrica el bien?. Al infinito repetido.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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