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“Glorioso, de ser alpino . . .”
Cuanto ha crecido mi pino, un domingo decembrino lo sembré con muy buen tino, un árbol no es repentino.
Cuanto ha crecido mi pino igual que si fuera un niño siguiendo, fiel, su destino lento en calma, paulatino.
Cuanto ha crecido mi pino clorofilo, . . . matutino, con la sabia en intestino de su tronco tan divino.
Cuanto ha crecido mi pino frondoso, así, bien genuino, de ramas, de hojas de armiño, con sus frutos del cariño.
Cuanto ha crecido mi pino con un nido de inquilino, con las aves, con su trino, de flora y fauna, vecino.
Cuanto ha crecido mi pino junto al oyamel y encino, cerca del río cristalino, sobre un filón mortecino.
Cuanto ha crecido mi pino conífero, campesino, hermoso sin desaliño, picudo sin desatino.
Cuanto ha crecido mi pino que oxigena al citadino, azote de “smog” dañino salvación de orbe cansino.
Cuanto ha crecido mi pino de glorioso ser alpino, madurando como el vino brindemos con trago fino.
Cuanto ha crecido mi pino verde, brillo vespertino, sobrevivir es su sino sin talamontes mezquino.
Cuanto ha crecido mi pino en su natural camino tendrá el cielo por destino junto a Dios, con su cariño.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Municipio del Mineral de “El Chico”, Estado de Hidalgo, México, a 03 de julio del 2020 Dedicado a mi joven, ecológico, ahijado, Mauricio Avalos Osorio Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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AL AMO EMBOSCADO
Desemboscarte puedes si quieres De las monedas monas en manadas.
Álame álamo al tálamo siéntelo enraizado al viento como como desayunando noches que destilan tildando al tilo de atormentado noble roble cuando el pino empina sin tino al destino liberando libre…
Si yaciese como enlunado sol asolando con erosión y aridez.
Aquel que yergue al viento luces con lecho ondeando por la colina del cedro al ébano malévolo albo solo porque hubo erguido vinos vistosos bienes miles mal habidos entre pulsos acelerados y vaivenes sin sentir remordimientos clementes.
Aún no morirán, al morir, todos todo lo que deberían y debieran.
Álamo álame si puedes alar ahí donde yazgo, ahí donde yaceríais si humanos fueran los humos y cenizas si irguiéremos hábiles al bosque núbil del fuego atroz y tala infame evitando y deslumbrando flamas infecundas latitudes endulzando humedecidas.
Sí, sí… Vivirían, al vivir, muchos conviviendo amos de la vida para morir bien digna muerte.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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FUNERAL BUCÓLICO Autor : Justo Sierra México ( 1848-1912 )
Funeral Bucólico
Su esfera de cristal la luna apaga En la pálida niebla de la aurora Y la brisa del mar fresca y sonora Entre los pinos de la costa vaga.
Aquí murió de amor en hora aciaga Mirtilo, y bala su rebaño; llora La primavera y le tributa Flora Rústico incienso cuyo olor embriaga.
Allí la pira está; doliente y grave Danza emprenden en torno los pastores Coronados de cipo y de verbena;
La selva plañe con murmurio suave Y yace, de Mirtilo entre las flores, Oliendo a mil aún la dulce avena.
II
Mas llegan los pastores en bandadas Al reír la mañana en el Oriente; Mezclan su voz al cántico doliente Y se abren las violas perfumadas.
Ya se tornan guirnaldas animadas Las danzas ; ya las mueve ritmo ardiente Al que hacen coro en la vecina fuente Faunos lascivos y risueños driadas.
Vibra Febo su dardo de diamante; El baile raudo gira, el seno opreso De las pastoras rompe en delirante
Grito de amor que llena el aire en ceso. Mirtilo, el boquirrubio, en ese instante Vuelto habría a la vida con un beso.
III
Ünese a los sollozos convulsivos De los abiertos labios, el sonoro Choque, ya recogen el caliente lloro Las rojas bocas en los ojos vivos.
¡Homenaje a Mirtilo! ¿Cómo esquivos podrían ser sus manes a ese coro? Al soplo del amor y en barca de oro Su alma huía los cármenes nativos.
Las tazas nuevas en que hierve pura La leche vierten del redondo seno A torrentes su nítida blancura.
Sobre el fúnebre altar de aromas lleno El fuego borda al fin la pira oscura Y asciende el sol en el zafir sereno.
IV
Crece la hoguera, muerde con enojo Las ramas cuya esencia bebe el viento Y el baile muere al exhalar su aliento La última llama en el postrer abrojo.
En un vaso de arcilla negro y rojo, Recogen las cenizas al momento Los pastores y en tosco monumento Guardan píos el mísero despojo.
Duerme Mirtilo; floresta Umbría Que en tu sepulcro abandonado vierte Su inefable y serena poesía,
No olvidará tu dolorosa suerte: Ni de tu amor la efímera elegía, Ni tus bodas eternas con la muerte.
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BELDAD EN MALDAD
Eran solo amarillas, las fantasías de las noches rojas de sangres, verdes en la brisa miel goteando. Aquellas olas muslosas como el enjambre fragante, en el temblor del verano y la luna de pinos. ¡Donde las sirenas se pierden serenas!. En los paisajes de los lentos rebaños, por los tibios besos de nadie.
Pues si no. Si no. Aquéllo de otra manera. Se hubiere erguido. Legible y flexible. En el púdico regazo. En la caverna audaz. ¡Beldad en Maldad!.
¡Atrás de las paredes blancas!. El silencio tiene un sabor alegre. ¡Bajo los claveles de las alfombras!. El agua hace pájaros de plata. En la luz fatigada de las flores. En la paz perdida de los caminos. En la voz apagada de las consciencias. ¡En la tierra de los nuevos escombros!.
En Aquéllo Que si Quisiésemos irguiésemos De Otra Manera ¡Más allá de éste astronómico fracaso!.
Por el amarillo fúnebre atigrado. Por el sangriento fino almidonado. Entre las noches que gotean los techos, en las mesas de mil espectros, en los peces de mil perdones. ¡Las mieles reparten los ataúdes!. En los enjambres del hambre alambres. Por los silencios con fiebre fríos.
Y No Que Solo Se irga La Impotencia... ¡En la enclenque y desmirriada razón.
Con esta beldad en maldad. Por estar ahí. ¡Cuando ellos yergan solo el fracaso!. En la quietud que al horror da miedo. Por las sendas enlutadas. ¡Prócer de lo borrascoso!. ¡Expolio de lo legítimo!. En las últimas razones donde solo lo sinuoso brilla.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ONÍRICA PUREZA
En la pureza. De las tortugas y musgos. Los cielos son naturales. En las cúpulas que sueñan. Lunas sonámbulas.
Con sus terciopelos incoloros. La impureza menos aguda. En la nitidez que viven. Al ritmo de sus relojes. ¡La vida fugaz!.
Del musgo magro y claro. Por el camino lento. De la rápida tortuga. Arena, anfibia, alada. En la copa de los pinos.
Embriagados, los antílopes. En la pureza del espejismo. Escapan de los guepardos. Por los sueños naturales. ¡Qué sonámbulos escapan!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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DESNUDOS MÁRMOLES
Con las horas derretidas lágrimas del tiempo. En el mármol atardecido del verano. Anochecida la risa huele a terraza. Gastado el tiempo en un ladrillo. Y los gatos callejeros.
¡Desnudos, mármoles, desnudos!.
Con los collares de membrillos anudados. En la cadena acordonada de colores. Antier el tigre durmió en su baño. ¡Gracias al saber del acordeón!. Y las lechugas humeantes.
¡Mármoles, desnudos, mármoles!.
Con toda ésa... Milagrosa decadencia. Las caderas alimentan. Pinos, puros, venenos, ciegos. ¡Cinco pálidos posesos!.
¡Desnudos, desnudos, mármoles!.
¡Oh, huérfano!. El crepúsculo divino. El pastor, pasta, plástico La cartera de cantera Y la colina del castaño.
¡Mármoles, mármoles, desnudos!.
Con las horas humeantes. Las lechugas del tiempo. ¡Anochecer de los ladrillos!. Los collares duelen como tigres. ¡Con tanto mármol huérfano!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Ah vastedad de pinos, rumor de olas quebrándose lento jugo de luces, campana solitaria crepúsculo cayendo en tus ojos, muñeca, caracola terrestre, en ti la tierra canta!
En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye como tú lo desees y hacia donde tú quieras. Márcame mi camino en tu arco de esperanza y soltaré en delirio mi bandada de flechas.
Entorno a mí estoy viendo tu cintura de niebla y tu silencio acosa mis horas perseguidas, y eres tú con tus brazos de piedra transparente donde mis besos anclan y mi húmeda ansia anida.
Ah tu voz misteriosa que el amor tiñe y dobla en el atardecer resonante y muriendo! Así en horas profundas sobre los campos he visto doblarse las espigas en la boca del viento.
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Poeta
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