Una fina línea los separa, dolor y amor reunidos, inestable equilibrio que levita, cimiento firme a veces, otras, leve pluma al socaire, de tiempos y de embates. Así, por fin unidos, en un anochecer, de vigor renacen.
Sempiterna canción, que el viento acerca, a oídos de ilusión que se recrean, plegadas las pestañas a los ojos, sin ver, que por latir el corazón, en ocasiones, al sentir no piensa. Un vaivén de temores y sospechas, una locura que arrastra la razón, un vendaval que abraza y que se aleja.
El mar sin compasión te abduce, en su vientre te acoge y te desangra. Pasión, que cual tifón arrasa, que seduce, que liba y desfallece, que zarandea sin piedad y sin plegarias. Un torbellino, que atrae y desmadeja, un polvorín pendiente de la brasa, una pasión que explota y que despeja.
En la frontera de la carne se aposenta, bailando entre los surcos de la mente, tejida la pasión de los amantes, en la urdimbre de los hilos que la cosen. Frontera de deseos y caricias, en las lindes del amor que se desea. La fina línea, que la ilusión traspasa, buscando la esperanza que la impele.
Busca insaciable el norte el caminante, perdido en las burbujas de su encierro, cárcel y prisión de sus anhelos, en las jaulas mortales que le cercan. No se cansa el amor de estar presente, tozudo, pertinaz y resistente, flotando sobre el mundo penitente, en el viento sutil que le desea.
Amores y pasiones siempre amantes, de dolores y pesares revestidos, de locuras y aventuras recubiertos, en las frágiles neuronas de sus mentes.
AMOR DE SINRAZÓN Hecha de sol, la enamorada vida, de luna la nostalgia, de tibio resplandor, de luz y bruma, de voz enmudecida. Un sonoro clamor, desde la cuna.
Amor a contraluz, de voces desmedida, pletórica de carne, de sangre enfebrecida. Amor de esclavitud, o libre cual locura. Adverbio la razón, de saciedad y gula.
Cordura intransigente, voraz, tenaz cordura, memoria intolerante, que decrece sin más, fiel calentura hirviente. Sensato el corazón, entre la espesa bruma, sembrado de simientes.
Arropa el corazón, a la locura volátil, que en el éter se esfuma, como la espesa espuma, esponjosa e inhábil, que arrebata y abruma. Se viste y se desnuda, se espesa y se diluye.
Siempre construye, la vida en carne viva, sin viles ataduras, sin grilletes con nombre, libre y desnuda. A flor de piel la aurora, en el pecho fruncida, de textura de sangre.
Flor cautiva y presa, en la oquedad oscura, donde se acuna el hambre. Versátil y traviesa, pasión que se desliza, meteoro que arrasa, tormenta que acuclilla, de apariencia perversa.
Amor de corazón, y de amapolas llena, la razón que le expresa. Una leve pavesa, que al viento reta. Amor de sinrazón, y de nobleza.