Médico del corazón, Cardiólogo de ilusión, más peruano que el frijol Edwin musical crisol.
Especialista en guitarra, cuerpo, curvas, mujer rara, sabe así lo que es tañer cuerdas, piano, amanecer.
Juglar de versos y quejas de coplas, joyas añejas, “chilenas” apasionadas decepciones trastornadas.
Romántico empedernido en el vals encuentra nido, gran cantante, el más dispuesto, algunas dicen . . . apuesto.
De trovar nunca se cansa, él compone a la esperanza de la vida, del camino, vate, poeta genuino.
Letra suave, de tisú, es “Por amores como tú vale la pena vivir”, nos expresa su sentir.
Muestra de genialidad “Devuélveme la libertad”, prosa que hace diferencia, que nos muestra su querencia.
Inspirada en el candor, vocación de soñador que interpreta “La Bohemia” y, en ese afán, bien nos premia.
Con la “Historia de mi vida” hace que sangre la herida; por canciones, notas de a kilo, ese “showman” tan tranquilo.
De fiel humor inteligente cautiva mucho a la gente, guarda siempre la cordura su intelecto más madura.
Es un hombre de marfil moreno, noble perfil, timbre tenue, voz de bardo, ¡no dejaré de escucharlo!
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda México, D. F., a 25 de junio del 2013 Dedicado al gran Maestro y Canta-Autor, Edwin Alvarado Aguilar Reg. SEP Indautor No. 03-2013-111212464200-14
Procurando serle fiel al buen destino, degustando copa del Martell más fino, fumando su Pall Mall, sutil tabaco, con figura quijotesca, la de un flaco.
De oro refulgente amor apasionado, como el mayor delincuente consagrado robándole a las musas inspiración plena, el Maestro Lara, entre quimera y dilema.
Sobre lápiz, papel, su diestra mano, dedos de la izquierda tocando el piano, al rítmico acorde de un “negro” de cola, en la vasta inmensidad de su alma sola.
Sacro personaje, disonancia ausente, la métrica, rima, cadencia presente, destilando arpegios en son de ensoñación, músico poeta compone . . . su canción.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Dedicado al Señor Agustín Lara Jr. Ciudad de México, a 06 de noviembre del 2018 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
Este poema es dedicado, A todas las doncellas, De vestimenta negra, Con alma siniestra en su interior, Dedicado a aquellas mujeres Que recitan poemas negros, Que visten con elegancia, Que poseen fuerza oscura, Que son amantes de la noche.
Esta dedicatoria la hago, Con toda el alma, Serán bendecidas con la luna, Para todas las viudas negras, Para aquellas súcubos insaciables, Para aquellas hadas oscuras, Les entrego mi alma.
Estoy dispuesto a ofrecer mi vida, A todas ustedes, Les doy mi alma, Les doy mi vida.
Esta dedicatoria la hago Para ustedes, Seré su leal íncubo, Su noble ángel negro, Les doy este poema, Les doy mi sangre.
La esquela virginal abre sus brazos de luna. La invaden mis exploraciones. Búsqueda frágil de algún soplo.
Cavernícola necesidad de comunicación. La nada baila con sones de tamboriles. Es el gran poder de la palabra el que desciende.
Debo ser jardinero con manos atadas. Desierto que repone los rencores. Candilejas de vallenatos trágicos. Aromas de tangos espumeantes de vacío.
Pensamientos que no quieren aflorar. Restricciones de tiempo y la esquela sigue. Sin destinataria. Sin un beso. Sin los preámbulos que canalizan las pasiones. Sin la humedad que se genera en la boca. Sin saciar el desolado dolor de la ausencia.
Desafío inconfesado de retomar la réplica. De sonsacarle esquirlas al sol que amanece. Sin fuerzas para recuperar en una esquela confidencias de senos abiertos.
Musicalidad al soplo de los dedos, escarbando locuras en el monte de Venus, convencido de la perpetuidad del romance.
Amante de la suave organza, comediante de la pluma astral. Tarotista acogedor de tus silencios y quinta columna de tu reprimida sonrisa.
Desafío de contar en una esquela la lejanía de tu estrella y mi red de candilejas tratando de acercarte para el festín de las pasiones adeudadas.