El Octavo Pecado
Te quiero como el rojo de tus labios rojos Quieren tonos de sangre y de clavel Y como la noche quiere una luna blanca Que ilumine el rojo de tus besos a la orilla de un mar de fresas. Te quiero como quiere el alcohol alguien para tomarlo Y quiero emborracharme en el olor de tu perfume; Quiero hacerte gritar por mi cuerpo en arrojo A una eternidad sin nada más que tu cuerpo en vestido rojo.
Te quiero hacer mi único pecado, Aquél por lo cual no hay perdón Y, si me exigen, me voy al infierno Para tenerte siempre en mi mente en ropa interior; Pero en ropa con color de fresa, ropa en color rojo, Aquélla que me puedo sacar con un gesto simple Y que jamás volverá a acariciar tu cuerpo.
Te quiero como el rojo de tus labios rojos Quieren tonos de sangre y de clavel; Te quiero como la noche desea oscuridad Para ocultar pecados en calles vacías y serenas. Te quiero hacer gritar por mi cuerpo en arrojo Porque lo único que me queda es el tono rojo De unos besos estirados por mi cuerpo Por estos labios blandos que el invierno no resfría Y que el infierno no calienta.
Te quiero porque el Amor no es rojeado Y sí porque el tono púrpura de la sangre en tus venas No hacen justicia a tus palabras amenas Sino a tus labios que me matan en pecado.
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Poeta
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