MONOLOGO “EL MUNDO”
- Son las 8:30, ha esta hora muchos se han untado el mundo en su piel, preferiría entonces untarme yo un poco de lociones florales, mirar por la venta y ver el cielo agitado y el sol agotado sin ganas de llegar al otro lado, preferiría mirar por la venta y ver el mundo con su carrusel de angustias, penas, lagrimas, tristezas y alegrías en su placer de acoger a quienes mas lo necesitan o a quienes pasan inocentemente por el. Y solo ha pasado un minuto y pensado en todo esto, que afortunada y que entrometida soy pensando en las cosas del mundo; huele a café y su aroma me enloquece como si este estuviera en celo y yo fuera un macho, atraída por su olor.
Y de pronto no puedo dejar de pensar en el, como si su nombre y su imagen de ser el en mi se hubiera convertido en un eco profundo, que no puedo evitar y que tampoco esta evitarlo en mis preferencias, y me esfumo de este mundo del que hace tres minutos pensaba con tanto naufragio, pero allí donde voy con solo repetir su nombre gira el sol con locura, gira el tiempo y el espacio sigue intacto, como si nada pudiera hacerle cambiar, como si nadie, ecepto el y yo habitáramos como vagabundos por ese mundo. Me transporto hasta allí sin ningún problema o afán, pero el timbre ha sonado, Dice el celador del edificio que ha llegado el periódico, que si lo reclamo o si me gustaría mas que lo subieran, pero… no me importa si esta arriba o abajo por que arriba o abajo las letras seguirán diciendo lo mismo y de eso mismo ya estoy cansada.
8:40 cuantas veces se ha transformado el mundo hoy con un pensamiento, una palabra un sonido, esa es la verdadera belleza, que todos ellos que se untan deberían mirar con desvelo y recelo por que de ellos ha salida un tanto por ciento de ella, ¡ahg!, y yo no quiero preocuparme por el mundo por que me volvería tan fría como el periódico que esta instalado en esa sala en mi espera.
Miro el árbol por mi ventana, le ha salido una flor amarilla o violeta, ya ni quiero nombrar a los colores por su nombre, pienso que el mundo no debió tener nombre, pienso que las cosas todas se debieron llamar cosa uno, dos, o tres, y así solo tendríamos que haber aprendido las cosas en un orden de números, y yo hubiera podido inventar los nombres y ser tan sublime, necesaria e innecesaria, como el oxigeno.
Volteo y miro un libro que deje muerto en la pagina 42 la noche anterior, por que ese hombre estaba escuchando un corazón fantasmal que lo atormentaba día y noche, uno de esos delatores, lo deje muerto, por que ese corazón me aburrió de tanta corazonada.
Veo una foto, un armario todo entristecido por que las cortinas no se han liberado para dejar al sol entrar, y es que a veces ellas quieren ser egoístas por que no saben como librarse de tanta oscuridad, corro la cortina, ya había saludado al árbol, al cielo, pero no me acordaba de Roberto, cómo pude olvidarlo, aquel perico australiano que todas las mañanas despertaba después de levantarle un trapo que la noche anterior ponía encima de su jaula, lo saludo y el hace un escándalo, grita y me mira como si jamás me hubiera visto.
Abro la ventana siento el aire rosar por mi cara, un poco asustado el, a lo mejor piensa que me esta haciendo daño, pero su frescura es esa que deseo.
9:00 ya me he echado un baño, corto, el agua a estado callada, lo descubrí por que no ella hoy no ha cantado, quizá esta…, no le pregunte por que estaba así, pero supongo…
Salgo, bajo las escaleras con precaución, dicen que así gente se mata, saludo al celador, se le ve alegre, recojo ese diario frío que dice mucho de lo mismo y me unto del mundo.
LUISA FERNANDA V.
17 DE MARZO DE 2010
|
Poeta
|