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LAPSO ATEMPERADO
Tiempo donde el recuerdo con los colores alterna, un suave aroma de campanas por las nubes, que están siguiendo las claras huellas de los sueños, de los púdicos amores de incógnitos viajeros, en las pestañas de las noches, con sabor a décadas alegres, que aparecen a diferentes profundidades, como peces nadando por el cielo, y los remolinos del tacto tibio, que se cubre de olores brillantes en la diversidad de suspiros y latidos, liberando una descarga explosiva, en las profundidades de las grietas caprichosas del sentimiento. Y recordándolo la muerte cambia de traje y muda todo en polvo en horror del tumulto adentro con alfileres aquí, aquí y aquí de miedo negro allá y por allá rosa espera ondulando la fragancia paso a paso ciego deslumbrado lapso. ¡Atemperado después!.
Del brumoso pasado, y el incierto porvenir, con vuelo presto, con el dulce fruto en la hermosa cumbre, que nunca verá en la tierra, encerrada en las verdades del mundo ausente, por el boscaje umbrío de una serena mano, por las flamas caudalosas, y cúpulas de frío, enredando a las consciencias la razón vana de las protestas el primer cometa de breves días, de ritmos arrulladores, y el lenguaje denso de los pretéritos abrojos, ciego de afanes y amarga sonrisa.
Cronificada al descrucificarse por el fondo de la piel te sigo cerca te siento en todas partes te rompo con los días donde vayas viviendo me encuentras acompañándote muriéndote separado del reloj temible... ¡Al recrucificar el instante perdido!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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POR PÁRAMOS PARALELOS
En el paisaje. Parcelario. Los encantos celestiales han sido encadenados. Por el parásito paréntesis. Los rehumedecidos rehiletes han sido sonsacados.
Pára... ¡Mos lelos!. Lardosos largamente. Del ortogonal ornato. Del ribete redundante. ¡Haz levantisco impuesto!.
Paralelos Humildes Y Resignados Páramos.
Para. Otros incógnitos viajeros. Hoy. Te destierro dichoso reposo, en la memoria, postrera, regazo y caverna, charca saudosa, fragancia, donde voy a vivir enfrascado, del recuerdo, del fiel desterrado, polvo, demacrado y hosco páramo. Busca más pródigos aromas, oyendo la estela que dejas, en el día que tal vez, envidioso anhelas, por la redondez alabastrina apetecida, por la sonrisa generosa y serena, por la jovial cañada de la pupila, busca, de la historia, el perfume vespertino, de la paz, las campanadas de la nada, de la pluma, los vuelos de las aves, de las ruinas la eternidad ligada.
Todo lo que es. Lo que no ha sido. Sonora aurora de jardines. Límpido peldaño incólume. Por el anónimo destino. Por la penumbra incierta. Lo que ya no es. Todo lo que fue. Visión de la pradera extraña, música insondable, pena infinita, luz de noche. Luz del abismo, del exótico diseño, del ingenio disparatado, del servil. Donde la muerte nos olvida, en la eterna vida desconocida. En la eternidad conocida de improviso. En la eternidad sin resistencia. En la débil voz sin nombre. Donde la vida nos niega, en la fugaz moneda ufana, el balar de las cisternas.
Y renacen las primaveras vacilantes, destellos vivos conmigo, hermanos, para poblar el marfil truncado, minúsculo elefante, del telescópico, desierto, inundado del sermón punzante, con el bien meditabundo, de la pólvora, bienhechora. ¡Entre los nuevos páramos!
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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