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DESVIVIRSE
Des Vivir Se No es querer lo que se vive. ¡Historia muerta!. Un poco después de calentarse las paredes. Del nogal incuestionable. Donde se fueron descongelando los talentos. Del patán la pataleta patarata. Cuidando al desorientado cielo. Con el saldo raído del hombro. Procurando divertirse por el camino. Con la invalidez rutinaria de las conchas. ¡Allá dónde, en cambio la escalera fue hábil!. Des Vivir Se ¡En el ruido de la nada!. Con el rostro en el dinero inútil. ¡En la brusca prenda del vestuario!. En los trámites del retrato vaccinieo. ¡Y un acceso difícil perturbando!. Del ratero miserable al levantarse. En el lenguaje ensordecedor de la mirada. Mucho más libre qué agitado, frasco fresco. En la silencia lucidez abrumadora, mecedora. En los talones elegantes, efervescencia, elástica. En las cacerolas olvidadizas, cucharas y tenedores. Des Vivir Se Tan vestido a la moda, divagando, boreal bórico. En la voz baja del tapete. La misma escena ilustre mosca. ¡Por los disimulados muros!. De las maletas imponentes. Y la razón escurridiza de las paredes. Del desconcertado barril en mano. Enciclopedias repetidas de madrugada. De la mirada penetrante, urdidera y uranometría. En el trayecto al despertar la medianoche. ¡Satisfecho anfitrión en una jarra!. Des Vivir Se ¡Con el infinito en el equipaje!. Sin saber recelar entre lentejas, de albaricoque. En los años de ligero peso, del zumaque. ¡Cómo lo hubiera hecho mañana enmarañado!. Sin bostezar ni entreabierto un cuadro. del coloquio, cobre, carbón, cabreado. Con el ánimo guardado. En el vestíbulo del vapor aturdido. Y con toda la anomia interpretable. En la vigilia del espacio un curvo cuervo. ¡Cómodamente e inveterado un ficcionario!. Con los vecinos inolvidables, del bancal barajar. Des Vivir Se Y acariciar un oculto diccionario estentóreo. Tomando la verdadera historia. Sentado a la mesa anudado. ¡Antes de empezar la mañana por la tarde!. Sin ser insólito de nada. ¡Solo sepultando la broza de bruces!. Lo que sonríe al margen predestinado. Pasión de momo mollete y momia. En la voz del soplete y el taladro. Con todo el subarrendar emplegariado. Y la ejemplaridad del cementerio.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Palabras, palabras, nada más.
Desbordada la sangre del dolor fresca, a la ceniza de la rosa encarnada, impaciente de la fuente desespera, como un grito que temblar hace la carne. El Camino ¡Qué al entrar, dice disfrútalo!. Acaso. ¿Aquí eres nuevo?. En el entrar. Sin más trámites. Solamente. ¡Nadie sueña!. Y solamente. Escribe al aire. Palabras y palabras. Nada más.
Pa La Bras Y más, demás, en más, pa-la-bra-sss.
Palabras y palabras. Estarán éstos ayeres. ¡Salpicando las palabras hombres!. Sentir del arco, de flechas iris, hoja y lágrima, rama y pestaña. ¡No qué no, en, el sí porqué, sí!.
No siempre lucha perfecta la letra trémula. ¡Tan inmensamente poco!. ¡Tan abundante pérdida!. Rostro del tesoro. Atónito de plata.
Palabras y palabras. Consuelo solitario. Austero narrador del tiempo. Consuelo satinado. Con sonoros regalos. Del pálido silencio. Y Entre palabra Y Palabra, vez de confusión. Dicen las noticias
Los datos es...tad...ísti...cos. ¡Dormir quieren al sueño!. Hondo lenguaje, paisaje nocturno. Incertidumbre. Nue-va-pro-fe-cía. Del Antiguo sueño. Profunda galería. Necesidad. Del incorregible y montañoso viento.
Wort, parola, word, palavra, parole. Nada. Na-da-más. Nichts, niente, rien, nothing...Palabras Palabras, solo palabras.
Nada más siendo cazador de bosques. Luz intacta de la sombra dulce. ¡Dónde yacen las palabras, el silencio duerme!. Y... No desnudo este camino. Ni de casas. Ni de paisajes. Entrados años al día. Síguenos en el camino sin sitio. Palabras y palabras. ¡Aquí, no sé, porqué, aquí!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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