Cuentos :  En la dimensión catatímica
EN LA DIMENSIÓN CATATÍMICA

Solo el aire suprimía la discordancia de los
tiempos, lógicas contradictorias de infancias
añejas pero válidas en su espacio, y las fluctuantes, periódicamente, al ritmo de las
tendencias existenciales, en la investigación empírica, en la soledad más teórica qué pura.
Cruzó a ésa dimensión.

Entre la ficción helicoidal el corpúsculo giraba,
grácil, auténtico, sin periodicidad, tan alegre
como infructuoso, dónde los dígitos irregulares
dejaron de verse, en la trayectoria del lápiz...

¡El espacio se doblaba, la luz perdía velocidad,
y una obscuridad brillaba bajo la cama!.
Y tanto, más especulativo qué espectacular, la tarde cobijaba el solo arrullo del parque cercano,
por el aire, mientras reflexionaba, ondulando los
ruidos de las hojas secas.


Se decía, y algunos despistados lo llegaron a creer,
la iniciativa audiovisual logró editar virtualmente, el interior de aquélla época, imaginaria de un desequilibrio ligero de acordeones,

en los últimos años luz, según la teoría de las
cuerdas de la nueva guitarra, con una regularidad notable, y sobre todo, por el efecto ámbar, y la sirena incontenible atrás de la ventana.

¡El ánimo cambia, el pensamiento brilla y nubla, el sentimiento deja de ser hielo y vuela!.


Pensaba en el efecto, ámbar del techo al piso,
vibrando en la catatimia transparente, en la
dimensión a la vuelta de la esquina, redondeando los agudos planes de plenas planicies en escarpados bosques matemáticos y un sabor a geometrías nuevas...


Leía en pausas la nueva revista y la pantalla penetraba su ser imaginando, en papel y lápiz...
Ahí...
Sentía cansados los párpados en las ondas frías de la playa, últimamente descrita en Urano, de la que se había enterado en su viejo trabajo.
¡Sí, ahora estaba seguro!...

Era una especie de curioso efecto, qué a mayor velocidad le restaba energía... (Sonreía al pensar en una tableta azul de rara forma).
Y en unos momentos, volvía seriamente a pensarlo.
Tal vez sería la taquicardia última fantasía del corazón biomagnético colocado en su hombro derecho en aquel microchip subdérmico...

___Se decía, tranquilizándose.


No así, en la profundidad encefálicamente noble.
Dónde parecía ser tan débil la señal del axoplasma, movido con una voluntad suave y tenaz.
¡Debía controlar, bueno, más bien regular
razonablemente los taquiones, y éstos a su vez,
uno que otro latido, extemporáneo se salía del
oscilómetro!.
Sin bien, la cabeza dolía con frecuencia y el mar
mecía olas entre sus cejas como un barco sin velas, le velaba la visión cegando lunas y estrellas fijas, al limpiar el telescopio cercano.

Pero, he aquí, lo de importancia suprema.
¡Ya no era el mismo, dentro de sí mismo, en esa dimensión, espiral, pulsátil, agridulce, ácida!
Sin embargo...

En el fondo, al reposar, la energía de su vacío no era mínima, y podía fabricar, y lo hacía...
Un nuevo espacio-tiempo, propio, individual, compartible a voluntad... En distantes y
paralizados campos, con un pequeño impulso sin causar su decadencia... Luego, ¡zaz! y el campo energético relucía de sueño a sueño en realidades materializadas...


___De pequeño, dejó de creer en espectros, pero
ahora, en el espacio electromagnético, en las geometrías No-Euclidianas, en el interior adolorido y enfermo de su vieja alma enferma.
¡No había logrado gran cosa!.
¡Le quedaban aún otros recursos, lápiz, papel, plumas, y treinta toneladas deseosas de cambiar la realidad adversa!.


Cerró lo ojos, y la condensación de los taquiones por fín había logrado.
Y después, todo fue tan diferente.
Entraba y salía, en la dimensión catatímica, a voluntad, regulada, autoconsciente, como lo hacía con las realidades fragmentarias qué chocaban a su alrededor en las personas que lo conocieron.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Éxodo espectral... (Neosurrealista)
ÉXODO ESPECTRAL

En un trozo de agua hecho de vestidos
largas medallas al relampagueo de la plazuela,
al rumor perforante de mil setecientos caballos,
de cabellos somnolientos dejan de perfil al codo,
un brazo realzando desconchados muros desaparecen,
de par en par una caverna, la estrechez a la sombra del pirul, luciente, vago y magro, mago meridiano, catastrófico el cortejo, el conejo, murmurante.

Arrastrando calles, huertos, en la red de los canales largos, carretones fugitivos y opulentos, esplendor melodramático, agolpando callejones, empedernidos seis años, de míticos sobresaltos, manojos pálidos, confines esparcidos semidesnudos.

La boca de los retratos infecundos, aún después en los recuerdos petrificados, los insípidos escalofríos, en los oídos prometían hermanarse al replegar los techos, trechos, batas blancas, marcadas en la franja de los dolores coloridos, las rodillas duelen a las ánimas.

¡Al partir!.
Ya...
Vuelve la cantera emigrando, en el anís,
del vaso dramático y profundo,
al viajar del verso al puente,
áspero,
al centro del punto hexagonal,
con el marco de la segunda mitad.
En las emociones impresas.
Ya...
Espectrales las sombras brillan.
En las románticas herramientas.
En las cajas del sastre.
Desastre.
¡Dónde despegan veintisiete leguas!.
En la lírica distante.
¡Flautas, tomate y cebollas!.

Con
El
Movimiento de las ollas
Los frijoles.
Los tambores.
¡Encantados doblando!.
La belleza pura estrangulando,
la sencillez, indistinta, deshidratada,
la risa encuadernando, efímera.
Vuelven, vuelven, los perros volando,
al pantano centenario vuelan ya,
auténticos, anillos y pistones.
¡En pocas semanas una copia!.

Sexuales y cromáticas las posiciones,
en el castillo del círculo excesivo.
Ya, la inestabilidad marchando,
absurdas y declaradas noches,
sobreviviendo ritos enigmáticos.
¡Paralelos, nocturnos y primigenios!.

¡Espectrales!.
Cuando lo instantáneo transfigura,
al éxodo celeste del subsuelo, del inframundo,
con la vitalidad, al punto, repentino,
lo panorámico primario,
heredera, obra rara,
al poblado intensamente.
Opaco
Lo más cercano
Eterno
¡Al estilo adoctrinado!. ¡Trina y trina!.

Allá
Donde
Fingen los quiméricos recortes.
¡Un selecto y verbal silencio!.

Emblemático y flemático. ¡Automático!.
Objeto al visual secreto,
tradición capaz estrecha,
la mirada, serena, del viaje pleno.

Por el éxodo.
Del campanear correspondiente.
Receptor directo.
Del mismo palabrear elegido. ¡Un fracaso fresco!.
__¡Será!__
Un
Iniciático precursor de los ratones,
las menudas agujas de las retinas,
los salvadores alfileres,
despuntando, hilo, única probeta.
¡Con el buque vano!.
Al pintor del margen, mudanza encima.

Espectral.
Nunca copia de otros, sucesos, iguales.
El éxodo.
¡Al seso seco, la reseña convocando!.
Del vecino a su manera.
Entre.
¡Las insanas esperanzas del colapso!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta