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S.I.B.I.L.I.N.O.S.
Amasan la tarde en la noche grano de tierra de pronto ya no hay tiempo en la cintura para las nubes las gotas de plomo quieren sollozos en los panteones las urnas luchan con el olvido amasando recuerdos entrañas del violín terciopelo eterno del océano aquí vive muriendo días que no se apagan que son noches largas de los pobres del incansable polvo por la sombra que no encaja en las alturas. ¡Alerta!. Por los zapatos de vidrio derribando obscuridades impermeables con sus escamas la tarde conmovida amasada en la noche de tierra de tiempo del nadie eres. Si hablas hay muchos sordos enterrando la música bajando heladas escaleras transparentes de la espada en la hoguera con los dientes entre tantas cosas sin sentido. Más allá no lo saben las aves marinas matinales por las calles ríos sombríos lodo hoy boca mañana en la piedad de los verdugos del bolsillo. ¡Ignoto recoleto!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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PLUMEARSE PÁLIDO
Al dolor que poco explica. El diálogo de una rata, araña, por el aire. Un pálido plumearse. Pálido Plumearse. Después del olvido que se vive, yerto, yermo. El agua, hielo, vapor de fuego en pesadillas.En la cerveza. En la cereza. En la bajeza. Letra inversa, un saxofón algodonoso. Declara escuchar, un tambor distraído. Prefiere caminar, un violín dormido.
Plumearse Pálido En la calesa con caletre. ¡Cómo muchos creen enroscados!. Del vidrio escuchar mucho. Del olvido sepultar poco. ¡El presente solo fantasía!. El presente nunca es, el presente está siempre siendo, fugaz eternidad atrapada en los momentos indisolubles en la cir cularidad de los tiempos, dicen los que saben.Entre Pálido Plumearse. Sí, sí, y solo si, si. Plumearse Pálido Es... ¡Dónde reposa ferozmente cada escama pura!.
En la pierna lejana.En la tierna lengua. ¡Protestando el clavo al agujero!.
Pálido. Todo el inseparable vacío. Plumearse. Por Estar. Colgado entre letras. Letras, letras. Débiles poemas de ultratumba. Al umbráculo. ¡Endulzados coloridos!. Por Estar. Charlando entre libélulas, libelos ligeros. ¡Fuertes silencios hogaño!.
Al huraño bolígrafo asimétrico. Plu...Mear...Se...Pá...Li...Doooooo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Milenario Lirio
Le dejaron. El mismo rostro. La misma íntima noche. Y Le nombraron al día, al mes, al año, alma del tiempo, cuerpo de mariposa temible, al final, enigma, por el nombre, mortal manzana del nuevo día, por el entonces del más allá lamentado, de la carne sudorosa, por los muslos a los que estuvo colgado el árbol oculto, por el corazón soñador de campiñas del amor invisible, y se atrevió a nombrarlo soledad cautiva pensativa, y también tarde de siempre, noche de nunca, jamás, de lo que llevan los pañuelos seguros de que la noche blanca y enrojecida había terminado.
El segundo lirio canta al ritmo de saetas. El día, del pequeño aljibe, la madrugada, pinta heridos los techos murmurando lunas, pinta montañas cristalinas llenas de luz. El día, del pie menudo, la manzanilla. El segundo violín prefiere ver las miradas.
Donde, recogió agua de lluvia, se bañó y la calentó dulcemente, con sus pestañas y suspiros, entre las manos delicadas, hasta hacerla mansa y noble.
En el tercer milenio. De la tarde, del níquel, de los enlutados cielos, de algodones afilados. De la noche. Del campanear solo las encrucijadas, los leopardos tristes. Milenios. Los dos previos.
Traurigkeit, sadness, tristesse, tristezza. "Tristemente triste entre otro tristemente". Traurig, sad.
Lirio De los Dos milenios ¡Se quedó insomne!. En la cama con sus dedos secos, por los huecos y los ecos. Lo humedecieron despacio. ¡Heterodino hemático!. Y después de secarlo, menguado y miedoso, lo envolvió en sábanas geológicas, de astronómica resignación, lavadas con parsimonia de todo sol, y luna. ¡Ella, la eternidad, al empobrecido, y milenario lirio!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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BOSQUEJO DESBOCADO Levantó cien elefantes, en dos rayos de naranja, en tres arañas de gato, cien águilas y bosques, cien jaguares amarillos.
Los espejos y las fresas del eco, reposan bajo las aguas, danzan doblando nieve. Y hay diez ruiseñores durmiendo, en un violín de guirnaldas.
¡Ah, cuántas agujas desayunó la mañana!. Con las envolturas del fin de semana. Con los dientes del hule remando. Ya son viejos los pies de oveja. Ya son los distraídos oasis.
Por el encino brillan los grillos, con cada lengua porosa, en el río de tardes añejas, con cada piel escamosa, en el ombligo de azules huecos.
Arriba, arriba del caballo van las camas. Y luchan cien perfumes con un pañuelo. Y escriben mil manantiales mendigos. Entre los fragmentos de un dátil. Entre cuatro remolinos deslumbrados.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Fugaz desilusión
Obscuro lluevo nevadas ausencias. Las orillas y las inmóviles tinieblas. En el reino del silencio. ¡Palpando las fragancias!. Y crucificando los destinos. ¡Con el polvo de diluvios!. En la paloma dormida.
Luego, quedo piedra pura, dudándome. ¡Tan lejos de mis viejos cuerpos!. En la desnudez del fuego. ¡Masticando laberintos!. Con las alas del soñar. ¡En la pupila deshojada!.
Adelante habité los agudos ecos. ¡Ahogados nacimientos enroscados!. Con la gruta sin estatuas. En las venas del aliento. Y el violín de hierro.
Me dije, soy mi sueño turbulento. ¡Amasando los colores amargos!. En las zonas irreductibles. Y la piel del infinito.
Creo en la historia intemporal. ¡Desnudando, dioses crepusculares!. Peinando sus lágrimas. ¡Pienso!.
Todos me mueren cuando sufro. ¡La soledad eterna!.
Y soy... El polvo... ¡De mis sueños!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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