Del vidrio turbio
Una vez ennegrecida la nuca de la roca.
Nunca invade la bahía.
Los buques dorados___Las flores del fondo.
¡Cántaro que bebe un sueño!Al rojinegro del prado esquivo.
Aurora lindero en ruedas, sin rayos.
Luego, luego___Perdido el panal pequeño,
Escondrijo___De miel y cera.
Del turbio vidrio.
Alas qué resbalan por el pecho,
Al sudor de las guadañas, hay corderos,
Empeñados, los ecos en las rodillas,
Puertos del terciopelo,
¡Escobas de las cabezas rotas!.
Vitrales...Empolvados,
de la corriente inmóvil.
¡Empolvados, vitrales, empolvados!.
__De las madrugadas del agobio__
Antes del amor del vidrio turbio.
Y de los millones de camas volátiles.
¡Quedan, quedan!___ Los perplejos iris de los faroles.
Las aves,
brumosas lejanas tierras.
Del maduro almacén de inviernos,
huellas del desierto bosque,
traslúcidas las cosas,
apagadas.¡Tan igual al terciopelo de los talones!.
¡Kilómetros quietos, e hinchados cementerios!.
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Turbio, turbio, del, vidrio, vidrio.
Sutil entre gigantescos brazos,
siembran los murciélagos errantes,
y después blanqueando las varillas,
arriba de las pestañas.
¡Creciendo el viento bajo!.
___La carreta del poniente, aguja agujas___
¡Accesorias al renacimiento del bronce,
el obscurantismo, crece, paso a paso.
¡Del vidrio, sí, sí, del vidrio!.
Compañero volador de las magnolias.
¡Muy amarrado a los naipes!.
Al descolgar el tren favorito,
del decoro, atando, cáscaras de inercia,
al zumbido.
¡Fuera!.
Del espejo.
¡Qué descubre la muerte turbia!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez