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Desencaracolándose...
Y así fue al tiempo quitando, las ideas y la cabeza, un alfiler al cruzar la calle, sola, por el sonar___¡Desencaracolándose!. Saludando las campanas, desarmando los carneros. ¡Al frente del gesto!...¡Qué grita!. Escapando, acelerado, la esquina, herida sincera, doble novela. ¡Lámpara en vidrieras!.
¡Qué repiten y repiten__ ¡Polvo al polvo!.
De la tienda... (Tundra en tinta). Vendiendo los recuerdos. Tabernas ojerosas. (Asados caracoles). ¡La sed embotellada!. En el tranvía del desayuno.
Al Fondo De La lluvia____Un caracol. Al tocar la puerta. El espejo, en la escalera. Reflejó, una, una, una, distante luna____Un caracol. ___¡Sin serlo!___
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Rindióme al fin el batallar continuo de la vida social; en la contienda, envidiaba la dicha del beduíno que mora en libertad bajo su tienda.
Huí del mundo a mi dolor extraño, llevaba el corazon triste y enfermo, y busqué , como Pablo el Ermitaño, la inalterable soledad del yermo.
Allí moro, allí canto, de la vista del hombre huyendo, para el goce muerto, y bien puedo decir como el Bautista: ¡Soy la voz del que clama en el desierto!
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Poeta
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DESENCARACOLÁNDOSE
Y así fue al tiempo quitando, las ideas y la cabeza, un alfiler al cruzar la calle, sola, por el sonar____¡Desencaracolándose!. Saludando las campanas, desarmando los carneros. ¡Al frente del gesto!. Que grita. Escapando, acelerado, la esquina, herida sincera, doble novela. ¡Lámpara en vidrieras!.
¡Qué repiten y repiten___Polvo al polvo!.
De la tienda. (Tundra en tinta). Vendiendo los recuerdos. Tabernas ojerosas. (Asados caracoles). ¡La sed embotellada!. En el tranvía del desayuno.
Al Fondo De La lluvia____Un caracol. Al tocar la puerta. El espejo, en la escalera. Reflejó, una, una, una. Distante luna____Un caracol. _¡Sin serlo!_
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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AMOR DE CENIZA
Enamorado al final del fantasma dormido, queda una sonrisa leve de insomnio, cuando el tiempo se desvanece, subiendo la lejanía al cielo.
Con la punta en la frente obscura carga, de la nada la mitad sin esperar, la llave que llueve tinta hábil.
Ocupado en diversos oficios entreabiertos, llevan de moño un vaso gris, del color de la modestia fútil, impermeable al gran arroyo.
Caído de la tienda sangrienta imagen, muere frío el olvido llorando, en la calle inundada, aunque no los vea, el domador que resulte.
Las felpudas lámparas de los peines azules, progresivas bambalinas de calles, dejan en el mercado las tortillas, qué pintan sonriente al cabrito.
Como rueda el dinero marchitándose, bañando con números cada palabra, sin mirar que llueve una obscura, concha al antojo sin sonrojo, de la marea al retirarse.
Con la sexta voz de los dientes amargos, el tacto sutil da pena espesa, empañada parcela del cristal, hay un chubasco calcinado.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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SALVÁNDOSE DEL HAMBRE
El amado empeño arroya la corriente. Desbaratando la cortina. Antes de querer___¡Ser invisible!.
Pañuelos panales abejorros deudos, ventanales enlamados ríos desplomados, hora y hora, reza abrazada incapaz, la gabardina dejada como prenda, en la tienda de las velas barcos, y demás, están las cortinas invisibles.
¡Comer!___Si antes, posteriores hambres, lo premian apremiantes, después de desnutrirlos. ¡Representeros encementados!. Carcomidos harapientos inflamantes. ¡Otra vez ayeres mejores!. Descomiéndose los huesos ilusos. De cavernícolas arrullos secos. ¡Sin son ni ton!.
Salvo al alba. Y canto al sol. ¡Obscurecido!. Y... ¡Ya!.
Ya descansados y de fácil uso, absoluto in culpa, pleno y matemático, becerro y llanura la blancura, verbigracia acerado el velo flamea.
Del hambre salvado empeñado. Todo... ¡Hasta el hambre!. En la tienda tiende y extiende.
Y como de milagro. Mil campos sueñan encampanadosss.
Por un allá de cualquier parte. Al co-razonable. Y ¡Oh!___De milenios conocidos. Esenios luego desconocidos encarnan.
Por ...El huso la rueca móvil. ...Enmienda inmundos subterráneosss. ...Y modificaciones algebráicas. ...¡Prolongados cauterios!. ...Corriente. ...Acuosa de básico contexto. ¡Coco, dátil, insólito, inconsútil!.
Aquí, también, hay, ya llamas, falamas, jirafas, camellos y caballos.
Delfines inequívocas sardinas. ¡Lenición de macrolengua!. Proxémico y protónico. Desnutridos insalvables sepulturas. Monturas montañas leños añejos.
El amor enova doestrella lejana Puesque... Con una mano ama dice, y mata luego con la otra silencio. ¡Todo el apetito pequeñito!.
Amorido hombreado por la espalda. ¡Es mejor amarse satisfecho!. El hambre, alambre hiela. Cualquier fuegooo.
Amores herraduras cerrojos, encadenadas restas multiplicaciones, divisiones humos diplomáticos, periódicos inventos auténticos, imperdibles genitales lacónicos.
Por amor del alba. Salvaje viaja el vientre. Y Mañana En la mañana morirá ante, el naciente sol de la noche tardía. La luna del espejo que refleja. ¡Ése, éste, aquél!. Tiempo, tiempo.
Tiempo De Relojes paralíticos. Como lirios, nardos, azucenas. Y claveles sin los cielosss.
Hambre, hombre, el hambre. En los hombros lleva el vientre.
Y siente, sálvate consciente. Cien consciencias en la mente. Ya no lamentos.
Deja ese caudal, puntual, redondo, de la superficie lánguida. que allá halla insensible. Y... ¡Termina como sombra su caballo!.
Y no fabricándose. La pobreza cadavérica del alma. ¡En la luz del ataúd!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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