La Montaña Había qué Restregarla ¡A fondo!... Y sobre todo, después de tantos metros cuadrados de familias en las nieves quemadas por los mercados en los elevadores inventando nuevas duchas a los recovecos de las pijamas desagradables y prepararlas para el desayuno por la senda de compras terminadas escandalosamente enjabonadas ofreciendo muslos de vidrio molido en micrófonos de las palmeras plásticas caídas del mástil del sueño amarillo charal... derramado en la mísera cocina a las tres de la mañana allá también... repetirán los destellos...
Forasteros cuando menos se lo esperen.... los escudos...inocentes...cuidadosamente almidonados... en los sótanos tiernos midiendo al farol... del mármol el tamaño de las cenizas para las nuevas... urnas después de las transfusiones a casas y aceras...
De las calles asombradas contra ....el pecho en la orilla del pañuelo ........arrancando el cuero qué de nada sirve mimar...... al escorpión y pedirle frijol ...asado estando... desarmado el margen... selvático de las pestañas comiendo lodo...
Antes de urnificarlo entre un vertical anhelo ingenuo y una horizontal inmune inexpugnable..... con el horrísono recuerdo de los hongos al guardarse... el milenio anterior las espaldas.... que desde las estrellas del apoyo....
Están bebiendo ceniza las chuecas lágrimas entre... pausadas muertes secas... ¡Qué venderán el desamparo... tristemente estando afuera de la tormenta... jugosa tecleando ...el olor repleto de la montaña!.