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En las orillas de tus labios de amapola Absortos quedan, Los besos que no me diste, Buscarán sedientos, El ojo de agua fresca en mi boca, Que lo tuvieron cerca Más del cual cejaron de beber.
Tu pecho buscará abrigo De mi pecho enardecido, Aquel que día y noche clamaba Por la seda de tu piel, En unísono tempo y armonía Con el frenesí de tus latidos Y los sones de mi corazón.
Pero la culpa no fue tuya, ni mía, Fue la vida, O tal vez el infortunio que cruza los caminos, De los que juran amarse hasta la muerte, Como tú y yo juramos. Es por eso que te extraño, es por eso que te quiero, ¡Por eso es que te espero!
Delalma 31/12/2020
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Poeta
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¡Abrázame amor mío, quédate a mi lado, Que mi piel sea tu piel aunque el mundo Se termine y en derredor no quede nada, Ni siquiera el hichu para cobijarnos!
No me hace falta nada más que tenerte Entre mis brazos para poder ser feliz. Estando tú conmigo, haré que los desérticos Eriales florezcan de la noche al amanecer.
Con tu amor infinito como el amor de Dios, Brotarán los manantiales en medio de los Pedernales, la aridez de estos páramos Yermos, huirá; les infundiremos vida.
Del holocausto nacerán nuevas alegrías Y serás tú, mujer, con tu magnífico poder, Quien llene de flores y verdor los prados Que estaban albergados en tu vientre.
Pero nunca me dejes corazón, que aferrado A ti yo vivo, como a mi tabla de salvación, Por ti lucho, por ti sufro, por ti muero… Y si tuviera que matar, solo por ti, yo mataría.
Delalma 30/09/2020
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Poeta
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Gracias por guardarte a la moral ……………………………………….
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Como una montaña de rígidos peñascos, así es tu fe Corazón. Y por tus ojos yo aprendí... Aprendí a ver la belleza dentro de mí... Ahora puedo elevarme, Porque he hallado una cálida brisa… En tu respiro, contigo. Todos mis sueños se han vuelto realidad. ¡Ahora puedo brillar Tal como brillas tú, lucero de la alborada Porque tu amor es verdadero! Tú perseveraste y mi amor ganaste… Puede ser que ayer, Yo perdiera la fe… Mas tú, todo me has devuelto. Inverosímil es, pero nada más cierto. Ahora puedo sentir Un cambio prodigioso en mi interior Amor Pero algo más quisiera, para ti y para mí… Un mundo nuevo Donde sólo los dos habitemos… Sembrando de amor los campos para recibir en las manos los frutos... Delalma Domingo, 5 de enero de 2014
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Poeta
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Hoy me volví a sumergir en la putrefacta marea de la soledad, la arrogancia casi palpable de mil demonios riéndose de mí hace sangrar cada uno de mis poros. Me pregunto: ¿cuan desgraciado fui para merecer que me dieras la espalda? Tus lágrimas de sangre se clavan a cada segundo en lo más hondo de mi atormentada alma. El despojo de lo que solía ser yo, se arrastra lastimosamente hacia ti, mientras varios buitres trazan círculos sobre su cabeza. Implorando tu indulto, recibo como respuesta una estocada de tu lanza en mi costado. Con la cara hacia el sol, que ahora ha adoptado un enfermizo color azul, me doy cuenta que los buitres que descienden hacia mi inerte cuerpo, tienen plasmado en sus rostros algo que me resulta familiar: uno tiene mis miedos, otros más, mi coraje, mi orgullo, mi vanidad… y al escuchar un extraño ruido, hago acopio de fuerzas para mirar a la izquierda, donde se desploma y cae muerto, el que tenía plasmada mi esperanza.
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Poeta
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¡Oh, qué antiguo sentimiento!
¿De qué me sirve, pregunto, la tinta, el papel y el verso?
Carne tuya me parece, rojo lirio, junco fresco. Morena de luna llena. ¿Qué quieres de mi deseo?
Por las orillas del río se está la noche mojando y en los pechos de Lolita se mueren de amor los ramos.
Se mueren de amor los ramos.
La noche canta desnuda sobre los puentes de marzo. Lolita lava su cuerpo con agua salobre y nardos.
Se mueren de amor los ramos.
La noche de anís y plata relumbra por los tejados. Plata de arroyos y espejos. Anís de tus muslos blancos.
Se mueren de amor los ramos.
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Poeta
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Por mí, la flor en las bardas y la rosa de Martí, por mí el combate en la altura y en la palabra civil; para mí no hay negro esclavo, para mí no hay negro vil, por mí no hay perro judio ni hay español gachupín. El bravo ataca el sistema y respeta al paladín, el Cid abre herida nueva, no pega en la cicatriz y es pura la niña mora como las hijas del Cid.
Por mí, ni un odio, hijo mío, ni un solo rencor por mí, no derramar ni la sangre que cabe en un colibrí, ni andar cobrandole al hilo la cuenta del padre ruín y no olvidar que las hijas del que me hiciera sufrir para ti han de ser sagradas como las hijas del Cid. ------
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Poeta
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