DESINTEGRACIÓN PROGRESIVA
Mudas las noches duermen,
saltan del sueño, sienten,
y piensan encontrarse,
almohadas despiertas,
al sol cantando,
y el mañana sin nublados.
Enrojecidas, inertes,
las almohadas ya no sueñan.
El cielo perdió al azul, y perdió,
azul el mar por ser sangrado.
Acorta la vida el arma,
y el miedo ahoga las razones.
Silencios como escudos perecen,
silencios como conchas.
Ausencias como agujas vienen,
ausencias como olvidos parten.
Alientos como vientos tristes,
latidos como corazones yertos.
La memoria se ahueca,
se borra, desaparece.
Sepulta entre los ojos,
petrificados, sueños, ácidas, lágrimas.
La consciencia abandona la cabeza,
perece la virtud,
y busca otras épocas, una brecha,
por donde iluminar otra especie.
La muerte recorre el aire,
desbocada, hambrienta.
Los anhelos se desvanecen,
sepultados por los hechos.
La ambición de ocultar invade,
el corazón de las fiestas,
el amor por el poder.
Reprimir, el valor de ser,
consciente, libre domina.
¡Suprimir al silencio mismo!.
Ocultar miles de ausencias,
con cientos de olvidos,
diarios mudos vendas blancas.
Los silencios y los féretros,
en el rincón de promesas.
Y un acordeón despistado,
como un himno patético, resuena,
delante del incontable,
cadáver que aparece,
en la tierra destrozado.
¡Por ésta!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez