E.N.V.A.N.E.C.I.D.O.S...
Cuando la apariencia.
Parece.
¡Qué se desvanece!.
Y la muerte recuerda.
Flexible.
Dormida.
La memoria del inicuo maliciosa.
Por el infatuarse.
La consciencia entre los brazos.
Por el ufanarse.
Al endiosarse.
En
Vane
Cidos...Vibrantes en loanza.
Envanecidos... Vibrantes sordos al plañido.
Del humo arrepentido.
Del quimérico equino.
Del banasto cetrino.
Lúgubre ciclópeo.
Refinar.
Salvando al mismo edén del cementerio.
De la virtud eximido.
Parece poroso en lo compacto del viento.
Apareciendo.
Cuando...
En los oleajes al infatuarse se ufana lustroso.
En las sombras enlunadas enlutadas, embelesadas.
Donde
Solo. ¡Aparece lo transparente opaco!.
Y aún ésto.
Desaparece.
¡Ensombrecido!.
En los tibios.
Picapedreros retorcidos del musgo.
Al ritmo de la hojarasca.
Apagando la fragancia.
De la voz.
Justa.
Protesta la casa en ruinas.
Al ruin.
Escritorio.
Con el alma bajo la mesa.
Y el bolsillo en la cabeza.
Descabellada petulancia.
Por
El piso charlando con sigo mismo.
Cuando...
La apariencia.
Parece.
¡Qué se desvanece!.
En
Vano nacidos necios mecidos procerosos.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez