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AMIGA Autor: Tristan Tzara Rumania-Francia 1896-1963
Nació en Moinesti, Rumania. Su verdadero nombre parece ser Samy Rosenstock aunque Tzara lo negó rotundamente. En 1916 encontrándose en Zürich, fundó con el judío rumano Marcel Janco, los alemanes Hugo Ball y Huelsenbeck, y el alsaciano Arp, el movimiento Dada. En 1919 llegó a París, donde estableció el centro del movimiento dadaísta con los colaboradores de "Littérature" : Breton, Aragon, Soupault, Picabia y Jacques Rigaut entre otros. En 1922 se distanció de Breton y sus amigos, que empeñados en una obra más constructiva desembocarían en el surrealismo. Esta es versión de Darie Novácenau.
Interesantes referencias son: https://www.youtube.com/watch?v=5AyxoPWUsqA https://www.youtube.com/watch?v=jpBYOKdLmtY https://www.youtube.com/watch?v=VhEgBnQwb0Q Amiga Mamie, no comprenderás pero escucha el dolor no me lo puedo llorar en un pañuelo Las palabras son graves como una procesión de reyes para tu alma con lagos secos y tristes.
Te he llamado con mucho amor Tus senos son flores sin tiestos y punzan frambuesas con sabor de leche la almohada nube traspasada por la noche
En tu cabello hay cáscaras de naranja, en el deseo manada de caballos En tus ojos hay sol, en los labios ganas de comer La carne huele a hierba después de llover durazno maduro, miel de mayo y frescura
Te compraré sin falta pendientes de los joyeros judíos Te daré semillas de flores raras para enriquecer tus gatos literarios
¿Quieres? Acaríciame, arrúllame se me ha muerto la novia Pregúntame quién era y dime cuándo te vas
Mamie, no comprenderás pero es cosa bella estar en un poema Has entrado como un insecto florido en mi cuerpo con moho y aperos de fragua
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Poeta
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NADADORES ((Nadaísmo))
Aquélla es la nada de la que se saca más nada, cuando la sombra deja el vacío que destejen, las ausencias. Porque no hay antes cuando, la consciencia se pierde, ahorcando al tiempo, en un presente inmóvil, falsa divinidad invocada.
Y sueño que soñaba:
Ya fueron los relojes olvidados por el tiempo, a empedrar el cielo blando. Y la sangre seca, hila, hila, las mesas hambrientas, los hogares desnudos.
Buitres y vampiros danzan, en las nubes, de cruz y abanico el disfraz, enlunados beben aguas de plomo, degollando al desierto espinas y viento, y las arenas en pañales y pañuelos, exhalan clavos y hormigas grises, estrellan los ecos y los huecos.
El frío alfombra los anuncios puro. Millones de alegrías alimentan el olvido, y al olivo plumas, angustian al viento.
Escaleras agusanadas venden agujas, en el mar de las ebrias esquinas, derritiéndole al molusco las hogueras.
Y soñaba despertar despierto:
Pero la aurora huyó sin esperanza, abandonada por yertos huertos, entre paralíticas linternas y cielos, duros con el desamparo vigorosas, las ausencias en frenesí llegan.
¡Cuánta gloria ocultan!. ¡Cuánto dolor venden!. ¡Cuánta muerte siembran!. ¡Cuánto ingenuo engañan!.
Con el mariposear de los musgos, en los tejados enterrados, y la feria de los alfileres blancos, a lo lejos desayunan ranas, embotelladas las manos miden mudas, con espejos masticados gozando.
Una lépera lápida lúcida exclama, y clama calma al clavo y escama.
Es mejor que las llamas llamen llantos, y lenta la fuga escape, por la realidad sin ruido perdido, hecho de la nada donde nada nadie.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Referencia útil es... https://es.wikipedia.org/wiki/Nada%C3%ADsmo
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Poeta
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Pútrido Monólogo
Ábreme corazón, los sueños muertos, que hacen lentas las olas de los pañuelos, en la caoba de las veladoras del río, desplegando en los bosques blusas.
Háblame corazón de las derrotas anegado, de las liras y el trayecto del barro, que está tendido en los rayos desnudo, atigrado, en los claros gorjeos ligeros.
Dime las cosas que las palabras callan, que los castaños discuten de amarillo, repletos los bolsillos mofándose barato, del binóculo en la curva de la yerba.
Hazme una tempestad con los pálidos latidos, de los desvelos de las desempleadas mareas, con la pobreza arrolladora del ojo necio, en el rancio y rico ocio del fósforo hundido.
Mira los retorcidos espejos fermentarse raudos, de puerta en puerta sin trabajo digno endebles, en el delirio de las nubes amenazadas agrias, con el despido infame de las flores imponentes.
Corre a ofrecer el pulso orgulloso y cruel trino, en la memoria desvestida de apariencias vana, con las esquinas del fervor imprevisto impuesto, por donde se arrodilla el invierno tumultuoso.
Porque he conocido la turbia espalda en fuga, del pantano en la otra orilla del duelo desgajado, con la tierna pañoleta de la infecta silla ilustre, enorme, amorfa y temblorosa rebanada dócil.
He visto las uñas del instante devorar fácil, la eternidad fósil, con sus pieles de cordero, en el fondo hiriente de los cuchillos candente, con la red vengativa del pescado en florituras.
Me he estremecido de la miel infamante, donde los gusanos piensan sembrar seda, y los enormes colmillos son más bastos, que espadas o copas de alquitrán robado.
Nada es peor que no comer sueños despierto, en las ventanas que lloran sus vidrios molidos, embalsamando las sonrisas de algodón duro, con todas las tumbas fabricadas por el alba.
Corazón, ya la sombra es mártir, frágil luna, en el crepúsculo vendido de las viejas ataduras, renovando al torbellino con cargas de grietas, por los párpados inmundos que los gozan.
Nadie puede con el monólogo inclemente lira, anudar al cocodrilo con las tristezas dispersas, ni con la antropofagia vestir, las banderas raídas, entre las letras que degüellan las palabras veraces.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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OBCECADO...
Anochece en el triángulo sedoso de la noche, en los dibujos astronómicos del enojo, con las pestañas inflexibles de las piernas, y una lluvia de frambuesas que punzan, que pesan al viento sus cabellos de fuego, en los pañuelos incomprendidos del caballo, con la miel cuando mira el sufrimiento recto, de un suspiro que huele a hierba seca.
Obcecado. Ocioso. Obstáculo opíparo opresivo.
En las tranquilas tinieblas de la solvencia, tríptica y evasiva al hender en enfado, al desagradecer la andanada salubre, en el atardecer arrugada y escarchada, la concha marchita en el jardín del olvido, en los círculos que truenan al otoño azul, por las calles de las dudas exactas intérpretes, en las flores que duelen al invierno suplicante.
Obcecado. Ominoso. Oquedad opulento orco.
Al amanecer como las ventanas en la colina, deshilando los ladridos en los conejos, sin culpa ni envidia sin confín ni reptar, en los racimos de rocas constantes, en los papeles bestiales de las murallas, fragancias de impune fiera conmovida. ¡Hasta en la mañana del cruel consejo!. Del espejo solitario persiguiendo al tiempo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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E.R.I.T.R.O.C.Í.T.I.C.O.
La sonrisa de las hienas tiene infinitos panteones de gatos y un perico de letras falsas que entintan las hojas rojas.
La sangre de las nubes gotea por las velas apagadas huyendo entre las paredes rostros de ausentes rincones.
La sonrisa carga un pañuelo de prisa porqué aquí sólo comen las corbatas monedas. La sangre sepulta una aguja de humo porqué allá dicen hacer dulces las tumbas.
¡Eritrocítico!... ¿Eritrocítico porqué? Porqué... Así se cambian en segundos los corales infestados por las miradas del color con poca suerte comunes entre la luz del pulpo que más traga los minutos ya comestibles que pasan por la noche dándose besos en un festín con el vidrio de las burlas encargadas de vengarse del cabello y el mercurio en la azulada conferencia de las flechas llenas de leña inocentes en las ropas interiores decididas y mejor desnudas antes de que fueran dadas de alta en el hoyo de un año que sabe cuándo alguien vio una autopista. Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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D.E.S.C.O.L.O.R.I.D.O.S.
Al dormir verde la tarde rosa, porqué al margen del tono impregna, la espuma naranja del patio, en las curvas del agravante hecho, rojo soñar la noche amarilla, en las retinas fuera, en los trances pálidos, en los desengaños dentro, ¡Una moneda extraña hogaño!. Solo colorea el aire.
Descoloridos todos los verdes rosas anaranjados, amarillean en las cejas del licor gris, descoloridos.
Al dormir los transparentes soñares opacos. ¡Son de los epígonos ardor turbio!. Como la caricia que envuelve al molde blando. Del amor en la irrealidad profunda. Entre los muslos presumiendo ser impune. Sobre la misión disuelta infame fuga. ¡En la sorpresa!...Del qué la tierra escarba. ¡Anhelante!... Una hormiga temeraria canta. Del girar al mecanismo sobrio la balanza solo.
Descoloridos, íntegros encandilan las texturas, de la transgresión acuarelas escuálido desmigajar, descoloridos.
Por el rigor, desenfrenado, un gusano pregona, la materia del sentido perdido al final siempre, acusando al Caos en su defensa y a los párpados de piedras, donde todos saben que no hay formas que exculpen ni arropen en la monumental desvergüenza los colores en la inmovilidad expresiva luctuosa. ¡Del pez luego veloz pluma!...En la intemporal instancia...¡Cuándo la llegada sale en contra!.
Descoloridos más que putrefacción en toda la consciencia han pluralizado menesteroso al cielo descoloridos. En el gris más profundo, de lágrimas innúmeras. De la pobre tela del aliento. Ondean las colmenas sedientas. De la madera tallada añorante. Dejando moribundos los pañuelos. De la vieja porcelana orando. De los colores vacíos miles. De la cerámica inflamable. ¡Color de tragedia!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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SIN ROSTRO
Por ese inalterable dinamismo, en lo siempre estático. ¡Colgado de un sueño duermo!. Por ese triste eco donde anidó el silencio. Del rostro de alar cada mañana. ¡Sin la cara cara indiferencia!. Equívocos del olmo calmo. Donde
Unívocos los álamos claman. Donde cárdenos rodantes exclaman después. Descolgando insomnes. ¡Antes del nacer la tarde!. Y del amarillo palabrear del aire. Revoloteando lluvias. Midiendo silencios.
¡Hablarle a la soledad misma callando!. Confiada cruel cual roca fiada. Sin rostro. Debe al verbo beber sujeto. Del color de versos mil alejamientos. Por articular al dado cargando dedos. Sin rostro. Dudas deudos olor ardor. En los pañuelos. Anhelantes ¡Helo aquí!___ Está menos frío. Aquel juego___ ¡Cuándo no arruina!. En la sorda pestaña que los años cantan. ¡Los ausentes!... Del craneal sentir. Por los latires apretando vientos. Desalentados con cara cara... ¡Por lo barato sida!.
Esqueleteando...¡Aleteando!. Como abuharía la noche el grillo. Sin rostro. ¡Al preguntarse!.
¿Dónde abuharemos las estrellas sin cara cara ya?. Con todo este inalterable dinamismo. De lo siempre estático...¡Vida y muerte!. ¿Qué sería si hubiéramos abuhado la luna?. Por estar. Sin piel pulsando el polvo. Revoloteando. Lluvias. Midiendo. Silencios. Sin rostro.
¡Así las hojas dirán: No abúhen las raíces!. Sin rostro, sin rostro... ¡Duermo del sueño qué cuelgo!. Del techo de la noche infinita. Pues... Lo sé, creo, me dicen: En el rostro de las tintas letras estás. Creo...
¡Qué si bien rehilaba cada sueño!. Sin rostro. Cada noche hube rehilado. Sin rastro ni lastre... ¿Dónde rehilase el dormir podré ser de otra manera?.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ENCIMA Y DEBAJO EXISTIMOS Encima de las noches. Ya no hay lunas de leche. ¡Solo hay alfileres desnudos!. Crudas gotas de hierbas y corrosiva pólvora. ¡Angustiada muchedumbre y nebulosa selva!.
Encima de los pañuelos. Ya no hay labios de fuego. ¡Solo hay ideas oxidadas!. Carcomidos anhelos de vida y desfiles quemados. ¡Ángeles gimiendo, y desiertas manzanas!.
Debajo de las salidas. Están las montañas de insectos. Entre las puntas de pálidos rostros. Como los baños de espinas. ¡Desgarradas ventanas de vidrios y puertas!.
Debajo de las entradas. Están millares de huesos, con áridos mañanas. Entre muelas de huecos, con ácidos recuerdos. Como himnos lastimosos, llenos de ceniza. ¡Desgranados alientos de polvos y arenas!.
Existen sirenas sin zapatos, donde los duendes se hunden mojados, por los últimos sombreros, enterrados y aceitosos. Y los paisajes terribles, con trajes de tijeras. ¡Allá escombros, acá lechugas de cementerios!.
Existen corderos con zarpas. ¡Dónde los fantasmas bailan sin cáscaras!. Últimos relojes durmiendo derretidos. Y los siglos estrangulados perecen. Allá esperanzas, acá mieles de lápida.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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