La misma calle que un día te trajera Por aquellos caminos de plata, enhebrados por la luna Y con luceros de oro fino engrapados a tu vera… ¡Iluminando el cielo tú, porque siempre eras más bella!
Esa misma calle, de mí, ahora te aleja…. Te vas dejando en mis oídos el canto de sirena… Embriagadoras caricias en el viento y en el agua Amodorrados mis sentidos, plácidos de amor.
Y te vas llevando atada a tu cintura Toda la música que mi corazón guardaba… Cuando la lira no acaricia aun su mejor melodía Y las cuerdas tañen quebrantadas notas…
No quiero ni pensar en la oquedad que dejas En el alma desgasta de un amante peregrino Ni siquiera en los rescoldos que avivaron sus colores Cuando dulce tus labios dijeran… ¡¡¡ amorsh!!!
Te vas perdiendo en la mañana, lucero de mi vida A lo lejos el sol va cubriendo, la luz de tu sonrisa Y este albor de la mañana contraría mi alma herida Sumida en el espectro de una innoble despedida.