POR EL NUEVO BOSQUE
¡Mira, mira, ya corren los hombres!.
Fríos en las manzanas de arena,
que las puertas desnudan del alba,
sin remedio en la garganta de plata.
Por eso en las tabernas se fijan,
las bicicletas de las gordas calles,
que manan de los zapatos gastados,
secas ramas de los alcoholes primeros.
¡Mira, mira, los delantales amargos!.
Son carretas de ceniza y brazos fuertes,
con los números tatuados en coro,
bosques de ruedas con trajes nuevos.
Por eso de los pañuelos se olvidan,
los pañales de las montañas nevadas,
que arrastran arcillas intactas,
en el brillo del ciervo alegre.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez