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La vida es un cóctel de alegrías y tristezas, de victorias y derrotas Tiene dos colores, el blanco y el negro los grises son mediocres Tiene infinitos caminos, que llevan a infinitos lugares, la esperanza Es el final y el principio de todo, es la luz y la obscuridad fundidas Una con la otra, creando mundos paralelos, que no se pueden ver No se pueden oír ni tocar, son etéreos como etéreo el futuro Cada etapa que atravesamos, es como arrancar una hoja de un libro Podemos ver y sentir lo que está por delante, pero se cierran las puertas Detrás, no podemos recordar de donde vinimos y que es lo que hicimos Nuestra piel detecta el punto en el espacio donde debemos dirigirnos Nuestros ojos son como luciérnagas que acompañan nuestro destino Deambulamos por ese espacio tiempo, que no podemos manejar Somos títeres de seres, que están más allá de nuestra luna, toman Lo que necesitan de nosotros, el resto lo desechan y acaba en la basura Con la muerte no se termina todo, sino que es el comienzo de la existencia En alguno de aquellos mundos paralelos, que no podemos ver ni sentir. Quién sabe, si lo que escribo es cierto o no, pero lo están leyendo y eso es real.
Por Conrado Augusto Sehmsdorf
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Poeta
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DR. CORNELIA PAUN HEINZEL : "El ritmo de la vida" Traducción de Alfredo Cernuda
Yo camino en el ritmo entretenido de la música. Yo vivo en el ritmo vibrante de la ciudad. Yo me muevo en el ritmo misterioso de la vida. Pero tu ritmo no es el mío, y ni siquiera es el de ella, aunque quizá nos sincronicemos algunas veces...
Yo respiro en el ritmo apasionado de la danza. Yo pienso en el ritmo vivo de sus pasos. Yo veo el ritmo de la vida de quienes me rodean. Distinto al mío, en el tono y en el sonido, y sin embargo, me sincronizo con el ritmo sin interrupción de los días que se suceden uno tras otro.
Nosotros luchamos en el impresionante vórtice de la vida. Nosotros vibramos por cada segundo ganado. Nosotros corremos detrás de un espejismo del desierto que hemos elegido como realidad ideal. Pero mi espejismo no es el mismo que el tuyo, o el suyo, y siempre afecta a uno o a otro, pero nunca a todos.
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Poeta
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La noche se aproxima, la luna distante está, la oscuridad se ausenta, llegó la hora de dormir.
Dulces sueños, bizarros y anormales, hasta profundos, es la hora de decir adiós.
Decir oraciones, soñar con la belleza de la noche, donde almas solitarias nos acompañan, donde las sombras nos guían.
Un sueño profundo, una noche nos aguarda, donde la luna se despierta, donde las almas descansan.
Erick R. R. Torres (Ángel Negro)
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Poeta
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Mis maletas están empacadas, me voy, el amanecer está llegando, estoy en mi camino te vi en un sueño y se hizo realidad.
Me siento diferente, sentirse tan cerca de ti, adiós amiga mía, nunca te olvidaré.
Decir adiós, es una tristeza, no quiero desprenderme de ti, quiero seguir en tus brazos.
Por favor, déjame quedarme en tus brazos, por favor, deja que me quede contigo, una vez mas.
Erick R. R. Torres (Ángel Negro)
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Poeta
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Si te digo que te amo más que a nadie en esta vida, te miento; pues no amo a nadie como a mí mismo. Aunque en un arrebato emotivo, por ti, me jugaría (creería).
Si te digo que contigo soy feliz y no necesito más, te miento; pues considero que en el amor me faltan logros y por sobre tu hombro me tientan los ojos de su variedad (la pura verdad).
Si te digo que eres mi universo, te miento; quiero un firmamento de estrellas amantes, y a ti: insuperable, enseña indispensable, luna de mis versos (más o menos).
Si te digo que si me dejaras me suicido por ello, te miento. Aunque en otros cuerpos, besos y palabras, por años, le haría el amor a tu amor sin olvido (mejor lo confirmo).
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Poeta
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Fabricantes de ficciones (Texto Experimental Neosurrealista)
Al bajar por el filo del rocío de un sueño con toda su miseria harta de ilusiones disuelve de las nubes la evidencia...
En compañía del áspero contacto de la percepción del sí mismo, y la realidad no imaginada, como un ser soporífero, que alegra y deprime, excita y calma, los músculos del siglo, los nervios de las horas, el miedo de los segundos, con el veneno paralizador de las falsas esperanzas, como substancias habitantes de los mares serenos, y las selvas inquietas, corriendo parejas a la fe, y candidez de las públicas almohadas. Pese a todos los logros, de los buzos en los cielos, y de las ballenas en los desiertos, esta estimación ya es seguro, humanizará los bosques, y los relámpagos de las décadas pasadas, por las cosechas arruinados.
¡Hasta que la estéril realidad dócil y cariñosa se deforme miel la mirada terciopelo el dolor donde dulce y suave fluya la vida!...
Y la tensión existente no afecte al sol, porqué las focas escasean entre los vendedores de focos, que escogen un agujero, y tapan los restantes que los rodean, con sólo un hilo y tijeras, hasta que la pubertad no entre por las noches, a merced de sequías y aguaceros, proporcionando una gran estabilidad a las piedras, que están haciendo esfuerzos por mejorar las condiciones de los grillos, remunerados por ser de lana de colores, y pretender hacer personas a los gusanos, que aspiran a tejer ladrillos, con arroz y calabazas, en las mejores minas de níquel, que sirve como sala de estar, y es dormitorio de gallos y venados, compartiendo el mismo lago, emplumado de rojo durante las inundaciones...
¡Por donde viene el amor en tropel jadeante desgranando cántaros fabulosos de miel ternura genuina y cristalina! Multiplicando los imposibles logrados.
Por todos esos avances, que las películas demuestran, de los nuevos planetas habitados, por la red sonora fotocopiada, que vende fibra óptica a los cocodrilos, en el interior de una ruleta, dadas las coordenadas de dos puntos, en la circunferencia de una aguja, al expresar las razones trigonométricas, en los grises ojos de su correspondiente abscisa y ordenada, entre la triste distancia de los centros de dos circunferencias tangentes, y la angustia discreta de los cuadriláteros no paralelogramos, pues el cielo palidece, cuando la tierra reposa, y la paz es sólo un dolor profundo, que clama por un mundo justo, sin luchar hasta la muerte por fabricarlo, en un corazón que dormita, en el fondo de una consciencia encadenada, y la solemne indiferencia.
¡Por eso, cada vez hay más, y más!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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¿Cómo puedes ver en mis ojos como puertas abiertas? llevándote hasta mi núcleo, donde me he convertido en una persona tan insensible, sin alma, mi espíritu está durmiendo en algún frío lugar. Hasta que lo encuentras ahí, y lo llevas de vuelta a casa, lo llevas a mi alma, que se ha vuelto insensible y silenciosa. Despiértame, no puedo mas con este dolor, mi alma sufre este tormento, que se vuelve una dolorosa pesadilla. Di mi nombre y sálvame de la oscuridad, sálvame de este castigo, ordena a mi sangre que corra por mis venas, sálvame de lo que me he convertido. Erick R. R. Torres (Angel Negro)
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Poeta
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EXISTENCIA PARALACTICA
En ella..... La tarde se estremece, se conmueve, ondula en la punta, dentro, los claroscuros de un rumor se deslizan bajo la puerta rutinariamente lánguidos y un olor aceitoso requemado. Encendió un recuerdo al momento en qué la memoria se detuvo. Después de dibujarse vio con inquietud como el aliento se le escapaba por el borde de un ventanal estrecho.
Dio media vuelta a la sombra rodeando el viejo espejo al lado del sombrero gris. ¡Vaya nebulosa!. La acarició suavemente. Su mirada clavada en las últimas páginas, de ausencia demorada, capítulo tras capítulo que con el sentimiento mataba sus miedos en pausas. Los veía caer en un profundo agujero negro y desintegrarse dentro de un relámpago.
Apoyándose sobre el codo, trató de mantener la vista quieta evitando recolectar más huecos abriendo las alas, alejándose del sol a través del cristal y las fisuras de esas paredes cuando perdió las hojas el último invierno. ¿Quién pensaría en la existencia paraláctica, quién quién hay qué hasta ahora no la haya notado? En ella. Veía por la multidimensionalidad del ventanal, tornasolado y fosforescente pulsátil entre las fuerzas paralelas oscilantes, que los sentidos son iguales y contrarios simultáneos, y entre ellos, todos los tipos cristalinos qué bien se conocen y experimentan de la holoedría y hemiedría paramórficas de cada sistema vital estático con sus elementos de simetría en el centro de actividad superficial. Y sobre todo, ahora.
¡Ahora, sí, ahora!. Cada vez qué se libera de las obligaciones que imponen su pobre, abundante y excitante aislamiento en la multitud solitaria, en esa interioridad ignorada en el indiferente e insípido individualismo, donde se huye de las cadenas de la cruda fantasía mercantilista que enajena el pensar y meditar genuino, nadie ha visto esta existencia tan real como ignorada. Y sin embargo, es el refugio, la zona sin espacio ni tiempo, es... ¡La última verdad de la primera realidad!.
En ella... ¡Vaya pues!. Sí, se va con la muerte, y su encantador desorden, que espera la contemplación con el propósito de salir con la consciencia tranquila empalmando un cosa sobre otra como si fuera a explotar.
La voz se quebró en un ligero sollozo, la ilusión se desvanecía y se encontró de nuevo muriéndose en el momento menos esperado. Pensando, sintiendo. En este paraláctico existir, desusado, ignorado. Sueño soy de una mariposa, una vieja mariposa sin nombre, que nada entre nubes serias, graves y vigilantes de sus añoranzas que la siguen con miradas de reproche.
No es que aquí abunde más la felicidad, y los placeres apetecibles. Quienes habitan estas zonas de realidad paralela, son recolectores de sueños perdidos, vagos gustos, desperdicios de aficiones, habilidades desconocidas y virtudes desplazadas.
¡El segundo inframundo está libre de todo movimiento vivo!. Ésto, en otro lugar sería inadmisible; Pero no aquí... El anfibio ya no muestra sus últimas dudas acerca de la muerte, se levanta y emprende el vuelo. En la existencia paraláctica ha dejado de morir. En ella la tarde es... La primera dos veces y el final repetido entre los momentos que se unen, se desplazan, se entrelazan y son indispensables entre las realidades paralelas. ¡En la primera verdad de la última realidad!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Ver el fuego que arde en los ojos, escúchanos gritar un millón de gritos, escucha a tu corazón y dinos lo que quieres ser, ¿No quieres vivir para siempre? ¿No quieres ser libre? Somos los niños perdidos, condenados en las sombras, apartados de la realidad, somos almas sin descanso. Disfruta de la noche, sentir la sangre sagrada, ver la luna carmesí, sentir la oscuridad. Somos los niños perdidos, ¿oyes nuestras voces? las voces de condena resonando en sus cabezas, somos los niños perdidos, pueden oírnos cantar, canciones de desesperación, estamos infectando tu alma. Erick R. Torres (Ángel Negro)
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Poeta
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