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El cáncer, mal invisible, debemos de detectarlo a tiempo bien atacarlo de una manera tangible quitándole lo invencible combatirlo, sin clemencia, a toda ciencia y paciencia usar fármacos, terapias, orar tras quimioterapias, conscientes de su presencia.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 15 de octubre del 2023 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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Yo no sé cómo alguien que baja la frente hasta el piso para orar, o lustra de rodillas los posa pies de los asientos de las iglesias, o se balancea fervientemente frente a un muro introduciendo rezos de papel en sus resquicios, puede luego salir a menoscabar o dar muerte a sus congéneres. ¿Cómo cree que Dios, Yahveh, Jehová, Alá, etcétera, en su ser, puede secundar embates criminales sea cual fuere el motivo de éstos?
¿Dónde deja guardado su corazón el hombre que ora? Su corazón; el que puso en la fe de su plegaria, ¿dónde está cuando desbarata una familia entera con sus niños? ¿Está en guarda divina su corazón para serle devuelto sano y puro sin una leve esquirla de metralla, sin una mínima mancha de sangre, sin una pizca de remordimiento, o ya está reseco de antemano su corazón y ora solo de hipócrita?
Porque si cree, reitero, que un Dios favorece su crueldad, le pregunto yo (medio a oscuras) si es el rey de los ignorantes o malentendió la voluntad suprema o está loco o mal influenciado y manipulado, o es un cínico asesino ambicioso que no cree en otro Dios que en sí mismo y ora para justificar su vejación a la vida ante la opinión pública.
En una o más de estas conjeturas que tan didácticamente expongo, me digo que están las respuestas a mis preocupados interrogantes, mismos sin interés creado alguno a no ser el motivo pacifista que persigo y por los que me excuso si errados, pero me enseñaron que lo bueno y lo malo son como agua y aceite y no se unen ni se piden favores; el bien no asiste al mal y viceversa.
Sí sé con certeza que ese hombre, ya sin más motivo y con el tiempo, se enfrentará a los ojos nocturnos de su conciencia (que aunque hoy no la avale descubrirá que la tiene). Mismos ojos de sus víctimas, amén los ojos puros de sus propios hijos a los que nunca jamás podrá referir sus ‘hazañas’ de sangre y órganos dispersos, a no ser que sea Satán instruyendo a su cría.
Pero entonces habría un Dios realmente y de acuerdo a las mentas de su ira, esa desazón será su vara de castigo. Y esa vara azota donde más duele. Y Dios no detiene nunca su brazo castigando el daño a sus criaturas, ni en esta vida ni en la otra. Él no deja impune un solo crimen. Su ‘perdón’ es ficción de corruptos, mercaderes religiosos y cobardes.
Debería así el homicida que ruega, ahorrarse la farsa de su acto y dar lugar a su ambición sin más. Pero eso sí, teniendo en cuenta que está solo; un igual suyo no es mucha garantía. Y solo, después, en soledad atroz. Solo de Dios ante los ojos nocturnos.
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Poeta
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Cada vez que pienso en ti, recibo un disparo dentro de mi, una ráfaga de tristeza, no es mi problema, pero es un problema que encontré viviendo la vida que no puedo dejar atrás.
Cada segundo que pienso en ti, cada noche que pasé contigo, enamorado estuve de ti, no lo puedo negar, no dejo de pensar en ti.
Cada vez que te veo alejarte, me arrodillo y rezo, esperando ese momento final, en que digas las palabras que yo no puedo decir.
En verdad te amo tanto mi niña, no ha pasado mucho tiempo, desde que te conocí, desde que nos encontramos, al caer el sol en su hermoso atardecer.
Erick R. R. Torres (Ángel Negro)
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Poeta
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Di tus plegarias, que la luna te guíe en las sombras, que la noche sea eterna, que tu presencia no desaparezca.
Noble y sombría amante, di tus plegarias, que la noche dure para siempre, que la oscuridad llegue a tu alma.
Plegarias a la oscuridad, plegarias a la noche eterna, que reclamas para este mundo, plegarias para que mi amor por ti, no se destruya mi hada sombría.
Di tus plegarias, para seguir a mi lado, para firmar tu pacto, con la sangre de tus venas. Para que se cumplan tus plegarias.
Erick R. Torres (Ángel Negro)
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Poeta
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DOLOR ESPIRITUAL
Como una tela piadosa, astro manso, y pobre dolor.
Pobre de esperanza, grande grande como el mundo interno Cuando el espíritu flaquea.
El cuerpo es roca indefensa Y se aleja como planta recelosa.
Es la soledad flotante Es aquélla de suelo casto. Oración profunda, miedo helado.
Cuando cada dios ha muerto. Sin ángeles, sin demonios.
Sin nada, solo dolor profundo.
Tan hondo como el cielo Tan lejano como el horizonte
Es el polvo, es el hombre solo.
Unico aliento divino liberado. En la muerte liberado.
Vida, aliento perdido. Libertad de ataúd, lápida celeste. Es el felino de lino. Fino dolor, del espíritu grande.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Abre tu luz matinal, y reza una pequeña oración por mi, sabes que si nosotros permanecemos vivos, entonces veremos la paz en cada mirada. Estoy contigo, cada momento que pasa, contemplado el color ámbar del cielo, que anuncia el atardecer. Yo no quiero esperar a que nuestras vidas hayan terminado, yo quiero saber ahora mismo que pasará, yo no quiero esperar a que nuestras vidas hayan terminado, ¿será un si o un lo siento? Solo quiero que sepas, que en verdad te amo, no puedo esperar mas, que nuestras vidas hayan terminado. Contemplando el cielo de color azul, lleno de estrellas fugaces, pide un deseo, tal vez se te haga realidad. Abre tu luz matinal, y reza una pequeña oración por mi, sabes que si nosotros permanecemos vivos, entonces veremos el amor en cada mirada. Erick R. R. Torres (Angel Negro)
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Poeta
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No puedo llorar lo suficientemente fuerte, me voy a rendir ante este fantasma, ¿cómo puedo seguir justificando al negar mi voz? en esta nada no se me permite hablar, solo sigo las palabras, como armas sin hacer ruido. Ecos que mueren al nacer, espectros que me persiguen, sombras que me acosan, ecos que se desvanecen. Hasta mi último aliento, seguiré mi camino, hasta el final, hasta ver la luz de nuevo. Lo único que me queda por hacer, es rezar, que todo termine pronto, que este tormento, sea eliminado de mi vida. Hasta el último aliento, seguiré de pie, hasta el límite, hasta llegar al final. Erick R. R. Torres (Angel Negro)
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Poeta
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En la silenciosa noche del destino vibra de emoción el corazón mío porque sin borrar el tibio rayo de luz que llevas contigo me devuelves el anhelo con tu recuerdo, me llenas de salvación con los aromas que me regala tu protectora oración...
Yo sé que no es lo justo tan solo declamarte porque el reflejo de tu mirada se vuelve futuro mi sendero.
Única, verdadera y sencilla es la ternura de tu amor, aunque a veces ignorando tu grandeza mi pensamiento se atreve a desafiarte por piedad SAN LUIS REY DE FRANCIA santo de mi devoción te imploro, paciencia y perdón...
Símbolo sagrado de paz y consolación virtud noble de libertad e inocencia es la fragancia que el néctar de tu espíritu cristaliza en cautivantes milagros brindándome, confianza fe y esperanza.
Autor: Lilia Quituisaca Samaniego
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Poeta
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