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PAROXISMO ESTRAMBÓTICO
Síncope, rudo rapto y ceguera.
Del espejo es la promesa dulce, en el reflejo verde del mar rojo, que de encanto fábulas revive, en un instante de luz encarnada, donde escasea la vida, escarlata.
Confesando al descubrirse falaz, alabando con perspicacia sofismas. ¡Desnudando tenorio bataholas!.
Caprichosa, excentricidad aguda.
Devora en ello a lo que sustrae, la luz del pasado y sus ausencias, que ingratas deben a la fortuna, dichas dónde flaquea el ánimo, y el aliento descansa imperioso.
Aunque factible en rosicler sea, pespunte pertinente opulento. ¡Impoluto y pletórico insufrible!.
Dirimiendo al estorbo diligente.
El perfil orgulloso, ligero florea, reflejando muy vivo al recuerdo, donde silabean las horas paganas, al péndulo de cobre, que medita, pegado al suelo, el cielo, lacónico.
De los senderos abiertas las alas, del oleaje furores, el infierno es. ¡Del resquicio escocimiento el sol!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ODA AL ESPEJO (I)
Ahí al frente con tu mirada transparente el tiempo de perfil con la camisa y la sonrisa vistes la ropa nueva el reflejo goteando arrugas estremeciendo hasta el fondo la luz perforando la esperanza que sigue buscando la cabeza el cuello las mejillas con blusa blanca la corbata descifrando el nudo.
¡Oh, lindo espejito!. Muchas veces implacable el cabello cae cantando por el peine invisible haciendo gestos roto y empañado entre la luz labios de cristal espalda intacta a veces buscándome siguiéndome. En los ojos abriendo con agua tibia la espuma entre los dientes. ¡Vagos recuerdos!. Envejeciendo matutinas noches vespertinas nieves en la cabeza. ¡Fogatas!.
¿Qué puedo hacer?. Me seguirás viendo inclemente desnudándome la misma cara herida por el tiempo habitación distinta. ¡Cambiando siempre!. Haciendo lo mismo. ¡Qué yo!. He olvidado de mí pensando. ¡Qué nada cambia!. De la apariencia el fondo con la imagen. ¡Qué nos mira!. y desconoce objetivamente. ¡Solo por fuera!.
Mi reflejo solo un rato en el baño solitario en la sala acompañada sonriendo como sombra con luto ajeno resbalando los dolores. ¡Qué llevamos!. Reflejados en otras lágrimas muchas veces ocultando por los años en ese peinador.
¡Qué cambia!. El tiempo a nuestra imagen y semejanza. ¡Reflejándonos solamente!. Gracias, gracias, gracias.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Ecos plañideros
Entre las huellas de la palabra, no dicha por la arena, hablando el polvo, que humedece al mar su hogar, de azúcar entre los colores, de la paz obscura del hielo, en el fuego vagabundo del humo, del veneno que tirita grácil.
¡Abanicos acodados acreedores!.
En el pájaro que ladra al sol, quemando, cada flor indiferente al sabor salado, cada noche soplando al viento inmóvil, encendiendo verdes al púrpura labrado, con las huellas del otoño entre los labios. Ecos vivos, del espectro, del espejo núbil. Del disfraz de los paréntesis vendidos.
¡Befa beligerante boicoteadora!.
Mostrando el balcón halcón del rostro. Del hollín filibustero néctar de nácar, de música el perfil, y las rejas pasmadas. Emplumando arboledas y tapices, que llueven escribiendo al mármol, del instante fabricado con orugas, plenos uniformes hechos gas.
¡Cavernosa cavilosidad consuntiva!.
Ecos benignos crepúsculos magnéticos. Ecos paisaje de cereza y ópalos lacustres. Ecos en la carne de los lirios acuchillados. Ecos plañideros que fueron al futuro a quejarse. Plañideros de las nupcias del cadalso con el teatro. Plañideros de los guantes sonrientes por los dientes. Plañideros pedestales del patético patíbulo parlante.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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SEGURO TE CONMINO
Esperanza. Camina para que dibujes al mar, las montañas en un pez. Cien navíos del desierto aúllan, y anidan una nube, sin espera.
Seguro. Cultivaron unas olas de pestañas amarillas, y unos raudos musgos donde duermen, las miradas del cabello. Un camello vendía coronas y cepillos, y el sol sentía un canguro, que cantaba de rodillas al pasillo, y trepaba en el espejo reflejándose.
Esperanza. Ya no sueñes, que hay patios y campanas, en los ojos del suelo y las paredes, del nuevo lago derraman las cenizas. Nada importa que todo pienses, con la lengua entre pálidas arenas.
Te Conmino Seguro.
Ellos nada saben de la humedad, vestida del guante impasible, ni de hormigas intimidadas, ni elefantes, angustiados, menos, dentro del huevo.
Esperanza. Calla, piensa, gime el espanto, escucha la morada de los huecos, alarga un poco los relojes bocabajo, y planta platos entre las noches, del hambre de las mesas. Ya pasó el ojo entre la paja, y las agujas hacen de una lágrima leyendas.
Seguro Te Conmino.
¡No, no!___No huyas esperanza sin orgullo. Siéntate y reposa en la orilla del llanto, en los párpados del pétalo asustado, en el futuro recién cortado, en el perfil del alba hecha de yeso.
Esperanza. Ve que todo se ha ido. ¡Sin ti!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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AGUDIZADO
Porqué la esquina de la concha espina. Del enrojecido elocuente desnudo. Al metal de la sonoridad verbal. ¡Éso, éso!___Por el suelo que nada olvida. En la sed profunda inmerso___¡Sin pensar!. ¿Quién gana más vida matando?. Agudizando más la carencia. Agudizando más la inconsciencia. ¡De la humanidad en retroceso!. ¡De la misma razón perdida!.
En cualquier esquina del aire. En cualquier espina del soñar. Del verso encuadernado. Del sobrio fondo. En el vientre del alma desdichada. En el rostro de la irremediable nada. Por los collares de telarañas y ataúdes. Por las cosechas qué corrompen. Del galopante silencio indefenso. Del inerme tierno olvidado.
¡Oh, prosa del exaltado goce!. Ya dame un solo sentimiento exacto. De raigambre renovador drama. Del público fervor inseparable. Del huracán enjambre esperanzado. Sin los viejos edificios de las tumbas. Sin las ruinas de las rimas ruines. En el relampagueo de las hierbas. Con la garantía de inexistencia. Con la melodía de toda ausencia.
¡Oh, verso del perfil polvoriento!. Del elogio que indistinto aquieta. La orfandad instalada en las letras. ¡Con la espada austera algodonosa!. ¡Qué del pesimismo es complacencia!. Y entre los fervores truculento. Agudizado el desencanto del gesto. Como cualquier sentimental concha. Agudizado el desencuentro indigesto. Como cualquier espina en cada letra.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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TALLER MODERNO (Soneto)
Por el aire del cuarto, saturado de un olor de vejeces peregrino, del crepúsculo el rayo vespertino va a desceñir los muebles de brocado. El piano está del caballete al lado y de un busto de Dante el perfil fino. Del arabesco azul de un jarrón chino medio oculto el dibujo complicado. Junto al rojizo orín de una armadura, hay un viejo retablo, donde inquieta brilla la luz del marco en la moldura. Y parecen clamar por un poeta que improvise del cuarto la pintura las manchas del color de la paleta.
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Poeta
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ÉXODO ESPECTRAL
En un trozo de agua hecho de vestidos largas medallas al relampagueo de la plazuela, al rumor perforante de mil setecientos caballos, de cabellos somnolientos dejan de perfil al codo, un brazo realzando desconchados muros desaparecen, de par en par una caverna, la estrechez a la sombra del pirul, luciente, vago y magro, mago meridiano, catastrófico el cortejo, el conejo, murmurante.
Arrastrando calles, huertos, en la red de los canales largos, carretones fugitivos y opulentos, esplendor melodramático, agolpando callejones, empedernidos seis años, de míticos sobresaltos, manojos pálidos, confines esparcidos semidesnudos.
La boca de los retratos infecundos, aún después en los recuerdos petrificados, los insípidos escalofríos, en los oídos prometían hermanarse al replegar los techos, trechos, batas blancas, marcadas en la franja de los dolores coloridos, las rodillas duelen a las ánimas. ¡Al partir!. Ya... Vuelve la cantera emigrando, en el anís, del vaso dramático y profundo, al viajar del verso al puente, áspero, al centro del punto hexagonal, con el marco de la segunda mitad. En las emociones impresas.
Ya... Espectrales las sombras brillan. En las románticas herramientas. En las cajas del sastre. Desastre. ¡Dónde despegan veintisiete leguas!. En la lírica distante. ¡Flautas, tomate y cebollas!.
Con El Movimiento de las ollas Los frijoles. Los tambores. ¡Encantados doblando!. La belleza pura estrangulando, la sencillez, indistinta, deshidratada, la risa encuadernando, efímera.
Vuelven, vuelven, los perros volando, al pantano centenario vuelan ya,
auténticos, anillos y pistones. ¡En pocas semanas una copia!. Sexuales y cromáticas las posiciones, en el castillo del círculo excesivo.
Ya, la inestabilidad marchando, absurdas y declaradas noches, sobreviviendo ritos enigmáticos. ¡Paralelos, nocturnos y primigenios!.
¡Espectrales!. Cuando lo instantáneo transfigura, al éxodo celeste del subsuelo, del inframundo, con la vitalidad, al punto, repentino, lo panorámico primario, heredera, obra rara, al poblado intensamente. Opaco Lo más cercano Eterno ¡Al estilo adoctrinado!. ¡Trina y trina!.
Allá Donde Fingen los quiméricos recortes. ¡Un selecto y verbal silencio!.
Emblemático y flemático. ¡Automático!. Objeto al visual secreto, tradición capaz estrecha, la mirada, serena, del viaje pleno. Por el éxodo. Del campanear correspondiente. Receptor directo. Del mismo palabrear elegido. ¡Un fracaso fresco!.
__¡Será!__ Un Iniciático precursor de los ratones, las menudas agujas de las retinas, los salvadores alfileres, despuntando, hilo, única probeta. ¡Con el buque vano!. Al pintor del margen, mudanza encima.
Espectral. Nunca copia de otros, sucesos, iguales. El éxodo. ¡Al seso seco, la reseña convocando!. Del vecino a su manera. Entre. ¡Las insanas esperanzas del colapso!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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BRONCEADO PATALEAR
El bronce de los ríos livianos brilla. Al aproximarse la imagen. De los tres elementos. La mayoría de los campos, de perfil.
-(Monada del monociclo)-
A las viudas hojas en los museos. ¡Valiosas joyas fieles!. Al violín de menta, al esfumarse. Mano a mano, viejas palabras, sin esposas.
-(Hacendera hegemonía)-
Contemplando leones ágiles gacelas. Al breve lienzo almacén de calles, los momentos de visitas cuarteadas, habitaciones, de parques, girándolos.
-(Cornucopia del corno)-
El frío de campanas, impotente balanceo, crece suspendido en las nubes, dócilmente, pausado, franco ardor. ¡Tejido suave al hierro afilado!.
-(Palestra pintoresca)-
Dos veces estridente el tinto canto, cae solemnemente acumulado, cazador, al encuentro, de glaciares, con el himno delicado de ademanes.
-(Vanilocuencia de vareta)-
Las uñas abandonaron al humo, sin asombro, del sufrido prójimo, ya, imagen, desteñida mano, al rostro del muro añejo.
-(Patalea bronceada la zalea)-
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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HELADA NAVE
La nave finge la imposible orilla Con el perfil tranquilo Vil sierva del yugo férreo Fatal estandarte gris Vela fácil presa Del obscuro Torbellino Nave Del remordimiento Espinosa ligadura____Muchedumbre Horrorizada por el clavel insomnio. El rosario hace jirones idolatrado. Del cielo cubierto fugitivo.
Navegante del decir absurdo nulo Inmóvil sombra______Feroz abismo Labios secos________Arrugada frente Áspera calma________Feliz sepulcro Nave férrea_________Del gris latido Presa...
La sonrisa De la ruina, vive, los cánticos agónicos Las puertas muertas Las ventanas inflamadas Dónde la mentira Infernal florece La nave Sierva de la vida... Plaga...
¡Museo del ultraje homenaje! Salvaje mueca móvil El fingido torbellino ¡Bebe grutas y tugurios! El dormir del hielo Y perder todo deleite ¡La imposible nave nieva noches...!
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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SAL DEL ALBA
Cuando las olas callan la espuma, en los arrecifes, el viento despierta, las manzanas a lo lejos. ¡Un huerto de peces!. En la música en que vuela. La belleza. En su canto. ¡De burbujas!.
***Sal, sal. Miel blanca***
En lo alto, la luna escribe. Noches, melodías, con las estrellas. Caminando entre las teclas. Blancas chimeneas en silvestres flores. Vagabundas del invierno. En lo alto. Muy luna. Muy letra. Agita la máscara de fruta. ¡Miel de luna joven qué la sueña!.
** Blanca, blanca. Miel sal***
¿Cuándo las pupilas escucharán, por los rincones las campanas, el perfume sonoro del arcoiris?.
¡No hay nombres, voz y reposo!. En la hora. ¡Qué lastima!. ¡Qué sigilosamente avanza!. De perfil. Cometa. Y medianoche.
En La Ola deshabitada. Plaza. Una vez desdibujado. El filo cálido. Y el sublime palpitar. Del arrecife. Del arrecife, umbral del alba. ¡Sal, sal de ahí!. Sal alba del alba.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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