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AMOR REFRIGERANTE ASTRINGENTE
De Los Sentimientos radioquímicos. De Los Galvanoplásticos suspiros. A Mor Es...¡Saugflasche, poppatolo, mamadeira!. De Refrescos... ¡Erfrischungen, rinfreschi!.
Desde La pantanosa devoción. ¡Vitalmente silvestre!. En el sueño del axis mundi. De La inconsciencia inevitable. Del automóvil descarnado.
Descarado, cuando vienen los submúltiplos difusos. en los astros enamorados, a beber, a ordenar, el amor de los dragones, de los pobres, insalvables, regalando el paraíso, con esqueléticos perdones.
En la arcilla, en la luna, con el calendario en comprimidos, y el barro muerto, y duermen los ramajes, hojas equivalentes, de las fracciones, en cuadrados pensares, ¡Salvadores de los mismos dioses!. ¡De los escarabajos y gusanos!.
Y las monedas, ocultas, con los mágicos perdones, en las rodillas de los panteones.
Incapaces ordenadores y decimales. De la variación inversa. Productos del sentir hueco, humo, de pasión, en tres sesiones. y alumnos de las herramientas, de las cronológicas hipótesis.
¡Amor de las pulgadas intoxicadas!. ¡Compasión del alfabeto carcomido!. ¡Amor de las millas cuadriculadas!. ¡Compasión de música kilométrica!.
Con un reloj reprobado, por los pequeñísimos, minutos inmensos, segundos ligeros, en horas vanas.
Que cantan. Que castran. Que administran dosis crecientes. De crisis demenciales. De craso miedo. De vertebral ingenuidad de orugas.
Amor Que anula la consciencia de la carne. En Las horas antiguas.
Pronunciando el nombre, de crónicas lesiones, en esta noche oscura, estrella, del nombre que suena hostil.
Más lejano, que nunca. ¡De la consciencia petrificada!.
Más lejano que todas las estrellas. ¡Del sutil festín!.
Y más doliente, de los opuestos, de los semejantes, de los hombres, indefensos. Ante los inclementes perdones de la consciencia pura.
Entre la mansa lluvia, que del océano sangra.... Grillos y colmillos, amoor refrigeeerante.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Cuando derriten los dolores
Cuando tras largas ausencias, todo se llena de culpas, muy íntimo, muy húmedo, cada párpado de labios resecos, en la presencia de horas, frecuentes rostros perdidos en tiempos polvorientos, palabras boca abajo, en la más pura memoria de nada, de cobres ardiente, y telarañas en piedras.
Es Cuando Los Dolores Derriten.
Una vez, de tristes verdades desnudas, las conciencias bebiéndose ocultas, como copas de luz espesa, frío hijo del collar enigmático, tumulto, de horas vestidas de tierras ignoradas, donde la paz huyó y las lenguas florecen.
Es Cuando Derriten Los Dolores.
Dolores que nadie ha mirado, por dentro, por la sombra de puertas obscuras, voces que llaman, voces que queman, los cielos albergues lejanos, lluvia cansada del fruto silvestre, uno de tantos caminos gastados, mantos enredados de serpiente, que nievan pupilas al viento.
Es Cuando Los Dolores Derriten
Cuando una vez, los dolores derriten, los columpios sin duda, imploran los cantos antiguos, de aves que inventan respuestas.
Es Cuando Derriten Los Dolores.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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