DESAHOGADO EL VACÍO
En el agua inundada de preguntas. Allá donde la muerte ve desvanecerse, tan lejos de las orillas, la vida lacunar de los pequeños, desérticos, vasos progresivos y corticales, al mismo crepúsculo conmueven, en la pérdida del grosor anual, los momentos que se esconden, en el puente más preciso, deterioro. En las barcas donde las brasas flotan, en la substancia de blanca nieve. ¡Nadando al horizonte!.
El Vacío Desahogado. ¡Dónde aumentan las raíces sobre las hojas!.
Una noche larga. Párpados de retos ionizantes. De campanas y pelo blanco. En el torbellino notorio y tempora. En la terraza del bullicio. Balsa de lagartijas y cocodrilos agusanados. En un brazo con cajones. Al hablar de los hallazgos esfumados. Desahogado. El Vacío. Estaba durmiendo la primera pierna.
En las regiones vulnerables. Con el rostro perdido al buscarlo. Entre las fibras de largos periodos. Trabajados bajo el pantano.
En la oportunidad de los escombros. Enamorados alguna vez cachorros. El Vacío. Desahogado, vaciando y llenándolo.
Así fue. Con el destino imposible, sepultado el fracaso.
De los ecos permutables de las montañas, marca doras de las tardes empedernidas y retorcidas. Desahogado el vacío, tal vez, impenetrable, enamorado de lo ineludible, inaudible del hilo, que anuda una palabra. Un latido que impele, con la marea baja, del entusiasmo un manto, en la disolución, de las fronteras, en la invasión oculta, del descontento, escarabajos invariables de las simbiosis estrafalarias de las filarias. Así fue.
Desahogado El Vacío... Expulsado de los panteones alegres. De las cenizas ahorradoras del desperdicio. De las monedas egoístas, los accesos de repente, lluvia y desierto, simultáneos desconciertos.
El vacío desahogado, el mármol irradia, los cinceles en los pinceles, emisarios perfiles en el rústico dialecto del tigre absorto, inútil, con la mínima sorpresa del tabaco elaborado falso, en el plomo diario. ¡Cuándo el mundo se reduce!. Alarmas...De las canteras. Miles. ¡Sin necesitar de aplausos ni siglos de silencio!.
¡Dónde sólo la calma cruel se ensaña!. ¡Dónde los gusanos leen aletargados!. ¡Dónde sólo la muerte vibra!. Colocada en los estratégicos lugares.
Desahogado El Vacío Desaparece. ¡Extrañado!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|