Esta noche con ojo de buey lunar, al que el viento le corre nubloso cortinaje, yo, marino noctívago, me quedo sin la iridiscente lumbrera que, aun fútil consuelo, me inspire los primeros depresivos versos a tu desamor.
¿Habrá juzgado el viento que tu indiferencia sideral y mi numen de melancólico albur, son incompatibles? ¿Vio lo tuyo un firme desdén y lo mío un desperdicio lírico? Seguramente... ¡Pero qué lástima que la noche sea tuerta!
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Poeta
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