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La llama de la vida se renueva, los brazos Abrir, brotar todos los sentimientos buenos hacia fuera De nuestros corazones.
Qué lindo sería si no hubiera ningún mal, La enfermedad y la envidia, Y el mundo saber sólo Momentos de felicidad.
Yo creo en Santa Claus, Creo que hoy puede Hacer mi petición.
Nada que pido para mí, Tengo todo, Mis hijos, mis animales Mi madre, mi compañero Mi casa y mucho amor Escondido dentro de mi corazón. Oh, el sol, el brillo de las estrellas, Y un camino para la banda de rodadura.
Quiero que papá está muy bien, Junto con la abuela y mi hijo Donde sé que pronto conoceremos, Y como Aladino, sentado en las nubes Blanco como algodón.
Pero tengo una petición: Que Dios me dé paz, paciencia y comprensión Aceptar los designos del padre.
Y que en esta finca, con mi Hijo de un momento de silencio Y que este silencio, brotar una oración Pedir ayuda celestial, para nosotros y para todos De este mundo.
__En este mundo cada ser es un minúsculo Bud enviado, al amor de la práctica, la paz, Ayudar y ser feliz.
Jesús, Dame una vez más, Me deja vivir un poco más, Y caminar con mi, En la búsqueda de su felicidad, Que ser feliz, me voy.
Los pocos amigos y los que no son. __a vivir en paz, buena salud.
La magia del amor, Es eterno, como el nacimiento El hijo de Dios.
ltslima
21.12.215
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Poeta
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La intimidad (Dadaísta)
Atrás de aquella nube he dibujado, alegre, la voz en la tarde voluptuosa del invierno, al estremecer la hierba con una sonrisa, que deja la mesa bajo el jardín anhelante.
Aunque las letras son de cera virgen rosa, los cabellos ya no traen pañuelos verdes, donde las frambuesas están llorando sal en la procesión de las caderas ligeras.
He encontrado la tristeza, danzando arrugada, en el atardecer de un clavo dormido con fiebre, acariciando los sueños con las palabras de una hoja con el rostro de un insecto distraído.
Todos deseando traspasar la luna con miel en la lentitud ondulando lubricada dulce anudando anillos al suspiro azul erecto con la frescura del clavel satisfecho.
Aquí ha llegado la calle, inquieta obligada, hablando de los troncos, secos al caerse, en la ventana que duele al techo indiscreto por las dudas en traje de baño muy corto.
Ya ni el sueño del sombrero quiere más que al miedo de las flores en camiseta ni los muslos del fuego en una caja abierta donde una oreja ladra a la luna por minutos.
Aún cuando los ojos están tejiendo al hambre los sentimientos mascados en la orilla dura cuando se fuma una naranja con las rodillas al filo de una cama bajo el árbol temeroso.
Piensa cuando nada de esto sucede, un poco, como al verlo, sufre la leche al secarse roja, por oír llover los caballos con arena blandos en la noche desnuda sabor a miel varias veces.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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La negra noche cubrió, la magna cúpula universal. El tiempo detuvo su andar; en aquel páramo, de no olvidar.
El aroma suspicaz de las rosas. Se mezclaba serpenteado, Entre las tenues ráfagas , De nuestro idilio atormentado.
nuestro tremor muscular, descolgaba la pasión. Guardando sin mesura, las pocas gotas de razón.
nos cubrió la burbuja de la ansiedad y el silencio sin aire, sin viento solo tu en mi asiento.
Y yo navegando en el placer, Estrellado, de nuestra Burbuja, de amor anhelado.
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Poeta
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SOMOS BARCOS
No entiendo porqué no entienden todos. Que vamos en un mismo barco.
Como barcos, hermano, escucha, escucha bien.
O salimos todos, o todos nos hundimos. O sin darnos cuenta, el humo nos consume.
Y cada vela y raíz nos abandona. En la pena y la ausencia.
Con la pobreza ajena, la ajena y la propia. Como es que no se ve, vamos dime…No lo sé.
Salgamos todos. Todos de una vez y de la mano. Hombro con hombro, sobre las olas del destino.
Y como buenos barcos, con el timón. Con el timón en cada dedo.
En cada aliento y esperanza. No dejemos que las velas, nos velen algún día.
Hermanos y como uno solo en el océano. Este océano, tormenta y tristeza y pobreza.
De alma, bondad, justicia, paz. ¡De piedra que habla!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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