Si el ensueño venturoso devanea. Y el corazón gime de amargura. Por desprender al cielo una estrella. Que nada dice de la noche. No escribas con su eco. No arranques la soledad nacida. No pierdas sus dulces nieves. Mucho verano mata el invierno. Si al fondo obscuro lo confunde. Que la espina espigue sus espumas.
Si la turbada vista alcanza. Dales vivo ejemplo y viejos nombres. Más sublimes prodigiosos y frugales. Con la férvida corriente en remolinos. Entra ardiente en la sonrisa. La magnánima natura fúlgido lucero. La pureza de la aurora derramando. Hoy solícita con dulces dones. Si el amor está en la sacra esfera. Con los brazos de la mañana calma.
Si el noble rostro asoma. Hoy que miedo causa el pasado. Al verle escaleras al tropel silencio. Y el severo semblante muda. Cuídate muerte afable absorto. El torrente asorda cualquier iris. Y la inspiración agita la mano impía. De abandonos y abusos que crecen. Si el ancla la nave desdeña. Y agreste teje su destino. La cautela cultiva.