TÚNELES DE AYERES
Sin los muebles vítreos del grito, de la ráfaga, ufana el abandono, abona con jabón, las últimas paredes, del aire encadenado, que no pregunta, a las sombras, incendiadas las respuestas, del mar hecho silencio, antes del tiempo, lirio, una vez, colirio, colibrí de luna, de libro, ave, flor, pétalo el cabello. ¡En la frente sacudida por el mapa!. Galerías húmedas de ayeres, hoy sones confusos, tallan estrellas, por el espejo que tiembla años.
Años, años y años.
Castaños rebaños, clemencia y castigo, en la puerta que las llaves lleva, lava a los volcanes volcando, enredando al hábito, encrucijadas, descrucificando, clavos espinados, en la esperanza, que perdió el rastro, rostro enarenado, por máscaras desérticas, desventura que viste, y calzan los poetas, en los versos de los piélagos ignotos, en las islas poetisas, que labran mieles, y sufren por el mar amargo, y fiero, el rumor de alerta, como el agua hierve.
¡Túneles de ayeres llenos!.
¡Dónde la muerte su muerte muere!. En la morada que la memoria calla. En la pasión rendida ardiendo. Con el timbre cristalino de amarillo. La brisa enfrente brilla enrojecida. ¡Por vivir viviéndose de vida plena!. Con la música que llueve estrellas. En el huerto que la noche alumbra. Del silencio caudaloso en esplendor. ¡En el bellísimo tesoro que late solo!. Cándido y sereno, iluminando el agua. Al mar cantando, saliendo del abismo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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