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El caballito de palo siente pena compungido su maderamen fornido de tristeza tiene un halo, quiere ser un buen regalo, mas, no como mecedora, de manera imploradora y ya como en un desface pide le quiten la base pa’ correr a toda hora.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 26 de marzo del 2024 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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El soldadito desmaya porque es pesado, no ágil, muy torpe se siente frágil de plano no dio la talla en la última batalla perdió una pierna de plomo, no es feliz ni por asomo, le estorba mucho el bagaje quiere cambiar su gris traje y tener cuerpo de cromo.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 25 de marzo del 2024 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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“Ventana evidente.”
Tu infante inmadura, frágil, dentadura, muestra una ventana de manera ufana.
Blanca mazorquita un “grano” se quita, la lengua bien siente, pues, lo nota ausente.
Cuando le entra el aire silba con donaire, sonrisa temprana de risa muy sana.
Carcajada gana te falta persiana, espero no duela te dirán “chimuela”.
La burla no importa, se fuerte soporta bromas “amigueras” son tiernas, sinceras.
No te estés “chupando" porque estás dañando al futuro diente, espera paciente.
Hay que ir al dentista que pase revista, ¡anda!, sin enfado, requieres cuidado.
Tu boca no miente se te cayó el diente, como ordena el hada ponlo bajo almohada.
Ya llegará Pérez el ratón que quieres, saldrá de agujero dejará . . . dinero.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 03 de julio del 2019 Dedicado a mi nietecita, Marijose Rodríguez Ramos, como regalo de cumpleaños . . . Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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“Muere en vida, ya, de fijo . . .”
La madre que pierde un hijo usa el alma de escondrijo del terrible sufrimiento, por tristeza y sentimiento.
Ya que quedó sin motivo de seguir, sin atractivo, su entraña decepcionada, vana, hueca, así, sin nada.
El dolor la paraliza, su tragedia se eterniza, la pena es inenarrable, la calma es . . . inalcanzable.
La madre que pierde un hijo se extravía en el acertijo de su existencia en un grito porque se fue su angelito.
La madre que pierde un hijo que era juguetón prolijo, extrañará sus diabluras, sus inquietas travesuras.
Necesita mucho a Dios, pa’ poder decirle adiós al tan fiel amado niño, el dueño de su cariño.
La madre que pierde un hijo precisa de un crucifijo para acercarse al Señor y desechar el rencor.
Requiere de la oración para hallar resignación porque no comprende, pues, la razón de tal revés.
Le impera desilusión, va envuelta en la desazón que le marchita el buen ser que no podrá florecer.
La madre que pierde un hijo muere en vida, ya, de fijo, al desangrarse en el frío de su corazón vacío.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 22 de mayo del 2021 Dedicado, con mis mayores respetos, a la Señora Marisol Tapia, madre del menor Brandon Giovanny, quien falleciera en la lamentable tragedia de la Estación “Los Olivos” del Metro de la Ciudad de México, Línea Doce, Alcaldía Tláhuac, el día 03 de mayo del 2021 . . . Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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Por Francisco Gabilondo el más musical Señor, ¡llegó calando muy hondo un grillito muy cantor!
En casa de la abuelita dicen que anda por ahí, duerme en cálida cunita y, pues, se llama Cri Cri.
Ese ser de las florestas que gusta de hierba verde dirige tiernas orquestas en la tarde que se pierde.
Tiene antenas en cabeza dos ojos negros enormes, rara brillante belleza, par de cejas uniformes.
Una “cuerda” es su boquita, el cuello casi le falta, arrugas en la pancita con tonalidad resalta.
Se pone blanca camisa, moño azul coqueto, grato saco de tela rojiza, boleado calza el zapato.
Empuña violín de hoja, un arco con cuerda fina, el sonido se le antoja, fantasías en la retina.
De melodiosa elegancia su inspiración una lira; nunca se pierda la infancia de la gente que lo admira.
Bajo el clima de Orizaba siempre Dios le cuidará pauta, nota armonizada, ¡muchos siglos vivirá!
Está en la imaginación de todos los niños buenos que, entonando su canción, se ilusionan con los sueños.
Mirando caer la gota de agua que da la nube y al “chorrito” que rebota cuando baja, cuando sube.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda México, D. F., a 6 de octubre del 2007 Reg. SEP Indautor No. 03-2007-082112003600-14
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Poeta
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Mi papi se la encontró en una selva preciosa, la vio linda, muy bonita, delicada mascotita.
A mí me la regaló, me la dio en una cajita, estaba tan pequeñita que ternura me causó.
Yo, le puse Toronjita por gordita, jugosita, me parece una cosita de las que manda Diosito.
Sus ojitos son saltones, tiene las patitas largas, luce diversas manchitas que son oscuras, negritas.
Mueve, mueve, su garganta, pues se la pasa comiendo, solo estira esa lengüita alcanzando el alimento.
La Ranita Toronjita come, come, sin parar, come grillos, cochinillas y no deja de engordar.
Le voy a echar su guayaba pa’ que se le hagan mosquitos, pobrecitos, tan chiquitos, también los va a devorar.
Por las mañanas, le gusta que le dé el sol un poquito, regresando a su nidito que entre las aguas está.
En la cuevita de lodo permanece muy tranquila, ahí está bien quietecita saliendo solo a cazar.
¡Ay, Ranita Toronjita!, no te quiero regordeta, me encantas en miniatura, quisiera verte flaquita.
Si tú sigues de glotona no vas a caber en casa y, pronto, vas a aprender que la vida . . . no es comer.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda México, D. F., a 02 de octubre del 2006 Dedicado a mi Chalita, ¡te amo a ti! Reg. SEP Indautor No. 03-2007-082112003600-14
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Poeta
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Las aves saludan el nuevo día, el sol sobre la cordillera lentamente ilumina los caminos, un sorbo de café humeante, en una taza desorejada acompaña un nuevo amanecer…
Los senderos se llenan de voces y murmullos que van a sus labores, las risas inocentes de los chiquillos nuevamente se quedaran en casa.
La escuelita seguirá vacía y triste. la campana silenciosa en el viejo carguero, esperara por la ternura de una mano para volver a sonar… Y la alegría de la escuela, sus amores y locuras divagaran ausentes por los corredores.
El tablero refleja las ultimas notas del cuaderno, las tizas reposan al lado de un borrador de terciopelo, desgastado por las generaciones que ha educado… Solo el trinar de las aves reemplazan los susurros debajo los pupitres.
La educación virtual… No reemplazara al maestro, ni las sonrisas de los compañeros… La escuelita seguirá vacía, la bandera por izar, no sabemos por cuanto tiempo..!!
Sergio Antonio…Antar Julio 20/2020
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Poeta
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En éste ocaso impávido del día y de mi vida con nubes bayas que en su algodón enjugan auriroja la sangre al tajo largo del horizonte como mi alma embebe mi sangre nostalgiosa al evocar de otrora atardeceres, aunque es tarde en la tarde y en mi savia, de las marrones siluetas de niños exaltados corriendo como hoy a contraluz hacia los eucaliptos, digo sin dudar que una es la mía.
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Poeta
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ACLIMATÁNDOSE
Amar rama y raíz riza las hojas, parpadeantes después por la vida, que mueve desconociendo la muerte, del tiempo tinta distinta distante, un momento un segundo primero.
Cuando el aliento falta, cuando vuela, cuando del humo una chispa, escapa, cuando al cielo planta, una esperanza, cuando el joyero llora llamas llano, llamando al lago algo flamante.
¡Aclimatándose estacionado!.
Dueño del ensueño con empeño, como un paño en el puño de niño, creyéndose cayéndose del tronco, amarillento en la copa poco opaco, casi otoñal retoño al año añil.
Y en el mar remar remarcando, a las hojas pestañear al viento, como la brisa es ama, de gotas, aire espuma y olas. Al amar el mar, de hojas, más que otoño a los retoños.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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En verdad fantástica
Donde dueños señuelos sueñan niños, lunares a la luna colocando lupas, diversas zonas luces peregrinas, ignorando del eclipse la corona.
Que no baila obscurecido, y desconoce, de las nubes el sublime canto, y los sentimientos del violín inmortal, y caminar con la muerte y el dolor, y con lo que no esperamos y apenas sabemos.
Vivo porque no vivir espero después, de muerto el cansado aliento, que por una noche muy noche, tal vez no sea obscuridad eterna, ni la luz perdida heridas demande, perdones al polvo que no duele.
No, no... ¡Que no duele, que no duele!. Dicen mil bucles al peñasco que se precipita, como el pájaro armonioso de la brisa fría, que ni desea modificarse en cruda sangre. ¡Apetito apetitoso hambre hambruna!. Y que del hablar llueva lluvia. Y que del soñar camine caminos.
Camiones caninas canciones canicas. Y en los vinos pinos piñas y piñatas, tan ciertas en voz alta, como bajo, el oído que escucha solo al silencio, solo en la seda, y no se vende gritando, como vendaje salvaje, a la ceguera, siendo ciénaga luciérnaga undívaga, la dulce fantasía, sueño salado...
¡El mar cuando no vuela!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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