La vida es un cóctel de alegrías y tristezas, de victorias y derrotas
Tiene dos colores, el blanco y el negro los grises son mediocres
Tiene infinitos caminos, que llevan a infinitos lugares, la esperanza
Es el final y el principio de todo, es la luz y la obscuridad fundidas
Una con la otra, creando mundos paralelos, que no se pueden ver
No se pueden oír ni tocar, son etéreos como etéreo el futuro
Cada etapa que atravesamos, es como arrancar una hoja de un libro
Podemos ver y sentir lo que está por delante, pero se cierran las puertas
Detrás, no podemos recordar de donde vinimos y que es lo que hicimos
Nuestra piel detecta el punto en el espacio donde debemos dirigirnos
Nuestros ojos son como luciérnagas que acompañan nuestro destino
Deambulamos por ese espacio tiempo, que no podemos manejar
Somos títeres de seres, que están más allá de nuestra luna, toman
Lo que necesitan de nosotros, el resto lo desechan y acaba en la basura
Con la muerte no se termina todo, sino que es el comienzo de la existencia
En alguno de aquellos mundos paralelos, que no podemos ver ni sentir.
Quién sabe, si lo que escribo es cierto o no, pero lo están leyendo y eso es real.
Por Conrado Augusto Sehmsdorf
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