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Fue un Poema... (Anticuento)
Cuentan los que dicen que cuentan cuentos, de uno en uno, muchas veces cambiando el mismo día esa tarde antes de tres noches, ya seguidas sin sol, al fuego jugando unas flamas entre palabra y sentido, relato seguido ligero, con la musicalidad corriendo sorpresas en la risa entrecortada de una lágrima furtiva de la muerte honda de los ángeles apenas la brasa vencida en la fina resonancia sin trayectoria, como esa vez después de cenar un plato de nuevas letras delgadas, y esquivas, con versos alegres escondidos en la rima perdida, porque se arrimó al rincón erecto bajándose las letras después de las cortinas sigilosas suspirando, al amor encontrado, en unos minutos olvidados, en ese poema. ¡Sí, ése que fue!. El poema que nadie había leído con calma, y cuidado, y por eso sufría atrapado entre las hojas del otoño lector, que a su vez era amigo de nadie, y creía según había imaginado al palacio emocionado, más allá de la botella ocupada, por la mítica ciudad enamorada, en la creación del mundo bajo el ombligo, abertura vaporosa, lluvia de cantos ligados en el transcurso que se fundó sobre la esperanza, donde el tiempo puede ser abolido lentamente, y de nuevo instaurado al fondo de otro sueño en él...
¡Sí, el poema dicho que inmaculado no es absolutamente necesario por ahora!... Así dijeron con ronco acento en la banda enardecida de amor, muerte, dolor, anhelos del espejismo al descubierto como una mágica bebida de papel entintado con esmero, pintando al pecho su vuelo, cada vez que las cosechas están comprometidas, consumido el pasado con desigual relieve, como prueba la primavera cada verano, la suerte que condenan los otoños al pensar con los inviernos, el trance peregrino, de la fiel memoria que fragante humea tanto los grises como verdes y azulados.
Y contaron según dicen, los que oyeron la hoja, hablando en las nubes del polvo que lo cubrieron, un océano de poetas ilusionados en leerse sus espejos, latiendo sus penas curadas, sus sueños hilando al viento, que les respira los días bajo los zapatos que desandan los caminos equivocados, y reparan puentes rotos, labios tiernos dulces jugos en la miel de mariposas rosadas por la tinta que las hace apasionadas, estrofas inquietas esperando ser.
Amadas en aquel momento que lucha por expresar la flor que arranca el suelo, y siembra nubes en los pétalos de carne espigando de una manera natural. Y permanente en el espacio sagrado de los versos que no necesitan ser escritos, por ser más que una vida inaccesible en la existencia laberíntica del año, de los innúmeros meses del desconsuelo sepultado de las campanas del emblema fecundo de los recuerdos.
Matiz de sangre y de oro centellea plegarias de lenguas, ignotas, eclipsadas al prestar su lumbre, de vivos ojos, y de tersa frente como la veleidad del viento narra. Los recuerdos que cuentan uno a uno, los que dicen haberlo oído, al olvidadizo nadie, ese nadie aventurero, que bien puede estar en cualquier parte, y que se sabe bien que sí lo vio, y cuidadosamente leyó, junto al otoño su amigo, y que también dijo que fue un poema que palpita infinitos poetas, que derrama palabras miles, y desconocidas veces inesperadas, pero sobre todo en cada una de sus letras por escribirse, como cataratas de poetas y nubes poetisas, amores, dolores, cantos, llantos, zarandeando infinitas veces al olvido por donde se fue poema a poema en su esencia inmortal.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Octagónico... 1 Es necesario a la muerte cercana.
2 Tres veces círculos agudos.
3 Desmigajadas paredes colgadas.
3 Granadas campanas chorreando.
2 Costumbres punzantes felinas.
1 Lentitud enguantada simulando.
6 Rincones lloviendo susurros.
5 Patios huérfanos brotando.
4 Paredes rondando repentinas.
4 Persianas cerradas masticando.
5 Vitrinas usadas sucesivas.
6 Palabras soportales inclinados.
8 Maderos discursos abstractos.
7 Destellos forasteros buscando.
8 Ennegrecidos boca a bajo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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REFOSFORECERSE
En la cúspide Del fondo Del tiempo En la espuma.
De la fosfórica ignorancia. En La higuera encontré preguntas infinitas.
¿De qué sirve la riqueza y la libertad?. En la flor. Exterior al cuerpo. Buscándola. Si se lleva la pobreza.
Sin los odios de piel. Interior esclavo Sin los ojos de hiel De razón encadenada. ¡Buscándola!. En cualquier sagrado libro, del que solo se retiene...¡La letra y la corteza!.
Sin pensar ni sentir siquiera. La flor de la otra orilla. Y seguir solo viviendo. ¡Cómo siempre!. Como un bello santuario de desilusión. Sin diluirse. En la flor de la vida fugaz.
¿De qué sirve... Y... A quién?__ Me dices: ¡Espera, espera!____Lo que mañana venga. Cuando. Las pupilas siembren sueños. En la higuera. De la hoguera. Y Ningún hombre fabrique dioses al gusto. Y Repose cada lentitud en el espacio. Placentero. (Útero del universo). Y Repase cada segundo en el tiempo. ¡Arrepentido!.
Y de nuevo encontré la flor, en la higuera, buscándola, con la piel del alma, con los huesos del espiral sinpensar, del circular sinsentir. En la higuera. De la hoguera. No demasiado irreal, solo lo necesario. No fantasía gastada, solo lo suficiente.
Refosfo---Re---Siendo---Neblinoso. De la duda encadenada. En la luz. Nuevas preguntas renacían. (A lo lejos).
¿Cuándo todo lo qué nos ha sido dado, nos sea quitado?____¡¿Qué nos queda?!.
En la luz. ¡Qué ciega, encarcela, restringe!. __Obscuridad y frialdad__ En la luz.
Cuando no tengamos cuerpo___¿Qué nos dolerá?.
En La higuera La flor está. ¡Sí somos algo al verla!. En El corazón El aroma está. ¡Sí somos algo al sentir!. Y Cuando la entrada__Solo sea la salida. Y Cuando la higuera y la flor, sean uno y lo mismo. En El principio y el final. ¡Cuándo sean lo qué son en sí!. ¡Cuándo sean investidos con toda su desnudez.! Y Alguna vez podamos verla. Sin Desear Apropiársela. En el refosforecerse ser.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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AL MAÑANA...
Al mañana No Lo dejes para tarde ser libre Ya lo eres, me dijeron, los vientos y el fuego Y Por siempre, nunca serás otro.
Pues Así Al mañana, Aún le miro subir, al caer el día, y abrir la noche de donde vino, por la luna de alta cumbre, donde los relojes dialogan donde han dicho:
"Y lo que podría el poder...Mañana, puede reproducirse, sí no pusiésemos, lo que debiésemos... ¡A tiempo!".
Al Mañana ¡Qué aún... aún!. No Ha terminado ni su penosa ascensión, bajo ninguna campana.
Un reloj escribía, el tiempo manualmente... Y decía:
¿Cómo ablando las letras?. Al estar. La realidad hablando. Duramente... ¡Al mañana!.
Y Como Tal ha quedado, fiel a sí mismo, en su interior, estático, estético, solo lo necesario, puesto que nada es preciso, a veces, otras, dinámico y sosegado, un amor, un pensar, un actuar, al mañana que viene, se queda y se va, tan peregrino, tan repentino, y... ¡Sigue luego!. ¡En el devenir sin agregados!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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