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Albricias del ajobo
Usted tiene una muerte digna ahora. Usted tiene la oportunidad de amarla. ¡Muchos otros hay qué no tienen ninguna!. Oportunidad repetitiva de morirse. ¡Sin lograrlo sanamente!. Por acumular la inmortal riqueza. Por apropiarse del poder eterno. Por coleccionar incógnitas piadosas.
Usted. Tiene la respuesta acumulada de ausentarse. Estimulando. Inevitablemente el exceso de la razón cabal. En las fuerzas armónicas del inframundo. Usted tiene su muerte ahora, y suya es por siempre.
¡No la comparta!___Nadie le dará la suya. Desarróllela fundamentalmente sana. ¡La muerte que usted goza puede perderlo!. Y ser el juego marginal débil, de blindados huesos acuñados. ¡Piense en números!___El cielo es matemático. ¡No en letras!___Usted está más allá del omega.
Con Las Albricias Del Ajobo
El jurado emitirá el fallo perfecto. solo al millonario vivo para el edén. y se divulgará su bondad apasionada.
¡No abandone su muerte!.
Puede serle robada en las cenizas, de las mismas urnas celestiales.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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En ésa vez
Como Un Arete...¡Ohrring, orecchino, earring!
El amor se despierta Por La piel del dolor, en el gris, trabajo ácido, de su ritmo, entre números, graduados del perfume, del cielo interior, qué tiene un triunfo de sangre, con las propiedades de los colores.
En el diario mismo de cada mariposa.
Como Esa Vez pendiente, espera bajar al sol, al piso del alma, noche puntiaguda.
Mucho antes, de haber sido el optimismo de tres martillos, de haber sido la tristeza desempleada, que convierte el ultraje en hospedaje, al contemplar las gotas del vasallaje, las muertes de los cristales.
En Esa Vez, como nunca.
Son las gotas, una convención del humo carcomido, con ojos de infinito fuego, que mira al caer del día, un infinito blanco, una verdadera conjunción de olvidos, que le sirvió como identificación, mudable, en la vigencia del cangrejo, y toda, la espuma necesaria.
En Esa Vez de muchas, otras tantas, hay que... Sienten por donde, se transpira. Por donde... Se respira.
Allá donde, Se. Respira con las agujas de cada nube. Dormida con los colores de cada ola. Hecha antes del inicio. Sin hacerla después del final. Bajo el fondo ignorado. ¡Más allá de la cumbre desconocida!. ¡Más acá de la cercana lejanía!. Entre. Tanto recuerdo. Olvidado como en esa vez.
Cada gota de lluvia, tiene una contraseña, tiene una búsqueda, que tiembla en el cristal, húmedo y turbio, y le dejan divinas, heridas de transparencia.
Son la decoración del agua, que han visto descargar, que meditan, los hielos, que siente, las nevadas, lo que la muchedumbre, incluye increíble, y los ríos ágiles, nada saben. Como Fue... ¡En esa vez!
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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ALFOMBRAN SOMBRAS En la luz ésos días perecieron. Sacrificados huéspedes del tiempo. Precursor de los diluvios de los peces. ¡Turbados a lo lejos!. De las brisas temporales. Delatoras calmas donde alumbran, los cortejos fugitivos a la sombra.
¡Alfombran negras nubes!.
¡Cuánto extraño olvido se alimenta!. De tormentas y algodones.
¡Cuántas fechas crucificadas viven!. De los nuncas y los siempres.
¡Cuántas horas disecadas lavan!. Con las ánforas abruptas del basalto.
¡Cuánto cántico naufraga subyugado!. Con las máscaras armónicas del ópalo.
¡Nubes alfombran negras!.
Esos días saturados de los ayeres. En lágrimas destiñen las retinas. En la frágil luz de cada número. En la cólera esculpida estertorosa. En la luz de profundidad telúrica. En la sombra de volúmenes que ciegan. Esos días perecieron en la luz.
¡Negras nubes alfombran!.
De tormentas en la luz de los nuncas. Sacrificados los siempres naufragaron. Precursores algodones de diluvios. ¡En las brisas ánforas de peces!. ¡Armónicos huéspedes de fechas!. En las frágiles lágrimas de números. En la luz fugitivos cortejos de la sombra. Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Confituras del cauterio
Ese niño harapiento cubierto de hambres anidaba un pescado seco en las manos en tanto corrupta la red sonreía y de gozo las marionetas hablaban.
¡Confituras del cauterio!.
Esa vez los cocodrilos perfumaron un hilo entre los corazones de goma y lodo arrancando gotas a los filos oxidados y triturando los cristales subterráneos.
¡Del cauterio confituras!.
Allá lejos otra niña flotaba cigüeñas para la máscara sacra del vecino ¡Donde las armas agrietan cualquier alma! Y los orfebres apagan velas negra...
¡Confituras del cauterio!.
Más acá los números daban conferencias por las heridas millonarias del bosque ¡Cuándo los caimanes y topos aplaudían! y las últimas hojalatas rezaron...
¡Del cauterio confituras!.
Luego callaron las gallinas sus sombreros clavando médulas amargas y tintas rojas a través de tulipanes en llamas grises con alfabetos zumbadores y arrugados...
¡Confituras del cauterio!.
Otra vez los trigos tragaron arenas bebiendo los sesos de cabo a rabo entre lirios esqueletos y pétalos raquíticos cómo arañando los viejos cardos cerdos...
¡Del cauterio confituras!.
Debemos fermentar la escarlatina... Dijeron ¡Con las orejas de salmones espantados! ¡Con las manos de alacranes espaciales! ¡Ya verán, las orcas, muchos dromedarios!.
Confituras del cauterio, del cauterio confituras Confituras, confituras, muchas confituras. Cuanto más cauterio, menos criterio.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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+ SANGRADO CIELO +
Por aérea sangre crecen hondas conchas. En el tacto de sumergidas flores En la danza de las perlas Hojas de voces noches ¡Arboles del aire! Marfil triunfal de los canguros Enciende los caminos azorado. ¡Por cada litoral un espejismo!
Los números elementales de la mañana. ¡Beben los congelados lutos!.
Por aérea sangre sabor tragedia En cálidas maderas encarnadas En las márgenes absortas Hombros del silencio llueven ¡Atormentados estigmas! Matriz perseverante de los años Escribe los nombres truncos. ¡Por cada cántico disuelto!.
Los incomparables tímpanos de la campana. ¡Bañan los estragos inhumanos!
Por aérea sangre perforado cielo En el absoluto los cabellos. ¡Envilecidos! En la duna de las tardes ¡Ojos de lenguas hienas! +++ Anidan balleneros +++ Marcha tenebrosa de los metales Escala los evasivos fieles. ¡Por cada fúnebre sosiego!.
Los Desesperados Árboles de la vidriera. ¡Barren los súbitos abismos!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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