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HABLANDO DURO DORMIDO
Corrió tan extraño que pensé despertar tan rápido como fuera posible. Ese sueño se escondió en el corazón del tiempo azul, bajo la almohada dormida. El suelo está trepando con el temor labriego del gusano, y un desnudo recuerdo, inmortal en el aire asfixiado por las trompetas de las piedras piadosas, que destejen la obscuridad bajo el agua perseguida por las débiles pestañas. ¡Duro hablando!. Pues el mástil brotaba explosivo, las cataratas tejían metálicos anhelos, y los pantanos lloraban entre sus jaulas de espuma, dejando gotear a las campanas del embrujo huesudo. Lívida la vida y espléndida la tumba.
¡No, no despertaré al inclemente hueco feliz!. Bien lo sabe cualquier éter, en la fruta desmayada, tanto como por las charcas del ámbar temblorosas, y entre los milagros ancianos con la envoltura urgente y la raíz por guarida. ¡Es tan difícil imitarse sin estar desesperando a las auroras del cereal desayunado!. Ninguna fórmula seca, saca al saco que aprieta, ni al cemento en un invierno de terciopelo deteriorado por el fuego, que inmisericorde se jacta del siniestro bosque estrangulado por la más mínima pesadilla que adormece, inmóvil al almendro sobre la alfombra de las nebulosas.
Pensándolo bien, el color del perfume es tan oportuno por el vidrio, y el rencor de la mañana olvidada, que al reloj nada le importa, que aspira tenaz el aliento de los fantasmas, y habla con las letras de palabras, que ligeras desconoce, de la angustia, que llueve seca, entre la pasión presa de una retina agotada por el siglo perdida.
Pero, al igual que algunas plantas, ciertos sillones son incapaces de producir sus propias ideas, y depositarlas en el intestino del destino por donde el rocío cuelga la voz extendida en cien hectáreas. Además, la forma es vigorosa y tiene la esencia de roedor, acosado entre candados de bolsillo con plumas de gallina, y la figura de un osito. Y precisamente, a ésto me refería, en cuanto al uso de la energía después de un año, y que la tradición estipula hasta la cumbre, que deslumbra a las reliquias del agua, incluidas la oficina organizada por el escritorio del menosprecio de las tejas verdes, y el mandamiento adinerado, súbdito letal del valle de las sombras, y del césped poco apetecible que emigra errático en las hojas, y en las protuberancias del tizón que se adueña duro de los alfileres de las náuticas empresas veterano.
Si bien, algunos colchones lo creen fácil, hablando duro. Y más, con la naturaleza audaz, del amplio equipamiento y el lujo de una desesperanza poderosa, al mostrar rasgos rudimentarios de pelambre, tal vez a manera de aislante, sobre todo para mantenerse, y nutrirse al dormirse.
No obstante, los escarabajos difieren de los intereses de los nemátodos, y las hormigas en los túneles insidiosos después de consumidos. Pero, hablando claro, e ignorando lo anterior, la tormenta estaba casi en una silla en bancarrota, y al despertar exige la excavación oxidada del arroz jubilado, donde el divide y vencerás da paso a una nueva era de laberintos comunes, que dan a su vez rienda suelta, a todo lo que no está claro, en la córnea con su limbo implantado, sobre todo para probar los límites del embrión por docenas.
Hablando duro, bien sé que ésto no será la clave, a pesar de la estela conmemorativa erigida gracias a la compasión del telón de fondo, ni al episodio del mosaico libre de las tortugas, donde el guía, gravita en la tortura de los tibios, sudores que se opacan, y se entristecen, con buen apetito. Recuerda, me dicen: Hay que tener al perdón como amigo, y esclavo, como el veneno letal, lanzado al abismo del olvido.
Ya solo los cerros cuentan la historia, de las cuevas, ofendidas, ennumerando, los más importantes desempleos de los platos, que comulgan con los astros, resignados, valerosos y sumisos.
Finalmente, y como no es posible dar marcha atrás, la vela salió por la penumbra, optó por soltar su luz, y enmudeció blandamente despierta.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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ODA AL SIGLO
En El Siglo tejedor nacen los años hojas calendarios en el bosque sangrando los años rotos gotas desiertas pajas invisibles que fecundan muriendo los suspiros de pobreza de latidos obscuros en su raíz sin que cambien los trozos de otoño en algún sitio de luna hirviente por la sombra que suena que vaga de nube a nube las campanas cayendo entre los ríos espinas, de carne salpicando el granito encendiendo periódicas guerras delirando monedas del camaleón en la bandera salvaje...
No del cielo para ellos son años inclementes años inventados sin memoria entre los hombres los muertos del alma del aroma agua desnuda nacida en la arena tejiendo meses con años mesas con hambre casas sin hogares vidriosas enlagrimadas en la tierra sin derecho sin seguro en el siglo flor del tiempo perdida la memoria con toda la voluntad año tras año que naciere ciego a la evidencia del calendario.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Acalandarse
Al bronce de las discordias Estaño gris al estaño En La voz___¡Qué silencia duerme! De la raíz irredenta Del único sórdido inocente De vieja sal agobiada Del azucarado hosco dique En La danza___¡Qué desnuda crudo! Cobre roble el cobre Al mercurio de las disculpas Con Las Escamas Submarinas Del Aluminio Enmaderando ¡Hidráulica la música! ¡Huracánico el suspiro! La Cólera muere Titánico Renacer Monótonos tragediares ¡Anegados y perdoníticos!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Ahuecado prodigio
En ese día que se comió la noche. Al Caerse. El Mar secreto en un desierto. Y... En la mirada. ¡Miriadas de retinas!. Con el día fantasmagórico. Del milenio. Al caer. De punta el punto enorme. En un piso de llaves. En un techo de plumas. La noche fue comida. Así Por ese día Prodigio... Ahuecado.
Entre Las herramientas con bata de papeles. Frenesí arbolado entre dragones. Entre Las esferas con manojos de seda. Lenguajes que desprecian letras.Donde Compran los modales mejill as y manzanas. La dimensión humana hundiendo. Donde Venden las palabras pálidas y perlas.Al rojo parpadear desmemoriado. Ahuecado... Prodigio. Hohl, cavo, creux, hollow. Por Las ardientes caricias momificadas. En las avenidas de los latidos. En los acrílicos de las espumas. Las magnéticas manos anaranjadas. Prodigio Ahuecado En la gris propuesta de la mandrágora. En la rosada cama herida silvícola. Sillín Por Un castillo peinando naipes. Con Una botella ígnea dulce. Entre Una almohada imprevista. Ahuecado...Prodigio...Ahuecado. En la inquieta hoja del otoño. Vollendet, finito, over, fini. En la tranquila raíz del verano.Textilware, tessuto, tecido, textile. En la carne de vidrios nieves fresas. Skelett, scheletro, squelette. En la llama sin salir acalorada. Prodigio...Ahuecado...Prodigio. Es Cuando La primavera de gala envejece joven. Es Una rama del agua solitaria. Es Un número enfermo de vergüenza.Es El invierno de acero alambrado.
En La llave de terremotos educados. Prodigio Ahuecado ¡Qué obedeciendo la playa se desliza! Al eléctrico secreto revelando. Ahuecado vestido de tres caballos de viaje. ¡Más allá!. Donde la voluntad flota caminando. ¡Más allá!. De los faroles entretenidos del tumulto.
¡Prodigio, prodigio, solo, ahuecado, ahuecado!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DEFORESTADOS LATIDOS
Destemplados Seremos ¡Efluvio efímero! Sin corteza, sin raíz, Hojas del tiempo seco ¡Otoños circulares desgarrados! Sin latir bajo la tierra.
Sin ser acacia. Mañana en la soledad porosa. Alcornoque. La blancura interminable espuma. Enebro. Dejará el relámpago por un instante. Roble. En la medianoche. ¡Ciprés!. ¡Qué ni cede ni abandona!. Castaña. La mirada distante.
Latidos de la vida enarbolada.
Pinabete. Sencillo brocal del alborozo. Nogal. Cantando las hileras de las guitarras. Ébano. Desplomado el edificio de los clarines. Álamo. En el bosque vibrante de los pianos. Almendro. En los tinteros estremecido rememorando.
Enarbolado esperando la vida siga.
¡Más allá de egresar del mundo!. Mirto. En la humedad dormida dada por herencia. Vid. Monumento al pozo frágil. Haya. Lenta lóbrega y flotante lengua. Adormidera. Inmensa enredadera perfumada. Encina. En un límpido cielo remoto. Fresno. En un clamor recién nacido. Abeto.
Así. Aliso. En un ayer despacio al eco. Olmo. Seguirá la lluvia mustia y seca. Higuera. Entre los tiernos fondos del horizonte. Tilo. Piedra tras piedra. Laurel Con la imaginación del mediodía.
¡Aún latiendo deforestados algo puede hacerse!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Referencia útil es... https://es.e-stories.org/read-stories.php?sto=12436
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En el jardín desamparado
GARTEN-ENTMUTIGEN-GIARDINO-SCORAGGIARE A.....................................................................G R...Un pétalo en el jardín...............................A D...¡Capullo qué no fue..................................R E...Flor de espacio silencio.................................T N...Momento marchito.......................................E D...Esperanza caída y fría.............................N I...Deja dolor en el pecho..................................T S...Y el corazón no descansa............................D C...Semilla sin germinar.....................................I O...Raíz del estaba soñando..........................S U...Hoja sin hablar............................................C R...Cantos de piedra y arena.............................O A...¡Pétalos sin tiempo!.................................U G...Nubes áridas y perdidas……………….........….R E...Al fin un final feliz........................................A N...Pobre humo de jardín...............................G T...Un pétalo cómo muchos............................E M...¡Sueñan su paraíso!...............................N U...Perdido entre raíz y rama......…..………….….T T...¡Bajo tierra y encima el sol.........................M I...El capullo qué no fue...................................U G...¡Flor silencia en el espacio!.........................T E......................................................................I N..JARDIM-DECOURAGER-GARDINO..................G
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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DESALFABETIZADO LECTOR
Enlibrado. Auténtico. Dígito. Desalfabetizado queda el sentir.
Una vez me desayuné. Un espejo. ¡Reflejo!. Y ahora nada reflejo.
Solo tenía que comer estrellas, pero te tenía simples cometas, no tenía lunas ni soles, era cielo solo, una raíz del suelo, donde dormir, una semilla.
Pero. te tenía palabras. a ti, en el corazón del alma, solamente, soledad, ardiente.
Esta vez, como muchas otras veces, no tenía qué ponerme, solo recuerdos, pero te tenía palabras, tintas, pálidas, a ti, en la luz de las retinas, amor, sin pasión, sin odio, solo conmigo mismo, derrotando mi amado tiempo, en relojes egoístas, vanas palabras, segundos, minutos, eternas horas.
Y cuando, aquéllo sale del sueño, me empezó, la noche, a soñar, a ir bien, con sentir que aún siento, entre sábanas, estepas donde, vamos, viviendo, muriendo y existiendo. Cuando las almohadas vuelan, y empecé a comer, colchones, bien que mal, bien que bien.
La diadema. Inmensamente miente menta, cuando tuve mil alientos yertos.
Al escuchar la voz del viento, una blanda niebla hablando, cama de violines y tambores, cuando fueron las músicas alegres, con varias de tus camisas, mesas vacías, huérfanos los platos, cuando pocos fueron recordados, y ella empezó, ella abandonó la memoria, a amarme de veras, mientras más polvoriento sea, cada recuerdo monumento, cada cadena hermana, cada herida dulcemente recordada, entonces, brotarán los enormes sin embargos.
Con su fe creyendo, que era feliz cualquier muerte, y te fuiste cultivando ayeres, por el allá, lejos jamases, siempre cercanos, dejándome, me dices,dejándome.
La realidad cruda. La realidad desnudando. La realidad del soñar, despertando, ciego de dulces dudas, sordo de ácidas certezas, mudo de vaciar huecas palabras miles.
Como Lector Desalfabetizado del sí mismo, que nunca he sido, siendo letras y humo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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SOMOS BARCOS
No entiendo porqué no entienden todos. Que vamos en un mismo barco.
Como barcos, hermano, escucha, escucha bien.
O salimos todos, o todos nos hundimos. O sin darnos cuenta, el humo nos consume.
Y cada vela y raíz nos abandona. En la pena y la ausencia.
Con la pobreza ajena, la ajena y la propia. Como es que no se ve, vamos dime…No lo sé.
Salgamos todos. Todos de una vez y de la mano. Hombro con hombro, sobre las olas del destino.
Y como buenos barcos, con el timón. Con el timón en cada dedo.
En cada aliento y esperanza. No dejemos que las velas, nos velen algún día.
Hermanos y como uno solo en el océano. Este océano, tormenta y tristeza y pobreza.
De alma, bondad, justicia, paz. ¡De piedra que habla!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Ostra vacía
Uva vez... Ostra pez... Foca o foco. ¿¿Qué Importa El Oro Puro Si está en la mano en sangre??. Desbordante... ¡Nada vale!. Solo duras penas hace.
En la hora abrupta El silencio más+++ Profundo De Pobreza... Y del mar desierto. Una montaña. De noches incendiada. Ramas del viento, raíz del gesto. ¡De la faz agónica del gallo!. ¡Reloj seco de mañana qué duele!. En El Pudor de las campanas del fracaso. En Los párpados muertos del reposo. ¡La luz indecisa y la esperanza yerta!. Uva vez un oro puro. ¡Ahora el oro es lloro acerado!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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BALANZA ENAMORADA
Noche que tiembla cuando muere de lunas. Llenas de inútiles amores. Juntos, solo un instante in existir!. La noche, tiembla fogosa. Agua indecible, espacioso lago tibio. Resurrecciones en juego y jugo. Los dados, dedos y manos calladas. Desconocida, la noche, me diste, Al instante, dos lunas. ¡Cielos inmensos y miel sin miedo!.Oculto el reloj. Ayer lucero, fuente ardiente, serena.
La palabra perdida. Entre suspiros. Frágiles hojas---Libres de salir. Perlas profundas--Leche desnuda. ¡Cuando no estoy!. Brota un delicioso recuerdo.
Encuentro, destejiendo el tiempo. Los buenos labios abiertos. ¡Sintiéndote descubriendo nueva vida!. Momento dentro de un cuerpo. Eterna en el alma. Surco y semilla.
Balanza, balanza. ¡Escritura submarina!. La raíz subterránea, junto al tronco. El cielo bajaba, cintura entusiasta. ¡Noble hoguera, mil corazones daba!. Fusionada, existiendo, callada.
Más allá de la muerte, más allá, más allá. Naciendo y naciendo. ¡Naciendo desconocida verdad!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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