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Egregio congeniar
Mudas las sombras dicen: O sigues igual ¡Qué esa luz! ciega al grito ¡Qué no ve! deslumbrado Sin voz Sin pez Tal vez Mudo De escamas Acolchonadas ¡Nudo! De albas ennegrecidas intimidades intimidadas interfoliadas interjección... Intermitente.
¡Oh, vaya! Egregio Congeniar Tornasolado engendro... ¡De la nueva luz!.
Mudo nudo Desnudo Al callar O cambio Al desnudo ruido Al mudarse en voz ¡Palabreando, ladrando, nadeando! Por El nudo de lengua y silencio.
¿Mudo o sigo igual? Sordo, dices que te preguntas. Hablando del silencio a otros peores sordos, ciegos y mudos. ¡Camarero sin cámara ni recámara! En El acuario... ¡Camarones!. De Los Camaleones Sin sábanas Sin almohadas Sin rones Sin leones ¡Callados, aún con callos! Del Caos Provocado Bajo Una Claridad De estrellas destilando cadavéricas letras ¡Sin sonido! ¡He ahí hermandad hipócrita! Hilo homicida Honorable horror Hoy Huésped.
Y mañana ¡Mudo! ¿O sigo igual? Dices : ¡Qué me pregunto! Si te preguntas. ¡Nada sé!... Y si lo sé... ¿Mudo acaso mi silencio en palabra? ¿Cómo, cómo, cómo? Letra... ¡Ni alfa, ni omega! Soy analfabeto... Como una letra Sin sonido... Herido hoy, he hervido hielos, humeando, hostiles.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ALMANAQUE INCONSCIENTE
Fue por esos lunes sin lunas, que los lunares corrieron al viernes, que de ser tanto martes de piedras, los jueves plantaron ladrillos, en las sábanas que el sábado sabe, del domingo que duerme semana a semana.
Almanaque en el corazón de una bala piadosa. Inconsciente que afeita a las navajas en segundos. Días del baño que pesca con caña. Almanaque inconsciente del microbio que aúlla. Y esclaviza cualquier idea. Con la anónima caricia. ¡Sí, caricia, caricia!.
Del más muerto que dice lo contrario. De pintarle al mes los días. Y limpiarle el baño a las horas. En los minutos golpeados. En las playas del protocolo. Del mar en camiseta.
Almanaque acompañante acorazado. ¡Qué no llueve y camina sobre el aire!. En el verso que no salta. Inconsciente. Donde nadie defiende al polvo. Ahora. En el verso que no leen. Inconsciente. Donde todo queda ardiente. Ahora ya.
Almanaque del metal que sueña tintas. Inconsciente de las palabras redondas. Reptando voces que al pecho encierra. En las plumas las pupilas y los dardos. Desprendiendo al sueño la pesadumbre. ¡Qué teje rojo al ojo, la celeste esfera!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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P.O.L.U.C.I.O.N.E.S.
Caminaban. Cantaban las estrellas. Los ríos tomaban un baño. Un lago sigiloso se aislaba. La cálida luna limpiaba unas ventanas. Ellos tejían caleidoscopios desnudos parpadeando dónde doblan los suspiros el ritmo indócil de las campanas entre cóncavos y convexos, navegando una alcoba sin romper el secreto éxtasis haciéndoles visita latido a latido los minutos miraban pasar los colores caudalosos lentamente decorando el instante unidos entre puntos... fosforescentes con el ímpetu y el alma cultivando enredaderas en las sábanas vertiginosas de una brisa qué acaricia las pulsátiles pupilas, ondulando las paredes unos pálidos silencios al tocar flotando el fondo de los jugos compartidos al bajar las nubes cada rodilla en el cristal hecho de flores trigales y claveles... Recordaban. Las manos a menudo. La tarde cayendo tibia. La serenidad de sobria escarcha. El césped refrescando alegremente la puerta.
Esa vez en la hamaca contemplaron el cielo brillante con las alas de inocentes mariposas ajenas al reposo de la luna sin tiempo para pensar de sólo recordarlo en el vientre del camino con el aura fascinante del pasado hecho de un grato sabor terso durante su recorrido adentro de cada sensación esculpiendo la voz suave de la memoria vislumbrada en la humedad acogedora del clímax ordenado por la música vibrando al liberar el sublime estado de los muslos endulzados con el júbilo espléndido y armónico después de recordarlo.
Caminaban. El reloj buscaba el tiempo. La memoria se levantaba para recibirlos. Y... La hamaca se hallaba perfumada por la brisa interminable de los instantes cubiertos de habitaciones en un hechizo tan real como la rutina del cansancio al colgar un reflejo tres espejos en la niebla sin atuendo del camino detrás de las primeras pisadas cuándo se escribe sin letras la historia repetida del futuro. Caminaban... ¡Sí!. Caminaban apasionados mil sueños en un cuerpo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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INCONSCIENCIA CIRCULANTE
Solo el pasado viene delante. Es el azul frío en los corredores del bosque el que muda las hojas de ojos alados. ¿Quién duda del rojo del llanto y del blando diamante esponjoso?. Del perfume y de la luz sepultados en la dura ley del tiempo bajo la tierra con la ardiente flor sangrante hecha solo de ausencias permanentes bajo las sábanas mortuorias hermanas del más allá sombrío. Porqué desde el aire se abren las puertas rechazando el agua que dibuja sus olorosas lágrimas qué desgarran el silencio pálido en la frente con sus nuevos procedimientos expresivos. Pensaba y decía:
Anteayer nadie esperaba morirse pensando vivir en esa mínima realidad torcida que tejía caminando los intentos ficticios qué también surgen del espacio soñado en la forma más amplia como un acto de ruptura sin limitación. Cuando el descuido acecha cualquier atención despeinada, y en la memoria derramado el olvido cansado de apatía entre las brumas y mortales estertores.
Afuera el calor a sábado golpeaba la casa sin mostrar ninguna impaciencia en el libro de registro de huéspedes de manera que había oportunidad de hacer grandes cosas con la frescura de esa estupenda ocasión. Se quedó pensando un largo rato. No se oía ni una mosca. Desmontó la nube y la quitó del cuadro con un trozo de lápiz. Simplemente se había cansado de estar inclinando la cabeza en los ascensores, y pasillos de la carrera de atropellos, sintiéndose como un marginado hundido. Y allí se quedó, mirando al suelo subir por las paredes con los ojos encendidos, con las plantas secándose al sol acuosas.
Luego el techo se burlaba de él porqué no asentía ni comprendía. Recordó también que aquel año había gritado más que de costumbre, hablando de inseguridad, y que lo habían ignorado demasiado. Unos hombres que estaban en el patio saltaron a una fuente, y lo alcanzaron y sacaron cuando ya había decorado mucho vapor; lo llevaron a la montaña. Estuvo unos meses en silla de ruedas. Además de morirse un poco entre las piedras estoicas por la vejez de los pueblos con las huellas de los fantasmas y truenos. Algo giraba en su cerebro perdido, y la memoria era una hoja blanca qué de pronto desaparecía para luego surgir, del otro lado, recubierta de ilusiones indiferentes con soles empapados de noches arrastrados de amarguras en el mar de una patria vacía dónde aún hoy se aproximan las miradas catastróficas.
Delante, el pasado languidecía, y luego moría naturalmente, sin saberlo y sin quererlo. Esta vez, el mismo se había conseguido un regenerado sufrimiento, el que sabiendo como iban las cosas soportaba otra dura y apremiante prueba. Era una extraña escalera cubierta de una fina película de olvido, dentro, se veía una enorme habitación que a continuación se cierra entre las caricias solitarias y el dolor de la voz de amargos densos con el aluminio del viento. ¿Inconsciencia, agonía perenne, fracaso?.
Circular por la vida y la muerte, con el rubor en los dientes del suelo y los peces adorando unos caballos se encontraban las orugas entrelazadas a lo lejos con los blancos alaridos de las noches en el viento equivocado de la nieve... Pensaba y soñaba. ¡Tal vez no!. ¿Quién podría saberlo?. Levantó las cortinas, y la mañana se había esfumado llevándose la noche y su recuerdo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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D-U-R-M-I-E-N-T-E-S.
Entre los sueños más viejos temblaba el silencio estremecido hecho de cenizas qué rugieron al tren curvándose los circos los malabarismos entorpeciendo sin rumbo, deslizándose las escaleras que corrían entre la euforia asustadas intercambiando murmullos multicolores en el mismo patrimonio de las almohadas qué deambulan acompasadas comprando al día sus noches suspendidas del río entre destellos. Dur Mien Tes Entre los sueños más nuevos van los suspiros turisteando infiltrando voluptuosas estaciones por la posesión de la entrada de los caballos dibujados en el mapa de los titanes en ruinas imberbes de las palmas inseparables absurdos de las excursiones muñecos de trapo en las sillas de portátiles licores en las palabras qué callan dramáticas el tiempo creyendo perdido encuentran las sábanas de nube y al reloj dormido.
Dur Mien Tes Entre los sueños balanceándose está la creación gestándose protagonista en los andamios que la oportunidad maldice escatimando al abanico al frente de las nubes y los armarios inocentes en las contiguas cortinas acongojadas fracturando al aire fidedigno en la lucidez ¡Sin fin, rugosa!___En el suspiro estéril. Al esmeril de la obsesión por el verso. Indubitable albino bajando la ventana, el frío en las fórmulas honradas de la foto, de los años seis estridentes tragedias infames.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Líquido Temblar
Por el sudor devorado en las noches, deshojan lunas el mundo vacilante, en los dientes de nieve despedida, del perfil dónde siembra el mandril, copas del torso ardiente despacio, en el declive abandonado del tigre, un elefante ansioso planta mariposas, en la penumbra batiendo alfombras, en la espina bordando cristales.
¡Oh!.Líquido.¡Oportuno!.¡Ah!
Porque a veces comen los platos helados, las cenizas de las manos una rama caliente, con el pulpo bajar del muslo a la mirada, en los labios humedades fijando dulzores, por las arpas del fulgor del mástil firme, del puro ramaje gimiendo laureles cerezas, de la espiga punzante temblando espumosa, las sábanas de la sed inundada del perfume, en la fiebre de las gacelas sin sueños.
¡Ah!.La fortaleza inspira.¡Oh!
De la dicha párpados límpidos, aquietando el algodón resonante, ávido antes de erguido al cierre, de las puertas al ritmo bailable, por la noche del nogal sonriente, hablando del dátil turgente la esquina, siente la cabeza el tibio vaivén miel, de la entrada el roble doblando lunas, cada lábil sueño de manos despiertas.
¡Oh,sí!.Más trepidante que trémulo.¡Sí,oh!.
Del espasmo ardiente del durazno, al vapor del aliento alumbrar, el fondo de la piedra alegre, donde la mirada gime de ganas, al dormir burlón del mármol, rosado recuerda el reloj parado, al impulso en rayo de luna, por todo el interior de la fragua, y del acometer fosfóreo celeste.
¡Líquido, líquido!. ¡Oh, sí, ah!
Con la humedad de la selva delante desnuda, entre el momento que vibra cercano ligero, quedando del brillo triunfante anhelando, la nítida fuente profunda silente bordando, y estando quedando la noche en su sitio, y guardada la luna meciendo su cama descansa, por los vuelos de la seda del torrente tibio, dónde el tiempo inolvidable se atrapa fácil, en el próspero temblar afortunado líquido afán.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Mieluna...
En la miel corría la luna Enamorada En la versión simplificada Enardecida Del erotismo un maravilloso truco
Delicioso Del mercado bajo el vidrio erguido
Delicuescente
Amor amanuense dulcificado Amor amartelado Amor amatista Amor ámbar
Entre los compases de sábanas repujadas
Mieluna Entre las calles caminando sus ventanas
Son Solo lo que son.
___Honig, miele, mele, honey___
Como El sol quieto Arrugaba el jardinero En el recipiente de la tarde En el enfurecido césped Los rayos desesperados Quieto el jardinero El sol arrugaba De la tarde Césped
___Mond, lua, lune, moon___
Como En El Enfurecido recipiente Desesperados Los Rayos La luna Corría En la miel. ¡Sed se da sedosa!.
___Seide, seta, soie, silk___
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EL LECTOR "X"
Léase qué leía... La música empezaba a desvestirse, empalideció en el rincón y quedó inmóvil, el silencio derramó la puerta del fondo serenamente, con las sábanas tibias de la brisa, al borde de los senos, enteramente dí- ferentes al caer. Los ojos de la noche.
Había cruzado esa dimensión, flotando temblorosa la espiral, del cuerpo dejado atrás como ceniza, como una gota, arena, grano. La tierra muda de sorpresa ya no existía en los mapas estelares, según la fuente de los rumores casi contra- dictorios en la Caología Teórica de la Metafísica Ondulatoria.
Léase que leía... A veces, nada más para confirmar el mantenimiento hipotético de la humedad en los bosques de Venus, posterior a la introducción del valor inverso del cilindro en la Ley Corpuscular de correspondencia.. El lector "X"... Conocido en los anales de la Mecánica Clásica de los cuerpos blandos y en los descubrimientos termodinámicos aplicados a superficies elásticas. Estaba preocupado en su más reciente experiencia, sobre todo en el campo transcibernético de transporte extracorpóreo.
Si bien, era matemáticamente probable en la Lógica Simbólica de características sagradas, él llegó a seberlo por cuenta propia.
En esa dimensión, los trasplantes de alma eran una cosa sencilla, y los espíritus podían elegirlas. Ya no eran solo rumores, tenía evidencias subjetivamente interiorizadas, y convenientemente materializadas para dejarle convencido de ello. Pensaba y pensaba, letra a letra, en los diferentes lectores qu le servían de apoyo, ópticos, lasser, biomoleculares, trans- dérmicos, de microimpulso neuroeléctrico y demás.
En su nuevo traje invisiblemente brillante se llevó la cabeza a las manos y trató de elegirse un alma apropiada, sin muchas vidas superficiales,y de pecados abolidos, recubierto de apariencias insubstanciales, de reproches a la gramática cuántica, se decía un tanto incómodo, entre la notable expansión desinformativa del hiperespacio. Y la fractura dimensional en el campo transcibernético, que hacía esencialmente raquítico el banco almogénico sacro-celeste, en esa dimensión de su experiencia. Léase qué leía... El lector "X", carbonizado entre las urnas fantasmagóricas de mercuriales cenizas plasmogénicas y etritrocíticas ingenuidades. No obstante... El eco de la voz retrocedió a la dimensión previa, y decodificado el mensaje convenientemente, de manera objetiva significaba. Un... "Ustedes los hombres creen qué ésto es muy fácil, uno debe elegir su alma, con el pasado y el futuro fusionados, y con la esperanza limpia de culpas, por los inframundos angustiados, aún después del viejo truco, y del azul celeste de su cielo" Pero... Nada de dientes apretados. Ni de llorar soles. Entre lágrimas verdes de nubes. Ni de cultivar sueños. ¡Aquí la realidad devora cualquier pesadilla y no hay a quién echarle la culpa del infortunio!. (Los chivos expiatorios no existen y no se crean). La causalidad es geométricamente esférica y el espacio inmanente se calcula en la autodestrucción, programada desde lo extracorpóreo del área vitalmente compartida.
El lector "X". Léase qué leía... Pero en lugar de analizar el común denominador como un poseído, leía... Y, Z, W, XXX... Después de todo, la inercia contemplativa construía una intimidad compacta entre los ruidos indescifrables, rugosos y calambres, al cerrar la puerta al mundo. En el fondo, el lector "X", sabía que pasaría largo tiempo renglón tras renglón, antes de comprender los fenómenos anteriormente descritos.
Esta vez, estuvo observando sospechosamente el sonido de aquél idioma incomprensible, a primera vista, con giros monosilábicos y guturales unos, y en otros graves y aglutinantes galimatías...
Por lo menos, así le parecían en la imagenología acústica que había desarrollado, al haber cruzado los campos dimensionales por una teleolisis trascendental. ¡Y abundantes estados alfa acumulativos en el tallo cerebral y sistema límbico neoformado por estimulación transcraneal.! El caso es que, él lector "X", encefalizado emotivamente, sentía pensar, abstraído en la neumática del impulso vital, sin un propósito definido radicalmente, en que quedaría incorporado finalmente al universo energético, al margen de cualquier fantasía planeada. En X o Y... Previamente y claramente. Urnificado en diamantes sintéticos, y un rubí óxido, sería una seria advertencia a la transformación del plomo en la poliédrica inconsciencia colectiva. Leía repitiéndose dudoso.En esa dimensión, continúa edificando el subsuelo de los sótanos inconscientes , y tiende puentes conceptuales para remodelar comprensivamente los cambios de irradiaciones helicoidales, en su alma herida con metástasis demonogénicas, esperanzado en la reconstrucción del futurismo que profesa. Si bien, se llevó toda la ceniza inmemorial a la urna Z,Y,W, al paso rítmico de una quietud deliberada, quería elegir su nueva alma, pues la que tenía había enfermado irreversiblemente, y en esa dimensión, los trasplantes de alma fueron la mejor alternativa en los planetas agónicos. Aunque nadie concebía que hubiera patología del alma, y mucho menos intercambios axiológicos deteriorantes hasta la misma profundidad subatómica de los neurotransmisores,los receptores ontológicos nunca habían sido reprogramables.Así lo había evidenciado, la última tendencia de la prostituida estadística, en las encuestas de los gusanos de una enana blanca de la constelación del sombrero. Después de haber hecho el cálculo infinitesimal, con la piedad pulsátil apropiadamente diseñada para tal efecto.Tal vez, la solución era un trasplante de alma. Y.. Cruzó la dimensión antes de concluir la lectura de su vida, "X", y se transformó en el lector cósmico. ¡La suprema leyenda!.Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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FANTASMAGÓRICO
El fantasma, dormido, se vistió. Con los recuerdos...Semillas de mandarina. En las sábanas remuneradas. En las historias en almíbar. ¡Despidiendo los gajos en tandas!. Antes de...Subir...¡Ala rueda!. De la fortuna en la espalda. Al compañero duende.
Fan-Tas-Ma-¡Górico!. La primera parte mínima de luz, vendrá demasiado a pausas, en un minuto frío, encendiendo.¡Fantas__Ma__Górico!
Con el ritmo, dedos de fruta. De acuerdo a la bolsa vendedora. Girando atrás un rehilete. Un boleto al patio empaquetado. Lo suficiente para comprar. La única carta conmovida.
Fantasmagórico. Cada campanada un recuerdo. Al morir obscuro del ruido, la tintorería de intermitencias, metálicas ballenas a pocas cuadras, redoblando, réplicas, de arrullos, fantasmagóricos.
Una fracción del azar. Estaba disfrazada de sueño. En las piernas del vértigo. Cauteloso el aliento en garrafas.
Fantasmagórico. Al ritmo de los rincones balanceando. Al inconcebible pensamiento grueso. Al cansancio, pantanoso, bifocal, penetrando al tiempo, verdadero, fantasmagórico.
Haciéndolas caminar vestidas. Sin ropajes de azúcar. ¡Con desaforadas esperanzas!. Sin moribundas preguntas. Con desafiantes guitarras.
Fantasmagórico. Con el vestidor sollozando insistente, en la esquina de la escena un trapo, rechinaba de hojalatas amoratadas. ¡Amarguras encaladas flotando!.
Haciéndolas almohadas curiosas. Cuidadosa la sonrisa en bolsas. ¡Por la insistencia!. De los naranjales al hombro. ¡Del duende...Qué nunca fue!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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SED MAESTRA
Sed Maestra Del Agua... Del desértico aliento. Del barro sin fuego. Del aire atrapado por una red de secos ecos.
-¡Sed, Durst, sete, séde, soif, thirst!- Trajeron unas montañas lagos y lagunas, sueños almendrados de rojo, y unas dulces gaviotas, rotas sus alas de gladiolas, espumas de sábanas duras, donde estaba el cántaro dormido, y despierta una tierna lámpara. El caballo, el tigre sonreía, en un águila sentada y ágil, por el cuadro de picos y acasos, donde tenía un ojo la luna entre lagunas, azucaradas, en el cuello de un pequeño manantial, y la luna sonriendo, estaba, más pequeña aún, en un cielo tan frío, que tuvo, que fue, que dejó de desgarrarse, y empezó por perfumar alfombras en el césped, y desahogar en sangre los amores de las orugas, y ceniza la brisa de los cementerios antiguos.
¡Sed maestra!
Amiga, de los vacuos enemigos, una espada de algodones, despierta, que los montes, salados todavía respiran, y las praderas con las hierbas están en otro sitio. ¡Maestra, sed, del agua! No importa ningún ocaso, ni acaso, en los huertos de duraznos tristes, y que estés dentro de los nogales comiendo una cereza, llena de agua, de fuego, de tierra, de mar, de dulcedumbre!. Y que ames mucho tiempo, el cabello sano, del recuerdo como a un niño, en el cielo arenoso, sin amarrar el canto de la tarde fría, sin dejar la cabecera del viento, que tenía, un torbellino tierno, un huracán naciendo, una perla inmensa, y una plumilla en la razón al escribirlo, en la lengua, del invierno riguroso y la sílaba arrugada, donde vivimos cien años, en las leyendas de un inocente siglo, una década viciosa, un sentirse ahumado, un agrio ambiente, dentro de un cuchillo, dialogando tenedores con cucharas.
Despierta, la calle calla. La esquina, escucha. Obscuras lámparas alegres, insectos revolotean. Y luego la basura dice: Incorpórate un poco. El aullido de los botes es a crédito. Y hay una larga mañana enredada entre ballenas y charales, lengua, la morada, un archivero, una memoria, que deja hormigas, en las palmeras, esmeraldas escarlatas. y enrojecido al horizonte, en el vertical espanto, y un licor de lirios. Ya la pereza tendrá su forma, Ya vienen los pájaros que anudan las cordilleras. Ya van hacia las hojas las guitarras con sus pianos, consumiendo en guirnaldas la franqueza, y al esqueleto que se inflama por la roca, y al... ¡Tan bueno era!. y al temblor de manos. y al labio seco. ¡Sed maestra!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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