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Stoffige. Empolvado (Polilingüe).
De rivier trok. De spiegel. Een eenzaamheid. De bloem in het vuur van de achtergrond. Een meer. De kleur van de hitte van het water. Haar. Bezem. Moeders. De meer intense rivier. Dubbele dag. El río tiraba. El espejo. Una soledad. La flor al fondo fuego. Un lago. Al color del calor del agua, Del cabello. Escoba. Maternal.
¡Staub, polvere, poeira, poussiére!
De muur van stof. De namiddag verlaten de wijnmakerij. In de straat. De klokken rouwen De piano in de hoek. Naar de zon. Als vluchtige zakdoek. La muralla del polvo. La tarde salía de la bodega. En la calle. Las campanas lloran. Los pianos de la esquina. Al sol. Tan fugaz pañuelo.
¡Pulver, polvere, poudre, pó, powder!.
De snor in de heup. De rivier geketend aan de kust. Een eenzaamheid weven. Andere treinen. Vliegtuigen. Met veren. De elektrische brief. Met dream. El bigote en la cadera. El río encadenado a la orilla. Una soledad tejiendo. Otros trenes. Aviones. Con plumas. La carta eléctrica con sueño.
¡Traum, sogno, sonho, rére, dream!.
De afbeelding op de achterkant. Van de spiegel. De tijd. Hij lijdt eeuwig. Oude. De reden voor de boom, stem van de herfst. Met de intieme. Nieuwste woestijn. Bergen van golven. In de grijze hand. La imagen a la espalda. Del espejo. El tiempo. Sufre eternamente. Viejo. La razón, del árbol, voz del otoño. Con el íntimo. Más nuevo desierto. Montañas de olas. En la mano gris.
¡Schlaf, sonno, sono, sommeil, sleep!
De begraven rivier. In de spiegel. De spiegel. Lake. Flor de fuego. Eenmaal. Bloemblaadjes. Stoom van stof. El río sepultado. En el espejo. El espejo. Lago. Flor de fuego. Una vez. Pétalos. ¡Vapor del polvo!.
Auteur: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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LABERINTOS DEL EMBUSTE
En El Abrigo de automóviles. En las cuevas del escardillo. De los profundos mosaicos. Mientras las puertas abordan los trenes. Entre los blandos montones de playas. ¡Cuánto amor en los incendios!. Encima del neón de los letreros. ¡Cuántos, cuantos soles volando entre los muslos!. Laberintos, en la celebración inminente del tablero. Del embuste, en la pequeña mañana del conejo.
Por el embuste, sí, por el embuste hecho epidemia. ¡Solos, se han quedado, solos!. Por el muelle de amargas arenas. Y la velocidad bajo el sombrero. ¡Solo, solo, el silencio diminuto!. De las lunas vibrando entre los pinos. En la flor de la pintura, partitura del vituperio. Habla de arañas con guantes de goma. En las tibias raíces hechas de sed. Por las noches de escuchar las escaleras. Por las copas con muletas y corbatas. Y el dolor de las esponjas conspicuas.
¡Laberintos, son laberintos del embuste!. Porqué el salto al abismo tiene sus peligros, en las enredaderas minerales del cielo, huyendo, los minutos y los segundos, en la virtual cadena entretejida de sapos.
Por el embuste, sí, por el embuste. Del refinamiento de las moscas, y las ranas silvestres insolubles. ¡Del asedio a la intimidad adherido!. Por el nombre de adobes en peligro. Del piso sin compromiso, solo laberintos. Del embuste, del alivio caprichoso en retaguardia.
Unos laberintos hechos del embuste. Hechos. Como hierbas mordiendo cuevas. Hechos. Como espadas frutales suaves. Laberintos. En la cúpula enganchada en telarañas. Laberintos. En el túnel salado al tope. Bajando las esquina del bosque. En la lucha sorpresiva de la mina. Donde la serpiente manipula los gusanos
¡Del embuste, laberintos, laberintos, laberintos!. Donde una emoción tiembla. Del vigor profundo, en espasmódicos suspiros. En la llave del tiempo, con la piel inundada de tibieza. Donde una luz renace, se abre y se cierra filosa. Del deber cumplido, por la férrea tenaza esfumada. ¡Con la ventana en las alas!___El embuste embiste. Y viste los párpados que duermen la nieve. Donde las sombras resbalan del agua. En las plumas del velado verano. En los mástiles del primer otoño. Donde los cabellos muelen blancos.
¡Laberintos del embuste, embuste, embuste!. En el coro de los panteones. Con el último latido en manadas. ¡Allá donde mueren los pantanos!. ¡Qué perdieron la cabeza y los zapatos!. Con los meses involuntarios. Con las muecas espontáneas. Laberintos, laberintos. En los años nacidos equivocados. En la misma iguana de aguaceros. Por donde cae el mismo filo sin descanso. Y las imágenes rodeando intrigan. Al fuego en la danza incierta.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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HILANDO EL FRÍO
El hielo tiene ventanas en la tarde lejana de los trenes asustados en la mirada y los cobres sin techo exprimidos en los filos del anís y las aldeas en los pergaminos agonizantes de la cocina sin panes ni risas en las páginas de lágrimas yertas en los miedos de rápidas conchas.
El hielo viene del humo roto de las lupas con el suelo de testigo y de sirena donde el filo de la rueda el fango escucha las mañanas de paisajes enterrados en la nieve que duele en la rodilla que muerde.
La verdad herida de la burla viviente al otro lado de los dientes en las lenguas del abeto y hojalata en la manzana vestida de ceniza.
El hielo aprende el tumulto sin cuerdas en la soledad planeada prevista por las alcantarillas de los dedos distantes mandolinas de tronco hueco. ¡Cubriendo al cielo desnudo!. inocente polvo de alfileres.
Hilando el frío amable confidente. De los vagos ecos inermes. Ya suena la tórtola lejana. En la variedad de los zumbidos. ¡Qué la selva inculta del asfalto tiñe!. Enmarañando el paladar del ritmo, que inunda la opacidad anheloante, de irrefutable vorágine ligera.
El frío hilando está, las húmedas mejillas. Del olvido ladrador entre silencios. Con los inagotables sueños en pedazos. Destejidas las esperanzas desmañanadas. Entre las arañas de mañas vanas. Telarañas del hielo vegetaciones del silbido. De las ventanas asustadas sin techo ni cobijo. Hilando el frío hilando de las muertes vividas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ENSOÑACION EXTRAÑA
De almohada admisible. A veces. En las sórdidas magnolias, han quedado las caricias. Al compás reciente drama, en los trenes erizados de piruetas. Ensoñación de atmósferas, trémulas solares, vendaval angosto.
Porque En las ruinas de caricias, tibias las manos duran humedecidas. En la extraña combustión, de los suspiros almendros azulados. En las blandas tardes acaso, sean los lagos un lírico transporte.
Más Sin rumbo las veredas ceden, quietas al sendero entristecerse Por la vista del delirio, al desvestirse ajeno grácil escondido. Extraña. Lid impenetrable extraña, cada fuego de hostil aguja Al vibrar las hojas del cabello, prendidas en los ojos. Por el ánimo imagen adorable. ¡Un pajar de luna!. En la pradera reflejándose, la nieve gris brisa tibia.
Extraña. Del sonido insondable sonrisa. En el sincero perfume rendido. Las flores manjar congregado.
¡Oh, ensoñación!
En los astros qué las arañas tejen En las cuerdas sutiles encantos ¡Al sabor del efímero besarse! Bálsamo, aterciopelamiento.
¡Extraña ensoñación!.
En la ventisca empalmado Porque.
Del silencio llueven llaves. De lo desconocido. Dulce misterio. Dulce caricia.
Extraña Aurora Añora Año Con Año.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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Clavando Ausencias
Con el silencio herido del martillo en la noche de sal marina hay derrumbes espejeando en las imperiosas agujas en la timidez olvidada en el rumbo áspero del palacio del lamento de la muerte ciego sangriento ciego en sangre ciego
más y más en todas partes estimado por cenizas Y entender al piso yerto escombros cultivando. Ausencias clavando ausencias En los pasos En los vasos En los pesos Cucharas sin bocas Espectros familiares La muerte frágil Dejó la memoria para futuros muertos En pasados vivos de huecos llenos En la espuma del aire En la esquina del grito Es En La Espina del dolor... ¡Abundoso! Es En El Silencio escrito... ¡Inmenso! Promueve conmueve en la medida del imposible
Solo La Libertad en el sepulcro Mortal en el silencio portátil en el cerrojo óxido en el crimen Pleno Ejercicio Saludable Por Ser Del veneno caminante Del acuerdo aceitunado ¡En qué cielo perdonarán! Las ausencias clavadas...
Al Santo Del Sillón Herido al morir mil cielos muchas veces muchas Tantas veces tantos en las calles tantas noches Tantos trenes tantas vías en las nubes sepultadas
Dónde El martillo clava y clava, ausencia sobre ausencia..... En la vanidad ____________multiplicada En las llamas ____________congeladas
Destejida la tormenta Por Las ausencias evidentes
¡Qué hacen trajes y collares! Los que viven muertos libres El desdén de paja El anillo prisionero El manojo amartillado ....¡Torrente!.... En_lo_que_cidooo. Del Espléndido Fracaso Todos, todos, todos... ¡Los vidrios asustados! Clavaron Más aguas Más letras ¡Secos huecos! Infinitos Clavaron, clavaron y clavaron... Sólo ausencias.
___Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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UN ACUOSO JUICIO
Agua tras agua, en el grande mundo, limitado y definido, la humanidad se ha descocido, del hombre mismo, que en la gota sueña, cómplice. Entre desierto y rocío, el egoísmo del amor escondido…
Entre la brisa y la nube… Alimentando los anónimos vacíos.
En el corazón incomprensible. Dónde los trenes detienen las vías. ¡Sin prisa. En las raíces del vapor azulado. Lento y como líquido péndulo, inclinando al horizonte. Tomando al cielo, cuando las calles vacilan.
Y pidiendo perdones insoportables. Enredando los tiempos en cualquier momento amontonado, de la silla gato amonedado. Como gotas que tiemblan entre crasitud y empalago por todas partes… Como cataratas resinosas, fragmentarias y disgregables enamoradas. Como la llama helada. La misma discordia escinde un cisma. Helada la llama como, divergencia diseminada. ¡Casaca dispareja!. Se derrite, se apaga y corre. Más despacio, no llegaba al final nunca, donde las curvas se iluminan con la negrura.
Y en el mundo los muros se alargan, y la humanidad pierde al hombre, y el humanismo es una quimera, en el amor que espiga entre fantasías, perdido enano metido en cualquier ombligo.
Como de los espejos huyen las paredes transparentes y las ventanas invisibles de los reflejos. Y en el desierto, la mano limpia su sed,
al agua, de la mirada extraña, al desprecio crispado del engendro, que tuerce todo, y vende la muerte, una tras otra, haciendo del olvido el negocio. Destella mensajero adiamantando tumbas,
rastreando cualquier ala, y petrificándola
en cada camino. Compasivo en exceso y arbitrario. Entre las voces gemelas de los ecos perdidos.
De fogarada fofa. De fusilar fragancias vivientes. Y litografiarlas. En El Silencio. Escuchando el palpitar de las ausencias. Y como las pasiones. De pandereta y castañuelas. ¡Pasa y pasan!. Fanfarria, gaita y ocarina.
Como las viejas plegarias. Dulzaína doblada, olifante despistado, como los nuevos placeres. Balalaika adormilada y Concertina anonadada.
Entre las huellas del Contrabajo, y los corazones gemelos del Xilófono, sonriendo.
Hileras dobles por la vida. Desde el Flageolet hasta la Tuba y Bombardón. Paralelas dobladas entresijo y recoveco,
que cambian y se aman, en las manadas de las maletas, en la cena sin expresión, en el hambre vertical. Paralelas quedan las sonrisas paralizadas. Y en su voz el agua. ¡Canta y sueña!.
Con la misma voz amarilla del desierto. El desierto del existir ignorada. El hambre qué asesina el alma. El ametrallar la consciencia. El apologista de la amnesia, que soñó en los pechos, de los helechos lechos. Pechos alegres techos, y turgentes confesos. Esperanzas absurdas, y comestibles ya, en la sequía, de la vida.
__¡Real!__ Cuando la vida vale menos que la muerte y se amerenga el desconsuelo, y se carameliza la crueldad, y se confisca el descontento, cuando el amor muere. ¡La cordura es el absurdo!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EL FÚNEBRE AMARÁS
El fúnebre. ¡Amarás!.
Llenó de eco los grandes huecos, los ideales envejecidos. ¡Ataúdes de libertad amarga!. El negocio, vende, al hombre... ¡Muerte viva!. Con La extraña musicalidad, enmohecida. Con Ausencias qué traspasan, ahogando. ¡Allá, en el fondo de este espacio!. ¡Aquí, en la misma esencia del tiempo!. Por ¡Dónde el umbral apila, enseres!. El Caos Como Morada. ¡Amarás. Amarás. El fúnebre amarás!. Al encarnar quizá las pesadillas. Los dioses, arrepentidos, ajenos al clima. De la tradición rehenes. ¡Fúnebres!. Del polvo, humano manantial, inagotable. ¡Arruinado descendiente, de las tinieblas!
La misma oscuridad.
Falleció aquella misma noche. Entre las velas de cera.
Al favor de las estrellas desfigurando. Al llamado de la puerta humilde. Entre los harapos desmoronados. ¡Una hoja del calendario!. E-l-d-í-a.
Elfun...Ebre...¡Amar...ass! Con El Otoño escritor de los veranos. Digno invierno de primaveras. Del cuadro, en el vestíbulo, abriendo. ¡Las cartas al bostezar!. ¡Las piernas torneadas por el jugo!.
El Desconcertado. ¡Triángulo, de naipes!. ¡Amarás, la muerte qué perdonan las rodillas!. ¡Amarás, al más hermoso fúnebre y tierno, desconsuelo, con la miel más lúgubre en la hiel!. Y Hasta el claro disturbio. de los pantalones nuevos, y las mangas del tallar, los pliegues menos apresurados.
El Fúnebre Amarás Está... En la ventana sentada. En la puerta recostada. Donde. El sofá en la cama preveía cavilaciones.
Inevitables sombreros bebiendo. ¡La confesión sorprendida de los trenes!. ¡Las barras bautizando mandarinas!. ¡Las estrellas conserjes del cementerio!.
.¡Amarás!.
Entre Tres nuevos nombres. ¡La misma cosa!. Entre La sana costumbre de atacar. El barniz digno del mismo engaño. ¡La libertad!. De partículas, innecesario.
¡Ah!. El fúnebre. ¡Amarás!.
La envidia del mismo abismo. De las libélulas talones. ¡Del oportuno sable ignorante!. Los millones, decapitados, cañones, multicolores. Al gorjeo monótono empedrado. Las maletas del abejorro de moda. Y la pólvora, elegante.¡Embargada!.
El amarás, fúnebre, amarás, fúnebre. Ante los ojos evidentes de la ceguera.(Semillones).¡Mejillones y aguijones!. Fun Ebre.
Al cómodo ceremonial incinerando. Al esfuerzo destrozado. Al vecino, débil, en la impiedad. ¡Indecible!. Jugando al dios embalado.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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GATILLAMADA
En la pasión refinada humildad escamoteada. Sometiendo los trenes a los gemidos. ¡Lo qué realmente no existe!. En la interioridad irrealizable exterior. En un jamás sublime. ¡Desligando los latidos inventados!.
_¡Amadagatilla!_
A su vez hermosas escamas. Del sombrero fundamental veraz. Alimento de lámpara grave. Diversión del parsimonioso. Agotada de las sílabas la fuerza. ¡Delgadilla engatillada tigresa!.
_¡Gatillamada!_
¡Qué un pajar al cantar cambia!. Al sol en búho, un pedazo del sonido. Con el efecto de siempre. Con los defectos accesibles. Ya, la dualidad frustrada, engendran. ¡El espíritu automático del gato!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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Felicidad pseudolumínica
En el lugar, del tremedal vivero, del pantagruélico suspiro de una sonrisa hubiera roto todas los trenes en la central, privilegiada, de los libros endulzados con miel, de repetida reimpresión del aderezo y barricada de vergüenza.
Por que la preceptiva que inmanente habita todo inocente hereje.
Por aquéllo del sistema de las convenciones con los ardientes labios, de la cláusula dolosa desinteresada orgía.
Por estéticos y dominantes que hayan sido los sueños de amantes, desparramados, desperdigados, en la insipidez, fosforescencia, en la separación de una violenta tempestad amor desnudo, paradigmáticos discursos, de lágrimas de tintas enamorada, dónde se mueven siempre los frutos del honor amalgamado, en el terreno de lo provisional y lo mutable.
La consecuencia más perceptible, pasión pasiva, de la distancia en escalones, corrosivo anverso, de ese mágico y brumoso amor , césped, huésped, áspid hasta el límite latidos codiciados de las posibilidades, cardinales, ordinales y del extrañamiento informal enriquecido, del morirse a medias.
Pararrayos Entrerrenglón, Elegíaco y Dionísiaco. Solo Luz....¡Licht, luce, lumiére, light!.
¡Luz imperfecta!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Rieles Descubrí que el aliento de los rieles brilla como guía espiritual de mi vagancia. Frente a ellos, todo disimulo falla Quedo rojo, sorprendido como un piano
Tienen los rieles la verdadera huella de mis ojos cautos. Miraron dentro mío desde que subí a su abrazo de viento, en esta dimensión sesuda del adulto.
Desnudo frente a ellos, como vacío impermeable gris, mis arrugados gritos de protesta.
Trepo en su pausado albergue para recorrer misterioso y azul las estaciones de lluvia donde se disimuló el temblor de una partida.
Vierto en su millón de dientes de madera la carcajada cercenada que se apretó contra el vidrio cuando se rebeló el pecho improvisando una puerta sin cuchillos para el ácido tropel de los gemidos.
Por eso los rieles, mis amigos, tuvieron que amamantar los nuevos sueños sepultando en desiertos los perdidos.
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Poeta
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