Quiero cambiar este pesar colectivo
que se expresa como rabia y desconcierto
en lo profundo de seres atribulados.
Sienten que no hay Dios que los redima,
que los rezos perdieron su vigencia;
ya no basta rezar de manos caídas.
Quiero decir, y digo, y no me escuchan,
todos se han vuelto sordos al llamado original
que la naturaleza nos dictó desde antaño.
Quiero cambiarlo todo yendo en reversa,
retrogradando al centro del origen,
para luego dar el salto estelar hacia lo bello.
La risa, el canto, la saciedad, las diferencias
en sana paz con la mente despierta
y los pasos andando hacia un mundo mejor.
Andando sobre los pasos de quienes buscan
la concreción de un ideal que surta efecto
sin despreciar ni mutilar las utopías.
Andando entre surcos que el arado dejó
para bien de las semillas que prosperarán
y serán tierno pan de manos humildes.
Andando, andando hacia ti corazón compungido
por este terco dolor que se apodera de todos
como hambre, rabia, desolación y angustia.