¡Cómo quisiera que estuvieras conmigo… Para volver a ese nacimiento de agua, al pie De la montaña, donde pájaros en alegre vergel, Odas al amor trinan, del alba al atardecer!
Tu cuerpo impregnado de olor a montaña, A hierbas del campo y flores silvestres, Con tu vestido floreado y tu dulce sonrisa, eran Propicios para que te rondaran los pajarillos.
Con tu exótica belleza la naturaleza palidecía, Tus ojos verdes, tu piel blanca, tus labios rojos Tu pelo negro; lucias un cromatismo raro que Empequeñecía la pradera, las flores y la noche.
Y te amé con ese amor infinito que te lleva a Conocer la luz del cielo y la hoguera del infierno, Más allá de todo poder y de la razón que, ser Prudente en el amor aconsejaba.
Yo me quedé soñando extasiado con tu efluvio, Sin darme cuenta que te ibas desdibujando, Diluyendo en el tiempo, en la espera de vivir Juntos, lo que tanto querías y nunca llegó.
Delalma 16/08/2020
Volver al romanticismo luego de muchas lunas pasadas.
Los recuerdos hoy duelen más Que los clavos de Cristo, ¡ay! Más que una corona de espinas Y mucho más, que 40 latigazos.
No hay sufrimiento más vil e infame, Que sufrir por un amor que se dejó morir. No son tres días de duro padecer, son ya Diez años y aún tú me causas dolor, abeja.
Yo mismo me condené a quererte, por la Eternidad y fiel a mi palabra cumplo con Lo prometido. ¿Qué brazos rodearán tu cuerpo? Mas yo aquí, solo, vivo cumpliendo mí condena.
Tú volaste en busca de la miel, porque de mí Solo conseguiste beber hiel, te comprendo Y me resigno. ¡Qué caro estoy pagando por Ofrecerte el corazón y no habértelo cumplido!
Cuando te hayas ido, sellaré mis ojos Para que no escapen de ellos ni una sola Lagrima por ti, porque a pesar de todo Voy a sufrir cuando te vea partir.
En mi garganta morirá un grito desgarrado Pidiéndote que no te vayas, Y se ahogará mi llanto en su propio llanto, Para que no sepas que te sigo amando.
¡Ay amor!… ¡amarte en esta vida quién pudiera! Y no sentir jamás el frío del adiós, Que llega al alma inesperadamente, Dolor mortal, cuando uno se enamora.
Muchos años juntos en la fronda y en la fragua, De la efervescencia de la juventud Al reposo de la madurez, Cada etapa una vida y en cada vida Mil historias que contar.
Parece que fue ayer cuando apenas si empezaba, Mi historia a escribir, con la mirada fija, Desafiaba el porvenir. Pero ahora, en ésta parte del camino Me dio caza el que venía. ¡ja!
Como un loco corrí en busca de algo que no pude Alcanzar, lo peor de todo es que nunca supe, Tras de qué corría, pues todo lo tuve. Mil cosas en mi vida aprendí Pero de nada me valen ahora.
Como la espuma de cerveza se fueron los años, Entre amigos, amores y jaranas. La vida para mí siempre fue un juego. “Si el dinero no te da felicidad… ¿Para qué trabajas?”
Yo no le debo nada a Dios, ni a la gente, todo lo Gané con mi esfuerzo y si lo gasté… “No hay mal que dure cien años…” Y hoy menos que nunca. “Disfruta de tu esfuerzo u otro lo hará por ti”.
Hace mucho que nuestros cómplices de antaño Nos abandonaron, El sol dejó en el cielo densos nubarrones Y en los ojos, aguacero.
Esa luna llena del milagroso mes de Octubre, Que presta nos acompañó, Hasta la alcoba de mi casa para contemplar, Tu fase de niña a mujer, se ha ido.
La noche está vacía, sin estrellas en el firmamento, Solo Venus de nosotros no se olvida, A la distancia brilla el astro Con una sonrisa roja, igual que tus sublimes labios.
Un día más a tu lado para poder amarte, para poder mirarme En tus grandes ojos tiernos, Para seguir de ti enamorado, acariciando la plata Fina de tu larga cabellera.
Cómo anhelo en mis noches sin ti, Sentir tu cuerpo húmedo resbalar Por la piel ansiosa de mis manos. Sedientas de las uvas de tu cuerpo.
Cómo anhelo tus besos de fuego Encendiendo la cruz de mis deseos, Que esperan cual leños secos, el chispazo De un rayo para desatar su flama contenida.
Cómo anhelo tener esa pasión desesperada Que no esperaba noche para poseerte, Ni le quemaba el sol resplandeciente, cuando En la alcoba, sus rayos penetraban.
Cuando tus ojos clavaste en los míos, Los pesares volaron de mi corazón, Porque en la luz de tus pupilas yo pude ver El santo grial que guardabas para mí.
En aquel momento supe por tu semblante Que me tenía que convertir en templario, Guarda de tus místicos poderes divinos, Capaces de conquistar con una sola mirada.
Sentí las caricias de tu alma en el alma mía, Como la ternura, acariciando a la soledad; Tomé tus manos tan suaves tan tersas, igual Que la aterciopelada piel de la uva madura.
Solo los ángeles pueden ungir tanto amor Con el permiso de Dios, a ti, solo las alas Te faltaron para saber que venías del cielo. Yo te agradezco por haberme traído el paraíso.
Te diré como se muere de nostalgia día a día: Yo muero cada segundo de mí vida y es cruel Mi agonía porque, las hojas de otoño se van Desgajando de los ramaje de mi historia.
En cada hoja que el viento barre, se van escritos Gratos momentos que pasamos en esta orilla, Cuando tú eras resplandor del sol y yo, agua Fresca llegando para posarme en tu boca.
Muy a mi pesar tengo que decirte que el fin Está cerca, que tal vez no alcance siquiera a Decirte mi última palabra de adiós, ni pueda Poner en tu frente, ese beso que te prometí.
Pronto seré el recuerdo de lo que ahora soy, En el espacio y el tiempo solo quedarán mis Letras, para que algún extraño al leerme diga: Se fue, como las hojas de otoño se van.
Bésame con esa tu boca que sabe a pasión, Quiero sentir la embriaguez de tus besos, Porque tu amor es mejor que el vino Dedicado a los dioses, exquisito y perfumado.
Háblame, que tu aliento inunde mis sentidos Con esa tu fragancia de chumberas, de parras, Para llenarme con el aroma de sus frutos Cuando maduren los chumbos y la vid.
Quiero que en el disfrute de versos, Tú me acompañes para libar sorbo a sorbo, Ese sabor añejo que tienen tus besos, Porque, tu amor es mejor que el vino