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Claro sucedió...
Pasada la tormenta llovieron sus ojos las sequías en las hojas horas y horas orando pues la humedad era sueño perdido peldaño a peldaño por omitir emitir el decir...
Haz del paso la pasta como aro de luz apoyándose en un bastón arando en la retina, que no merecería la pena ni la pana, del pan del panal pues suprimida esta ventaja y aún cerradas todas las puertas lograrían escapar las ventanas las lágrimas de arena la tormenta desierta decena de ayunos que velan su balsa de mejillas sin aptitud para esta actitud...
¿Acaso acusa el que se excusa? ¿Acaso el excluido es incluido?
La tormenta transita bajo el suelo, ya caminando el camino sin regreso, ya el pasado pesa, preso, el presente. ¡Qué nunca fue, ni llegó, igual al irse sin serlo!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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PAJAREANDO AL CARBÓN
Los pájaros inanimados dejan al firmamento, incesante del cobre confuso. Al polvo cauteloso. De la noche caída de un árbol. Del siglo del año anterior, único difícil. De la perla encampanada.
¡Al carbón!.
Recostado el murmullo sobre la lluvia, corre a despertar al sol, delgada hoja con dedos finos, la madera solemne de los abetos. Con un poco del cuarto, traga irrompibles mentiras, cada pared rica de notas, débiles y quiméricas libertades.
Tal vez cada día quede, con un futuro irrepetible signo, en la realidad diluido.
Con la mezcla del bambú, el hierro crece agitado, labios resecos del agradecer, al agresor, las caricias de las nubes.
La mazmorra esparce al grano, diluyendo, de nuevo al campo, humeante, en la pasta, plástica, asimétrica. La pecera ladradora respira, codo a codo, cada peldaño, un rato, robado, al tiempo, fiel oruga, la promesa espigando, entre las uñas del dibujo.
¡Pajareando, quedó pajareado al carbón!. Y Luego... Entregó la cabeza verde a cada rato. desteñida ágata de claro vuelo. las cartas invertidas. del tren de las sombrillas. con la brecha gastada. al temblor caricia, del túnel, al timón de mantequilla. ¡Sitio sacudido con lujo!. A la vista, del salitre, mensajero.
Estando en bandadas las escamas. al color empaquetado. en el forro de visión, un mamut, encuentra el sombrero, un cabaret, desdoblando la rodilla, un valet, la casa de los botines, quitando de las axilas, la desesperada pantorrilla.
¡Pajareando al carbón!.
Allá están los muslos del hacha, la mecha de los papalotes. ¡Escribiendo del rubí al abanico!. Del nivel de la pizarra, sobre la mesa de las bicicletas. ¡Guardando anónimos deseos!. Informando a la caballería. de los rayos ultravioleta, con el eco del bosque, con las caderas del trigo, con el garrote de bobina. ¡Y la___Turbina___En los murales!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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