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Arrimado al Pedregal
Por ese lugar. Donde el océano crece libre. Entre las liebres jinetes de nieve. Paladeando barcos que descienden. A las nubes que comen soles. Y caminan los puentes con zapatos. Y caminan los árboles con tréboles. ¡Cadenas vivas al aire libre!. Óxidos célebres orfebres memorables. ¡Cuando avispada la miel fallece!. Y el apogeo pleno aplana planes. Indudables dudas del piso al techo.
Al pedregal arrimado.
Por ese lugar. Donde la tropa atrapa trenes ligeros. Entre libros espinados analfabetos. Palabreando las mesas mes a mes. A las plumas que pintan vuelos velos. Y acarician despiadados al artefacto. Y consumen desgajando mandarinas. ¡Patrañas del infecto adepto adicto!. Anónimo cáustico y pálida lírica. Del linaje del molino hecho retina. Tuerca trunca por decorar gatos. Los guijarros del rincón pedregoso.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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C.O.N.F.I.D.E.N.C.I.A.L.M.E.N.T.E. Moriré, más que ayer, instantáneo, en blanco, helado por el fuego, a pintar la luna; durmiendo, navegaré su altura en llamas, y atraparé al viento antes de bañarse.
Estando ausente, sin saberlo, seré vestido; pero el vacío completo me dejará quieto.
Y nada extraño, será invisible al tacto por la música, hecha de nubes, perdidas entre la ceniza, que respiro vaga por el piso de mis plantas secas sin hablar del barniz quedo.
Sólo, lleno con mi ausencia, igual al hueco dejaré escrito con silencios al techo colgando por el suelo perdido entre las hojas miles de árboles petrificados.
Y cuando, húmeda la orilla, se vea, anudada por las raíces mi memoria; Y corra, serena por el humo que llora, como mariposa de azúcar del mar despierto.
A la muerte desnuda y cruda que siempre tibia me acompaña dormida bajo la piel de mi tiempo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DESDE EL ANONIMATO
Por el resquicio rugoso de mi rincón preferido, no sé cuanto tiempo un fantasmal recuerdo me observa silencioso a través de seca neblina... Quieto, expectante, se siente desconcertante brillando. Solo le interesan los rayos verdosos del tapete y nada de las violetas cortinas.
Arriba el techo cambia el opaco mañana apiñando ayeres dispersos; un olor a luna desciende, y al salir la tarde, él se inquieta frente al piso y no huye cuando el rojo ruge agudo y permanece a pesar de ello.
El tiempo extrañamente se detiene al doblar la esquina una aurora gentilmente extendiéndose en la hojarasca parda.
Observando se reclina suavemente y en sus contornos vibran minúsculos resplandores del cuello a sus rodillas solo, pues más allá hay solo unos viejos cojines sedosos paralelos a su inespecífica estatura.
¡Dime qué temes menos a la materia del ensueño qué anidas... Toma este asiento desierto. Habla del atardecer qué palidece, de la primavera deslizándose celeste, de la púrpura espuma girando!.
Cuenta como el cuerpo se siente sin ser esclavo del alma, un estuche libre del polvo. ¿Escuchas la sed del laberinto soñoliento de un cocodrilo asustado, ves las joyas vacilantes desprendiéndose de las consciencias temblorosas de los abismos del hombre, de los lagartos del metal cultivando brumas?.
¡Dime si lo sabes acaso!.
Encima unas lámparas arrodillaban la noche atando claroscuros de marfiles colores y el granito entre sirios antiguos desnudos en la luz lejana de abanicos moteados.
¡Ven!__Ven, vamos a buscar donde yacen los alfileres abandonados en los restos de las tristes piedras y en los himnos de los lirios que flotan.
Tiéndete en estas últimas claridades amarillentas de las paredes que gritan y callan invitando al descanso de serpientes emplumadas errantes sobre las gotas del trigo escarlata.
¡Ven, ven!. Ven en fin y toma asiento si quieres y reposa en este silencio sepultado hecho trizas y abrumado de vítreas lágrimas perennes, donde la misma verdad vigilante duerme y al engaño soborna.
Y mi rincón desde ese día ya no es el mismo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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SOÑARES INQUIETANTES
Son En La Horrible Tempestad Por donde El gusano Invisible Vuela.
En medio de la noche que gira y flota.
Arrastrando Remolinos Por las Orillas Inquietantes.
___Soñares, soñares, soñares___ Por el mármol muerto de cansancio. _____Soporoso____ Por los pobres bosques desamparados. _____Somnolientos____ Por las risas de las piedras. ____Sonámbulas____ Por el agotamiento del viento.
¡Inquietantes, soñares, inquietantes!.
Al Sentir Que se Agarran Rocas que se desmoronan Arrastrado Por La Corriente.
¡Cuándo todo se aleja!. De la mano Del tiempo Del punto Del apoyo Esfumado Arrastrado ¡Por la corriente!.
Soñares, soñares, soñares. En el miedo sumergido. Inquietantes. En una esponja espinosa. Inquietantes. En una lenta sorpresa. Inquietantes. En el medio sugerido.
Soñar. Es La ventana buscando su libertad. Soñar Es La puerta encontrando su esclavitud. Soñar Es El techo perdiendo su cielo. Soñar Es El piso recibiendo su filo.
In Quietantes Cuando el miedo Se entierra en las Nubes de soñares inquie tantes. ¡Dónde el mundo!. Solitario vive. Por el fantasma. Nunca engendrado de las pesadillas reales.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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E.N.V.A.N.E.C.I.D.O.S...
Cuando la apariencia. Parece. ¡Qué se desvanece!. Y la muerte recuerda. Flexible. Dormida. La memoria del inicuo maliciosa. Por el infatuarse. La consciencia entre los brazos. Por el ufanarse. Al endiosarse.
En Vane Cidos...Vibrantes en loanza. Envanecidos... Vibrantes sordos al plañido. Del humo arrepentido. Del quimérico equino. Del banasto cetrino. Lúgubre ciclópeo. Refinar. Salvando al mismo edén del cementerio. De la virtud eximido. Parece poroso en lo compacto del viento. Apareciendo. Cuando... En los oleajes al infatuarse se ufana lustroso. En las sombras enlunadas enlutadas, embelesadas. Donde Solo. ¡Aparece lo transparente opaco!. Y aún ésto. Desaparece. ¡Ensombrecido!. En los tibios. Picapedreros retorcidos del musgo. Al ritmo de la hojarasca. Apagando la fragancia. De la voz. Justa. Protesta la casa en ruinas. Al ruin. Escritorio. Con el alma bajo la mesa. Y el bolsillo en la cabeza. Descabellada petulancia. Por El piso charlando con sigo mismo. Cuando... La apariencia. Parece. ¡Qué se desvanece!. En Vano nacidos necios mecidos procerosos.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Clavando Ausencias
Con el silencio herido del martillo en la noche de sal marina hay derrumbes espejeando en las imperiosas agujas en la timidez olvidada en el rumbo áspero del palacio del lamento de la muerte ciego sangriento ciego en sangre ciego
más y más en todas partes estimado por cenizas Y entender al piso yerto escombros cultivando. Ausencias clavando ausencias En los pasos En los vasos En los pesos Cucharas sin bocas Espectros familiares La muerte frágil Dejó la memoria para futuros muertos En pasados vivos de huecos llenos En la espuma del aire En la esquina del grito Es En La Espina del dolor... ¡Abundoso! Es En El Silencio escrito... ¡Inmenso! Promueve conmueve en la medida del imposible
Solo La Libertad en el sepulcro Mortal en el silencio portátil en el cerrojo óxido en el crimen Pleno Ejercicio Saludable Por Ser Del veneno caminante Del acuerdo aceitunado ¡En qué cielo perdonarán! Las ausencias clavadas...
Al Santo Del Sillón Herido al morir mil cielos muchas veces muchas Tantas veces tantos en las calles tantas noches Tantos trenes tantas vías en las nubes sepultadas
Dónde El martillo clava y clava, ausencia sobre ausencia..... En la vanidad ____________multiplicada En las llamas ____________congeladas
Destejida la tormenta Por Las ausencias evidentes
¡Qué hacen trajes y collares! Los que viven muertos libres El desdén de paja El anillo prisionero El manojo amartillado ....¡Torrente!.... En_lo_que_cidooo. Del Espléndido Fracaso Todos, todos, todos... ¡Los vidrios asustados! Clavaron Más aguas Más letras ¡Secos huecos! Infinitos Clavaron, clavaron y clavaron... Sólo ausencias.
___Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EN LA DIMENSIÓN CATATÍMICA
Solo el aire suprimía la discordancia de los tiempos, lógicas contradictorias de infancias añejas pero válidas en su espacio, y las fluctuantes, periódicamente, al ritmo de las tendencias existenciales, en la investigación empírica, en la soledad más teórica qué pura. Cruzó a ésa dimensión. Entre la ficción helicoidal el corpúsculo giraba, grácil, auténtico, sin periodicidad, tan alegre como infructuoso, dónde los dígitos irregulares dejaron de verse, en la trayectoria del lápiz...
¡El espacio se doblaba, la luz perdía velocidad, y una obscuridad brillaba bajo la cama!.
Y tanto, más especulativo qué espectacular, la tarde cobijaba el solo arrullo del parque cercano, por el aire, mientras reflexionaba, ondulando los ruidos de las hojas secas.
Se decía, y algunos despistados lo llegaron a creer, la iniciativa audiovisual logró editar virtualmente, el interior de aquélla época, imaginaria de un desequilibrio ligero de acordeones, en los últimos años luz, según la teoría de las cuerdas de la nueva guitarra, con una regularidad notable, y sobre todo, por el efecto ámbar, y la sirena incontenible atrás de la ventana.
¡El ánimo cambia, el pensamiento brilla y nubla, el sentimiento deja de ser hielo y vuela!.
Pensaba en el efecto, ámbar del techo al piso,
vibrando en la catatimia transparente, en la dimensión a la vuelta de la esquina, redondeando los agudos planes de plenas planicies en escarpados bosques matemáticos y un sabor a geometrías nuevas...
Leía en pausas la nueva revista y la pantalla penetraba su ser imaginando, en papel y lápiz... Ahí... Sentía cansados los párpados en las ondas frías de la playa, últimamente descrita en Urano, de la que se había enterado en su viejo trabajo. ¡Sí, ahora estaba seguro!... Era una especie de curioso efecto, qué a mayor velocidad le restaba energía... (Sonreía al pensar en una tableta azul de rara forma). Y en unos momentos, volvía seriamente a pensarlo. Tal vez sería la taquicardia última fantasía del corazón biomagnético colocado en su hombro derecho en aquel microchip subdérmico...
___Se decía, tranquilizándose.
No así, en la profundidad encefálicamente noble.
Dónde parecía ser tan débil la señal del axoplasma, movido con una voluntad suave y tenaz. ¡Debía controlar, bueno, más bien regular razonablemente los taquiones, y éstos a su vez, uno que otro latido, extemporáneo se salía del oscilómetro!. Sin bien, la cabeza dolía con frecuencia y el mar mecía olas entre sus cejas como un barco sin velas, le velaba la visión cegando lunas y estrellas fijas, al limpiar el telescopio cercano.
Pero, he aquí, lo de importancia suprema. ¡Ya no era el mismo, dentro de sí mismo, en esa dimensión, espiral, pulsátil, agridulce, ácida! Sin embargo... En el fondo, al reposar, la energía de su vacío no era mínima, y podía fabricar, y lo hacía... Un nuevo espacio-tiempo, propio, individual, compartible a voluntad... En distantes y paralizados campos, con un pequeño impulso sin causar su decadencia... Luego, ¡zaz! y el campo energético relucía de sueño a sueño en realidades materializadas...
___De pequeño, dejó de creer en espectros, pero ahora, en el espacio electromagnético, en las geometrías No-Euclidianas, en el interior adolorido y enfermo de su vieja alma enferma. ¡No había logrado gran cosa!. ¡Le quedaban aún otros recursos, lápiz, papel, plumas, y treinta toneladas deseosas de cambiar la realidad adversa!.
Cerró lo ojos, y la condensación de los taquiones por fín había logrado. Y después, todo fue tan diferente. Entraba y salía, en la dimensión catatímica, a voluntad, regulada, autoconsciente, como lo hacía con las realidades fragmentarias qué chocaban a su alrededor en las personas que lo conocieron.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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EN EL REGAZO DEL CALLEJÓN
El lugar agitan las líquidas paredes. Indolente a la penumbra. El piso al serpentear.
En el regazo antes del balbuceo. Bajo el techo desgarrado. Al sentarse junto al fuego. En el regazo Del Callejón.
¡Del mejor dolor sin lágrimas!. De la más mínima risa. Callejón interminable. ¿Duerme demasiado corto el regazo?. En el callejón escondido. El fracaso goza solo.
Entre. Aromática clemencia silvestre. Desventrado.
Con la memoria distante, embalsamado camino. ¡Del más allá!. ¡Tan cerca acá!. En el regazo del callejón. Al mirar de fuera al vino resbalarse. Del cruce apagado de la lluvia.
En el regazo. ¡Qué fluye sabiamente turbio!. En el regazo. Mudo de la piedra de prisa. ¡Del callejón!. Avanzando bajo una puerta. Enramada al enranciarse. ¡La difusa herradura de los cascos!.
Y de ribete el violento ripio es culpado. El ripio para todo hasta de los eclipses. Y las marejadas de mercurio en coplas.
Del Callejón. En El regazo, la migaja es milimétrica ganancia.
Al manir indefenso al hermano. ¡El callejón incauto!. De avenidas carreteras.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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PESADILLAS DE MORFEO
Eran Pesadillas las almohadas emplomadas. Plumas mojadas del amar durmiendo olas. ¡Ah!____Morfeo, con pesadillas.
Allá donde la puerta se salió. Por la ventana del piso, del colchón. Del amor, a los tres días, esfumado. ¡Arrancó inundado de vigilias!. La mano, plástica, envuelta condonada. La deuda a la noche, en la cama. Por él. ______Amor que cohibe al soñarse real.
En lo más alto posible del barro, que sueña, una jarra de camión adormilado, saltando, más digno, más sosegado. ¡Ante los folletos de ímpetu pulsante!. Del tapete, dibujando, a veces___¡Enamorados!. A Morfeo, con sus pesadillas. En las rodillas es. ¡Cupido!.
Con el soñar. Una manada de cabellos. Una mirada de castaños. ¡Sueños!. Anhelaba el ardor ilustrado. Del folleto. ¡Sin sombra de duda!. Reseco el metal jubiloso. (Hierro, candente) ¡Oh!__Dios, a dónde hemos llegado. En la inconsciencia. Adormecidos.
Radiante la causa escurriendo. Del pálido imposible. Del nítido secreto. Dependía el pasado. Del efecto incansable.
¡Ah!__Morfeo y sus pesadillas. Antes bien. ______Mejilla del balcón sin discusión. Más bien. ______Incluso del recuerdo desdeñoso. Empero. ______Agarrado al respaldo del zapato.
¡Despertarse!. A la consciencia. Amándose. ¡En los otros todos posibles!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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HÚMEDO PISO
Húmedo Humo... Rauch, fumo, fumeé, smoke!. De Los húmedos pisos, furtivos, recónditos, recostados, al filo de filfa, en el cuarto sin luz, de una mesa de trigo, habitan, heliotropos, hechizados, pintorescos niños, en terso temporario, gramíneo y grácil, azar bamboleante, con un libro de oraciones, discreto y elogioso, cuando arañan las sombras cercanas, y dormita la marea, corola en la vela, que encendida dejan, y la llenan, gota a gota con brisas, y cordajes.
En el piso. Abstracto. Irreal. De risa lastimosa, aureola, sin contorno ni escudos. Húmedos y desnudos perfumes. Enormemente. Escondidos en la situación. Actual_____ Devoradores. ¡De mundos inexplorados!.
Viviendo. Inciertas las desiertas puertas. Viviendo. Ignotas las nebulosas renacidas. Dónde... Atigrada la noche despierta la luna. Donde se duerme la tarde. Del húmedo piso. En el confín. Polvoriento. Celeste. ¡Qué ilumina y palidece al alba qué ilumina!.
¡Húmedos, enlagrimados, caminos!.
De cualidad la soledad de sentido. De seroja serpentina y serpollo. Con... Prolongada búsqueda. ¡Tal vez!. Frustrada siempre... ¡Pero perseguida!.
Aún Sin ser capaces de amar Aún Sin ser amados... Por el pasado persistente y pronunciado.
¡Con el drama entreverado!. En el rústico rostro núbil. ¡Impreso impulso incipiente!. En el candelero caleidoscópico. Del la vida. ¡Con el drama entreverado!.
Húmedo desfile de mares extraños. Por la debilidad transportados. Y Por el ámbito del mientras. Y El Piso vedado y reprimido oleaje. Donde Está. ¡Reluciente la gente indiferente!. Entre las ramas inquietas. Sensibles al viento. Del pueblo de casas inanimadas, despreciadas por las calles. Del elegíaco quebranto y malhadado zangolotear desilusionado. Entre Húmedos enigmas de sinfonía palaciega.
¡Qué traspasa los umbrales!. En el corazón____¡Qué se rompe de pensar!. Dónde... Retozan los instintos, violentos e ignorantes. Dónde... Pasan las vidas que nunca retornan de la senda. Por El humo humano de lo húmedo del piso enlagrimado.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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