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Le llueve “tocho morocho” a la hacienda mexicana que se hunde de forma insana por López que ya está chocho con los veinte treinta y ocho varos por dólar verde, sí, el “super peso” pierde el valor con la reforma (per) judicial que se torna canina y a su amo muerde.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 09 de septiembre del 2024 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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Você consegue bulir com os meus planos, e alterar os meus sentimentos. Você é como um unguento: suja, mas sara.
Você é minha tara: pode ser o peso do veículo, pode ser o defeito moral... O importante é que tudo serve.
Você é minha verve... (?) (Quando veio esta palavra, tive que consultar um dicionário). Que Deus assim lhe conserve.
A.J. Cardiais 02.03.2010
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Poeta
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UN SUEÑO Autor: Edgar Allan Poe Estados Unidos (1809-1849)Poeta, novelista y ensayista. En Baltimore publicó "Poemas", seguido de su primer triunfo como escritor, "Manuscrito encontrado en una botella". Entre sus poemas más famosos figuran "Leonore" en 1831,"El cuervo" en 1845, "Annabel Lee" en 1849 y "Las campanas" en 1849. Su mayor producción literaria está contenida en numerosos cuentos y novelas de corte policíaco que lo llevaron a la fama. Este es versión de Carlos Arturo Torres.
Referencias son…https://www.youtube.com/watch?v=GFHZbKtV2zw https://www.youtube.com/watch?v=EFMt79gW2nA Un sueño
¡Recibe en la frente este beso! Y, por librarme de un peso antes de partir, confieso que acertaste si creías que han sido un sueño mis días; ¿Pero es acaso menos grave que la esperanza se acabe de noche o a pleno sol, con o sin una visión? Hasta nuestro último empeño es sólo un sueño dentro de un sueño.
Frente a la mar rugiente que castiga esta rompiente tengo en la palma apretada granos de arena dorada. ¡Son pocos! Y en un momento se me escurren y yo siento surgir en mí este lamento: ¡Oh Dios! ¿Por qué no puedo retenerlos en mis dedos? ¡Oh Dios! ¡Si yo pudiera salvar uno de la marea! ¿Hasta nuestro último empeño es sólo un sueño dentro de un sueño?
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Poeta
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No poder ya ni luchar, El malestar ataca. Me robaron Miles de fotos, Robar es su fuerte, Saben del dinero Que valen. Compañeros de trabajo, Malos seres. Su peso moral Es de basura. Nada valen. Roban, robo, Me robaron todo. Robo, soy la robada, La ratita desorientada Que pierde Sus millonarios Bienes. Asco dan, Ateos, son nada Y repugnantes Como seres humanos. Comen carne Ni siquiera Son vegetarianos. Me roban los insensatos Y no creo que pueda Denunciarles Pues soy Una desprotegida Del Reino.
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Poeta
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N.I.C.T.A.L.O.P.I.A.
Entre los sueños que parpadean las noches, más allá de las pupilas de un espejo roto, con las alas breves de un latido prolongado, en el aroma que esconde su rostro cardinal, que hace de las plumas plenos vuelos.
Van las noches que ven las estrellas estériles. asesinas en la práctica del teatro del tesoro. del color intenso a pulpo con la destrucción. compasiva de la pulpa tetramorfa de su culpa. entre los cobres ingentes, más acá fervientes. del emblemático pasado, y de la caridad de una madera. entre los incendios que acuosa marca los descuentos a la razón en crisis gris, devorando las monedas, en manadas y mentira, en el culto a los perdones crueles del sabor.
Nocturno y visual el tapiz taciturno del tabaco es, porqué a la brisa sumisa estremece frágil el aliento que a la playa consuela contemplando la vibración de las miradas jugosas incisivas ya cuando la niebla se esfuma brillando evaporada.
Ver la noche con el sable del orbe insalubre solo ubicada a tres horas de la pubertad congelada. ¡Sí, sí!... Congelada angelada alojada alquilada, siendo escaso el fuego en el miedo del colágeno, de los órganos erectos, en veinticinco pisos lisos, a la altura de los ojos de medusas cariñosas caras y urticantes como besos retorciéndose rebeldes, tan ultrasónicos, tan en trance, tan torpemente, entre los cilíndricos centímetros tramas trágicas, que penetran fantaseando un lacustre lecho.
Por el peso que pasa un verso sonoro. Por el silencio encarcelado de un ojo. Una pestaña en la sombra saneada. Siembra los sueños en grato secreto. Cultivando al destino en dasatinos.
Solar un camino que empaña la mirada. Solar un adiós que engaña al denso velo. Del espejo desesperado por cada reflejo. ¡Verano en declive, primavera ingenua!. ¡Otoño inquieto, invierno impermeable!.
Himnos en gotas, que hacen olas, con tormentas, con suspiros. ¡Viendo solo noches!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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UN ARCANO HETEROGÉNEO
Quería volar, y se fue de leopardo vestido con el presentimiento de que el medio esponjoso quedaría asombrado en las retinas. Hacía varios días que estaba muy tranquilo. Ni él mismo sabía lo que describían los timbres postales falsos terminados en casa. Ni de las lágrimas petrificando sueños presos. De vez en cuando, por un momento, el espacio crecía y se achicaba entre resortes sorprendidos al salir de las realidades alternas, retrasando el destino con descuido, como la mirada de un ciprés al cielo que ha mandado parar al sol alerta y puro.
Otras veces caminaba asido a circunstancias incandescente, ensimismado, deslizándose en los velos despojados de la música perdida, en un claro enrejado bajo las nubes provocando un torbellino con la disciplina de las generaciones por venir, inclinando con su peso la llanura de sus pupilas. Quería imponerse, a fuerza de ignorar las excursiones masivas a las interioridades ajenas, abriendo y cerrando las ventanas triangulares y sus palcos. Que caminan sobre el dorso de las olas.
__¡Lo mejor es no pensar en ello!__ Se dijo calladamente al empezar a brotarle el par de alas negociadas en la noche por el largo camino de las nubes.
Estuvo mucho tiempo sumergido en la cabeza de la estatua colosal, ahí donde vio dibujado su rostro con inscripciones destruidas por terremotos y mareas. Algunos las explicaban desparramando promesas de saberlo por haber desatado misteriosas correspondencias.
Conocedor de la profundidad del absurdo, y decorado además por las nítidas paradojas rechazando amablemente la acusación de los celos profesionales. Como los bosques ignotos bajo el cabello cano y escaso.
Los días siguientes no fueron diferentes al mes anterior, en la vorágine incesante del espacio mínimo comprado en las calles como historias verdaderas, a los rostros anhelantes en el cementerio de los pozos. Parecido al fruto de una huerta de casa embrujada, acompañado del tiempo sin fin, con el dulce placer del deseo todavía en espera.
Todo había andado excesivamente bien como el alfabeto fonético más antiguo que se conozca, desde la pintura rupestre de los perturbados caracoles marinos creados por las corpulentas bacterias sin tomar en consideración la edad en forma de pirámide que salta evocando a los parásitos por el desconcierto de la imagen mencionada.
Pero todo ello solo duró unos minutos, fue un vértigo verdoso en un claro de selva nadando en el aire. Como el ritmo rotundo de múltiples piruetas, apretando en la garras un cerebro potente que electriza su espacio y maravilla la tierra.
Súbitamente, la roja luz lunar perdió mucho de su intensidad. En ella aparecieron visiones apacibles mecedoras de penumbras en una especie de preámbulo magnánimo, representando la sonrisa doblada por los años con las llamas de la espalda a los talones.
___¡Claro qué les diré todo lo qué pasó!___ Pues los vidrios de las ventanas se han fundido liberando las escaleras que permiten llegar al fondo del lago escondido en la piedra de la que sale la voz, y agita la luz intensa en el hervor general de la nieve, en el inmenso territorio inacabado del resto de la vida.
Por otra parte, ya no quiero volar, y mucho menos vestido de leopardo con el par de alas baratas cinco horas después de aquel suceso que claramente he olvidado por ver el oxígeno atómico eliminando el hollín de las pinturas de mis memorias antiguas, resultado del buen cuidado que me dan en este museo, ahora mi hogar permanente. __¡No obstante, hablaré esta noche con Seth!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EL PRIMER SENTIDO
Ahí está, en la montaña más alta, corre de arriba abajo, da vuelta manteniendo el mismo propósito si lo alcanza con un gancho, todos los días que puede, de acuerdo como son las cosas, por el peso de la música, y la cama de la noche más profunda, cuando suenan los silbatos y pelean con el suelo sus zapatos.
Todo había andado tan bien desde la separación de los colores, instalados en los pesares, y el fastidio del plumaje esponjado, con el hecho de acostarse desmantelando una sobremesa, lo más alejado de la espalda desnuda.
En el cuarto de paredes ásperas, con cuadros pálidos del viejo campo, estaba su sombra con los ojos cerrados por la nueva penumbra. La noche caía y se levantaba temblorosa, húmeda y tibia. Pero esta deseaba consumirse la noche completa cansada la tarde, como un pétalo seco de la flor que se niega a que caiga de la piel, que muda el alma activa y febrilmente.
Por el primer sentido. ¡Vaya mirada!. Párpados y penetrantes pestañas. Porque un cambio, te hace querer otros. Lo pensaba y lo sabía, como si fuera un ajuste telescópico automático, donde se tiene el control de la estabilidad cambiante y continua. ¡Vaya ceguera iluminada!. Especialmente al satisfacer la curiosidad donde se transforma la realidad, como parte de una misión. Benévola, apacible, edulcorada sin desencajar.
¡Sí, a primera vista!. Como el reflejo de trascendencia pulsátil que recorre los recuerdos y los aromas, las dificultades y el desafío, al estimar el valor real, internado cientos de metros dentro de una cueva inundada mucho antes de lo que suele pensarse. Vida que cambia en un instante y se esfuma.
El primer sentido. Así es que vamos al grano apoyando y estimulando al sol para que salga, en todas las épocas fabricando infatigable las toneladas de siglos y los trenes, de nubes ovaladas y altas, con las palmas azules, flotando en el cielo separado por barreras sobreponiéndose y venciendo la timidez.
Y ya liberado de la consciencia de sí mismo, unirse al color y la forma, sentir la textura y el volumen, la perspectiva de convertirse en esta misma cosa observada, vivida desde el fondo, entre fructuoso y avenencia, amalgamados, percepción y esencia, en esa laboriosidad diligente cada vez más escasa.
Encontrarse más allá del dolor, escapando se sus limitaciones y descubrir la misma esencia bajo la piel del alma. ¡Solo frente a sí mismo!. Tanto como aquéllo que también existe bajo un grano de arena, en cada hoja que se seca, en lo que aparece incomprensible por su imposibilidad aparente.
Pues. ¿Cómo si no?. Con el pensamiento resultado lineal del tiempo del pasado al futuro en incontables presentes, fruto del recuerdo en la memoria. ¿Acaso puede alguien captar lo eterno, lo que no tiene medida más allá del espacio?. Y como hacerlo sin estar abierto, receptivo cruzando el cielo nublado del sentido primero y abarcarlo, contemplarlo, entrando y siendo consciente de ello.
Y en él. ¡Sí, en él!. El sentido primero. Porque luchando, luchando sin tregua la muerte parece ser la única salvación. ¡Vaya quimera del humo y la ceniza!. La salvación suspendida del tiempo, buscando impaciente lo que no lo tiene, por lo que al mismo deleite estruja, arrodillando a la vergüenza en un hueco quisquilloso justo autómata por él, el trueno estremecido cabizbajo escurriéndose al después presuroso en la escalera hacia el cielo castigado por los años, hendiduras grises de imágenes carniceras, entre el desencanto de la nada que se alarga tendida, y flota muy sensible a los sonidos, los olores, los gustos, de la rigidez y la indolencia echados a perder como nunca en la balanza que viaja conservando la calma de la curvatura de unos meses demasiado propensos al fastidio de los cometas extraviados.
Perdido, perdido, el sentido primero. Evadiéndolo, sin vivirlo y encontrando su realidad más íntima perdida. Y, si no, ¿cómo llegar a lo que no tiene límites, a lo inefable, al repliegue mismo del egoísmo en la concordia quejumbrosa?. Y por entre las ingratas risas apagadas, florecientes campanadas, en la espalda adormilada ascendiendo como lirios de caligrafía esmerada, en la tabla del plumaje esponjado por la misma vanidad, como la fiel postal del sueldo escaso, con las suelas de las fajas a medianoche, en la situación de los extremos fusionados en la dicha deshecha de la íntimas urgencias.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Quando escrevo para criança, coloco o texto na balança e vejo o peso que tem.
Se pesar, não vai prestar... Se ficar leve, não prestará também.
Criança é que nem ninguém: Não sabe o que quer, mas sabendo muito bem o que não quer.
A.J. Cardiais imagem: google
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Poeta
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Suicidio inútil
¡Cuándo se unza... Undecágono lejano Fue el menospreciar, ultrajoso, ultimátum. En la duda de que la vida existiese. Inútil aún, en el más allá, acá...(Ojo, acá). ¡Dejó de morirse en cualquier parte!. En la bolsa de horas bajo el brazo. ¡Tenía el peso de algunos años!...(Solo, algunos). ¡Qué...Arrojó a la calle la campana!. Y en ése instante, al barro, se enganchó.
I.N.Ú.T.I.L.
Inútil es solo la vasija. En el después de los vestigios. Del último suicidio, al principio...(Solo, sólo). Al que regresa y llega al extremo. De la impaciencia___Confusa oruga. ¡Aún sabiéndolo y queriéndolo la noche!. Un siglo después, a las cinco de la tarde. Al tiempo estaba sintiendo. ¡Ignorado!.
IN Ú TIL...
Bien recortado, deshabitaba medio cuerpo. Los hilos, los gajos, del vino vestido. ¡Dónde la tarde se refugia!. ¡Dónde el ímpetu ardiente pulsa!. Al riachuelo, tempestuoso, abajo. Encarnando, al sótano encharcado. La inmensa costumbre. Del fragmento... ¡De la soledad un cuarto de hora!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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