Cualquier persona bien puede decir groserías, si quiere, según su temperamento dependiendo del momento.
De su carácter festivo o de su enojo excesivo; yo las digo en la cantina, es su perfecta vitrina.
Pero, un Señor Presidente no puede ser indecente, ni prosaico, ni vulgar, deja mucho que desear.
Su cargo tan importante requiere verbo brillante dirigiéndose a la gente no se vale ser “corriente”.
López entró en un desfase abaratando el lenguaje, el español que es tan basto presto lo convierte en asco.
“Ya chole”, “me canso ganso”, “safo”, dice sin descanso que la sociedad se cansa, pues, de tanta “pinche transa”.
¿Qué pasará con Andrés que mal gobierna al revés?, carece del buen oficio, ha entrado en el desprestigio.
¿Qué, no fue universitario?, en su mensaje del diario debería privilegiar cultura, el bien estudiar.
¿Cómo puede requerir al pueblo “sabio” exigir, hacerle moral pedido sin dar ejemplo debido?
¿Qué, no leyó su “cartilla” o la tiene escondidilla?, ¿cómo habla mal del pecado, si, realmente es un malvado?
La verdad me da vergüenza, me da pena muy intensa ver que López Obrador es bajo, procaz hablador.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 5 de febrero del 2019 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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