|
Poetas são seres de plástico: não enferrujam e são maleáveis. Poetas são seres de elástico: se esticam até onde podem.
Poetas são seres horríveis... Com seus sonhos “impossíveis”, querem que todos acordem.
Poetas podem ser tudo: pedreiro, pintor, marceneiro, mecânico, motorista, borracheiro,
policial, advogado, arquiteto... O poeta, como um objeto, é um sofrível escudo. A.J. Cardiais 06.03.2015 imagem: google
|
Poeta
|
|
EN UN SIMULACRO QUIMÉRICO
Nadie lo esperaba. Desde la escotilla impermeable lo vi subir por el agreste camino del anómalo montículo, por el astro, en tanto en su órbita corría la vivísima luz entre un torrente, y él dobló sus rodillas en la región interestelar extraña. Donde la selección natural ha conspirado contra un vínculo instantáneo entre el bioplasma cibernético y los ácidos nucléicos modificados. Como las enredaderas trepan la melancolía metálicas.
A medida que las naves eran sacadas del agua, al pie de las montañas helicoidales del neoformado Saturno que ya veían el sol, se iba atenuando la mala impresión en la quinta pantalla plegable, sin duda debida al campo holográfico interferido. Como la frescura penetrante de un vaho fosforescente. Cuando llegó a su refugio lo único que traía, además de la ropa del plástico magnético de tercera generación que tenía puesta y algunos microchips encapsulados, era un pequeño cofre de antimateria color violeta, de valor incalculable, pues era lo único que conservaba de una edad más dichosa... A través de la transparente secuencia de los siglos se creaban ciudades, rumores, civilizaciones, historias y seguramente burbujas de tiempo escogido.
Nadie tenía claro que, al filo del milenio los antropomorfos heterogéneos difícilmente salían sin defectos de la hibernación haciendo todo tipo de rarezas. Alejándose un tanto del entorno ancestral. Él entonces solo tenía veintiseis años reprogramables en espiral, y ahora contaba treinta y dos, cuando ya podía darse cuenta que estaba atrapado en una fisura del espacio-tiempo... Como una pequeña y fugitiva pincelada consoladora a medias. Ninguno, cuando llegó, lo miró como un objeto extraño, y nada se había movido, ni los planetoides habían crecido porque el clima primordial subsistía en el Caos parcial, dando a luz creaciones y destrucciones microscópicas. Como una inocente gracia que se agita... Y donde el tronco creativo anega su primera aurora. Le costó mucho decidirse, pero por fin dejó de interrogarse a solas. Mientras esto sucedía recordaba las cataratas de la tierra abandonada, y miraba las formas confusas del ambiente que le rodeaba destacándose apenas una breve brillantez titilante, como una flama transductora electrostática.
Sus movimientos eran lentos pues los miembros se veían rígidos, y extraños, y el cuerpo flotaba ligeramente en los lugares menos indicados e inesperados. Nadie estaba desconcertado dejando una huella completa de la duda esparcida en el aire, como una eclosión de vida de un instante vacilante y ciega esperanza. Después de analizar el problema de la restauración durante años estáticos, y verdaderamente catastróficos, como el llanto mudo que resbala sobre una faz doliente. ¡Cómo un mundo desintegrado que se esquiva a solas con sus ojos de piedra turbados!. Nadie se desmoronaba después de seleccionar la última propuesta de su inexistencia, que era tanto como perpetuarse en el Caos, por lo que abordaron entonces la nave desintegradora, de pesadillas espaciales, para cambiar los planes hechos en ese espacio-tiempo, en esa fisura, subyugando la voluntad indefensa. __ ¡Imposible llenar una cesta de hambre y colgar el apetito de la historia en una mandarina!. __
Las marionetas en este ciberespacio neoformado no tenemos procedimientos, ni remotamente analógicos, estamos servilmente enredados, atrapados en los más mínimos hilos de los pseudosociales vínculos patogénicos. Tan virtual como fugaz es el torpe sensualismo, la escoria temeraria e incendiaria en los cálidos torrentes, que tiemblan. Bien podría tratarse de un burocrático retroceso, inalcanzable, por la presión, y el espanto.
Y nadie y ninguno se refugiaron en la nada. La nada en su esplendor creador que espera solo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
AJARDINADAS AJASPAJAS
Son En los cabellos de sonrisas enroscadas. Flores. ¡Qué corren iluminados los clanes!. Clareando zoomórficos, emblemas fonéticos. Amores baladí, de los años pasión olvidada, en la mirada soñada, en las islas escarlatas, en el palacio de versos. Son Ajaspajas. ¡Por el viento pintado de verde!. Un horizonte salvaje. Un lenguaje perdido. Una perla virginal. Una caricia diferente. Ajardinada. Del sol. Recuerdos en las lunas sin sus noches vigilantes.
Ajaspajas. En las fuerzas híbridas de los mágicos plumajes, que corren sorpresivos rituales al encuentro de los confines cafés, en la interpretación primitiva de las aves fluidos sarcófagos gráciles, blandos, construyendo sueños con la noche, en la tapa de los planes sucesivos, en las huellas de las palabras invisibles dejando el secreto evidente lejano en las cumbres del aroma indistinto, por el sueño del último cuervo curvo calvo, en los cisnes unánimes del mármol por la maldad cobijados al contemplar escaso cualquier cielo, en las entrañas abrasadas brumas del empeño inútil prendido a una ventanilla en los ojos del ocaso del viento lastimero en el panorama inenarrable de la mente esclava implacable y redentora de la razón perdida por el hambre del bolsillo y el negocio del abuso.
Ajardinadas. ¡Plásticas!. Son Ajaspajas pétalos secos del eco perdido.
Cuando las paredes corren, por la sombra del silencio, que cada mariposa sueña, en los milímetros que vuelan, los débiles regalos del asombro, cuando corren al conjuro gris, del recuerdo sepultar boscoso, de la música que duerme, al mudar minúsculos los pasos, y reparar el tiempo doble, donde quedan ganas triples, en la voz de los arbustos. ¡Una vez nuez!. ¡Otra vez cruz!. Cada vez más. Más. Se oye al suspiro volar donde, corren y corren las paredes en la sombra, silencios los jardines verdaderos del vivir amando. Los mayúsculos detalles del sentir.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
|
Poeta
|
|
Apología Siniestra
Por esa fugacidad de las sombras. En la orgiástica desidia crece yerto. Clavando al mar un ciprés ebrio ya. ¡Del tiempo perplejo mil cenizas hoy!. Entre la revista oblicuo al pensar vano. La resonancia del eco insalubre llanto. Por inclinarse al capricho repentino. Un caparazón su diario intimar luctuoso. Del pasado singular anticipación mortal.
¡Más nocivo qué equivocación siniestra!.
Con el hálito de carne y dramaturgia. Dejó reventando al corazón de fuego. La delicadeza irracional. La voz qué impone gris. La reunión de la termitas. E inconcluso al tiempo intenta burlar. Alejando la ley de toda mano humana. La maligna indiferencia electrizante. Con el ritmo maquinal del desencanto.
¡Apología del espejismo diestra!.
Al situar en lo previsto la nada escrita. Con el hipnótico bisturí de los vahídos. Del revelar al espacio caliente al hielo. ¡Con la garantía del olvido verde!. Sueña. La corriente clara y luminosa noche roja. Hoja del salto una fisura del cielo mismo. ¡Con amarga destrucción de la conciencia!. Al sacudir la esperanza de la visión yerta. Entre cada Caos haciendo falta más.
¡Siniestra desaparición incurable!.
Llagosas, tétricas, la tierra desentraña. El mismo plástico parodiar del sapo. Del verso torturar lo estremecido. Al vértigo elemental del ribete fino. Un auténtico seccionar la inminencia. Al vincular inerte al hombre al hambre. Al trayecto difícil de la retina alambrada. ¡Dónde vibra cercano el distanciarse!. Con la sucesión de la tragedia dentro.
¡Siniestra desnudez, apología del desconsuelo!.
Cultivó las plantas del nervioso instante. Ebrio el hecho de la opinión remota. Demencia oblicua de la cavilación dureza. Al meditar veloz la incertidumbre podrido. En la mezcla de los pliegues bifurcados. Cuánto alumbró su cerebro flaqueza infame. ¡Aquéllo sin término de la digital estrofa!. Al vapor de las inabarcables ausencias. ¡Vive!...En la guarida de calaveras blindadas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
B.A.T.A.H.O.L.A.S...
En los lejos esconder de maremotos. La lluvia se agazapa en gotitas breves. Porque una sirena enfría las nieves del verano. Del sol desconocido de la penumbra barba. En la fragancia florida cien miradas.
¡Bataholas!. De la brisa. Que delata, cartones, las arenas, transparente. La serpiente expectante aristocrática culpa. Al verso qué dibuja poetas inexistentes. ¡Solo sueños de letras!.
¡Bataholas!. De quien hizo la vida miles de mortandades y ahora huye dulce. En la sed excelsa del madero insigne arcano fúnebre y patético. En el odio apasionado del volar girando cuadrados y rectángulos. En la tentativa que disminuye inhabitable lo incólume del vicio.
¡Bataholas!. Al interrogante enredando años ilustres de la roja opresión impía. En la desesperación incorrecta que muerde delirantes las arterias. Del torbellino donde las moscas dejan las tristes añoranzas grises. Por los sueños de los ingenuos lagos de confines inmortales cafés.
¡Bataholas!. Suspendidas de las sombras claras, con lo onírico, del financiar vano. La ingrata esperanza de las ventanas extintas, figuras del mirarse. En la memoria que se pierde en el prefacio mismo, obediente desgarro. ¡Por la discrepancia del calor y el fuego, con el impulso del encaje azul!.
¡Ya nada queda de ésto... Ni batas, ni holas, bateando olas!. En la luz nacida del agua libre el hielo viejo, forja un nuevo frío. Al mismo tiempo que al sueño visible del cincelar pared ruinosa. En el hotel de los espejos, hay aviones del arrebato al inclinarse. Por el arte de los años del papel rugoso, del temblar el falso enjambre.
¡No, ni holas, ni batas, solo ratas y hojalatas!. Por la inspiración de las paredes al hervir, profundo estéril fugitivo. Por los techos huérfanos hechos de verde cielo, hilachas de porcelana. A cada rato, en la selva de páramos y caravanas, pinceladas de grana. Para la cunas hechas del desamparo, naturales de plásticos dormires.
¡Bataholas del ejemplo, cobarde, abominable, de arrogancia falaz!. Con toda la técnica verbal de la ignorancia, infinita del hueco pecho. En la suela del lecho, un camino, de sangre jinete aterciopelado es. Por todo el tiempo imprevisible, las espumas, irrevocables del fracaso. Del zapato recorrer cada deseo. ¡Bataholas y bataholas!. Claras.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
De huellas...
El cuello del cementerio quedó enterrado, en la brisa de las hormigas adormiladas, por el rostro del caballo en las sombras, del algodón del armario en los nublados.
Dactilarísticamente.
Por el polvo en la mejilla de pájaro, antes del despedir sonrientes lejanías, donde un lago de ciervos, mantiene tortugas, sin historia, miles de tumbas olvidadas.
Dactilareándolas.
Bailan con traje de penumbras magras, decoran acocodrilados ácidos almendros, en la sangre prisionera del eclipse, hoy, en la piel de plástico y goma de manzana.
Dactilasticandose.
Por el paisaje ansioso del marfil dulce. Hoy hay féretros celestes, de tibio pesar, en la cuchara de los sapos, con gripe roja, al descuido, labios de vaso en almíbar gris.
Dactilariedades.
De huellas de cuello blanco el engendro. Huye con la hiel del alma, que perdió. Del cementerio que piensa escapar briago. El cuello quedó en la fuga enterrado.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
Cuadrado el horizonte
El cielo fue mortalmente cubierto Por las espinas de una cuna ¡Llena de ausencias amadas! Del camino, qué nada existe, ahora, Al decir sigiloso, viaje qué aleja, ¡La primera mejilla! ¡La lluvia matinal callando! __Y la puerta teje bajo__ Horizontal ¡Alud...Dula! La ventana del brocal Paréntesis coquetos Nutriéndose de espantapájaros mariscos Los harapos vestidos del martillo Esposo del plástico en bandadas Señalando al arco arcilla ¡El aura desayunando! ___Al concéntrico arrecife___
Horizontal ¡Odio...Oído! Un riachuelo de las constelaciones El pañuelo del comedor La camisa interminable de las curvas ¡Semilla erguida del hambre! Abalorio tornasol entrecerrado Largo canal de fauces Junto al cuadro del obscurecer alto ___El marítimo cuenco de las comarcas___
Horizontal ¡Otro...Orto! Piel de paja barba, el ojo aguja Piel de lana baja, aguja el ojo *Cuadrado, cuadrado, el horizonte*
Arras del ábaco cuajadas Arras del acobardado La esquirla traje de garza ¡De las garzas tierras! Del Del... ¡¡Alud...Dual!
Sin Horizonte Cierto. Es cierto, cierto.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
¿Solo aquí?
Aquí Se vuelven instantáneas.Mil ausencias eternas. Cien finales verde olivo. ¡Con la extirpe de rubios perdones!. En el crédito titánico. En el plástico relámpago. En el trágico abandono. Azules cordilleras verde sangre. Azules negaciones de la esperanza. En La esencia derramada. En La lengua ahogada por las rodillas. En Los benignos sonidos de la muerte. Aquí...En los profundos hermanos. Aquí...En los falsos candelabros. Aquí...En las imágenes perdidas. Aquí...En las amadas cenizas. El Silencio Escribe con el polvo. ¡El divino te ama del plomo!. ¡El divino te perdona si asesinas!. ¡Divino combustible de panteones!. Amor que azula huesos.Amor de vidrios y maderas. Aquí el silencio. ...¡Olvidó su voz!. Y la palabra...¡Mentira!.Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|