EN EL SOLO TODO
En todo el horizonte no solo estás.
¡Sin estarlo, estás!.
Como el mar de los pobres.
Espejos, aquí también el agua.
¡Luce inquietos los colores!.
Inquietos.
Los.
Colores...
En los fondos mundanales.
Del paso ingrávido sensible.
¡Puente, andén, camino en fes!.
De faz de paz de pez.
De paz.
De pez.
¡En el solo todo!.
¡Todo solo él!.
De faz de paz de pez.
¡Qué a los temblores nada quita!.
En los fuegos hondos y los viajes.
Viejos inviernos otoñales.
¡Otoñales primaveras!.
Únicos puntos cardinales.
¡Luces movimientos perpetuos!.
Hacia los verdes fruteados palpitares.
Todo
En
El
Solo, todo en él.
Joven repetido acompasado de timones.
¡Solo soledad!.
Una vez, mano fresca.
¡Confín sabiéndolo!. Hoy solo.
Solo hueco de promesas.
Todo en él, solo, soledad.
Collar de noches sin descanso.
Suficientes nieblas meciendo espinas.
¡Solo soledad!.
Abiertas órbitas regazo del vaivén.
¡Solo soledad!.
Por debajo... ¡Mareados cometas!.
¡Perdidos qué no salen de sí!.
Espumas.
De.
Burbuja. ¡Imprevista!.
Islastrodeshilado... Y cegador.
¡En él, solo todo!.
Como uno de siempre suyo.
¡Amor de hojalata!.
Amor, amor, de olvido...
En el solo amor vacío.
En la solidez plácida del todo interno.
¡Solo soledad!.
Amor al solo todo.
¡Firme mármol amarfilado!.
En la entraña mediodía resplandor.
Y escondrijo.
¡Melodía sin paraíso!.
Con el absoluto insuficiente.
¡Del quién sabe simultáneo!.
En
El
Horizonte.
Todo. ¡Solo soledad, amor!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez