OJALÁ UNA VEZ...
Tal Vez Sea Necesario...
Una vez, de la casa la sonrisa. Célebre. Creativa, al filo de una calma vaga, resplandeciente, la magia lúgubre de media noche, florecientes, las piruetas de tormentas, inanimadas víctimas, transformada horda del claro hervor del vespertino grillo, mientras los cereales compran bicicletas.
Luxación, asimétrica y monstruosa, por el débil y cansado, áspero camino, balbuceando apenas, burbujas oxidadas, tiernos, los zapatos prometidos, los guantes dulces, abatidos, en tristes campos en rebanadas áridas, semillas, en un delfín en reflexiones embebido, oráculo, inclinado sobre una roca, humilde, y un viejo y raro jazmín de bolsillo, y audaz cangrejo, por un libro de secretas miradas de musgo, en lo siniestro diestro, en la olvidada ciencia, de los adobes pajas.
Las abolladas boyas, del cayado callado, las vestiduras cabeceando, sombreros, casi dormidos, diacríticos acentos, prosódicos, a lo lejos de los labios oyóse de súbito un leve arrullo de golpe, como si el humo temblara feliz, y vibrando suavemente tocaran, los rostros, tocaran la frescura que sumergida sobrevive, las letras que mecen palabras, los ojos perfumados ayeres, las canciones música, y la humanidad a todo hombre.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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