POR EL FUEGO DEL CRISTAL
(Neosurrealista)
Donde el núbil fuego adorna,
su deseo que tiembla,
ciego el viento de opaco,
nublado borrascoso en él,
espejo de los secretos.
Con todos sus inconvenientes, el amor fortalece el latir
de los corazones débiles, que dan cuenta de sus labios
enrojecidamente peligrosos, con toda su habilidad y sus
jugos explosivos, que cultivan con los años, las defensas
que terminan en un callejón sin salida, como prueba el
mar al peinar la jungla, fabricante de ilusiones entre noches
de pomadas sobrevivientes, que abren horizontes alegres
armados del crecimiento, que ofrece ventanas de peltre.
Por la música de nácar,
el instante ha cesado,
en la infancia del otoño,
escribiendo al viejo,
invierno de núbil nieve.
Porqué el sucio camino serpentea hasta la cumbre rosa,
que se asoma entre la inusitada pastura, con las astas
que apuntan al cielo altamente desarrollado, en la roca
en su esfuerzo por ser esponja, con el impulso de una
cuadra, patrullando la playa de un kilómetro, que a nivel
de la calle no se siente, ni más abajo de él, para mostrar
el respeto debido, que derrama su verdad cruenta, dentro
de una canasta de seis milímetros de diámetro...
En la memoria,
de la mirada silencia,
una libélula canta,
al último trineo.
¡Qué trina qué truena!.
En cada detalle del nuevo colchón, que reconoce la tarde,
por la exquisita extensión del cilindro, en perfecto trance
de equilibrio, y sorprendente actuación, al trepar los árboles,
y fotografiar los orangutanes cara a cara, muy baratos, y
entre un montón de pelambre enmarañado.
¡Por el fuego del cristal!.
Dada la baja densidad del incremento de los quesos, en la incesante cornucopia de los suculentos osos, por estar ahí,
la bonanza del cristal tropical fuego.
En el alma que suspira,
por los bienes fugaces,
campanas arcanas,
de fúlgido atavío.
Por el ardor vidrioso.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez