Poemas de reflexíon :  Cronos
Es el tiempo la deidad
de todo lo que es y existe
medida, así coexiste
con lo que es la eternidad
junto a la perpetuidad,
en tanto Cronos lo ordena
perenne en forma serena
mitológico, sin poses,
como Padre de los Dioses
muy quitado de la pena.

Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 18 de febrero del 2024
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
Poeta

Poemas de reflexíon :  Yo, . . . el búho
“Con el saber hago dúo.”

Mitológico de Grecia
mochuelo de vida recia,
nocturno visual misterio
digno escucha de halo serio.

Soy rapaz ave grandiosa
de Atenea mi bella Diosa
tengo ojos magnos que hechizan,
que a las leyes supervisan.

Con un mirar que es muy fijo
ulular canto prolijo
docto surco el panorama
la justicia me reclama.

Sapiencia llevo por sello
serenidad desde el cuello
que muevo fiel apacible,
ecuánime, asaz sensible.

Mostrándome consagrado
símbolo del abogado
visto atributos de un sabio
el buen juicio sin resabio.

Porto valores, prudencia,
amo la jurisprudencia,
la equidad a toda costa,
mi ser lo ilegal denosta.

Voy guiando estudioso trecho
del Licenciado en Derecho
soy su escudo, soy su emblema,
la sabiduría . . . mi lema.

Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 03 de febrero del 2019
Dedicado al Sr. Lic. en Derecho y Juez, Francisco Garduño Ballesteros (QEPD)
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
Poeta

Textos :  ASCLEPIO-ESCULAPIO: Dios greco-romano de la Medici
ASCLEPIO-ESCULAPIO
Dios greco-romano de la medicina


Introducción:

El estudio de los mitos, símbolos, rituales mágicos y las religiones, articulados con la investigación filológica y arqueológica, permiten entender la estructura y el funcionamiento de éstos fenómenos culturales en sus diversos aspectos, como lo sagrado y lo profano, el arte y la ciencia, la creencia y la evidencia, no como opuestos, sino como elementos complementarios, dentro del complejo laberinto de los hechos. Más allá de esa fuerza difusa y confusa, cuya noción efectivamente se encuentra en todas partes, aunque no sea la misma, ni siempre e igual en todos lados, y de la que nada puede decirse. No obstante, los hechos pueden registrarse, describirse, localizarse, tanto en su originalidad como en su complejidad, incluidos los aspectos más elevados en el orden mitológico y religioso que han sido, y son practicados en el mundo. Para así tener la posibilidad de explicar su evolución, a partir de un estado anterior, encontrando las relaciones con otras áreas de la vida e historia humana, interpretándolas y correlacionándolas para obtener conocimientos útiles, rectificando, y estableciendo nuevos puntos de unión, que permitan dilucidar y ampliar los conocimientos previos, aún en dimensiones espacio-temporales tan distantes.

Objetivo:

El propósito fundamental de este trabajo, es caracterizar la figura y significado del Dios Asclepio entre los griegos y Esculapio entre los romanos, en sus aspectos religiosos, míticos e historiográficos en su relación con la medicina.

Antecedentes:

Es de particular importancia, el hecho de que la filosofía nació en Grecia, siendo un intento de conocer al hombre y la naturaleza. Se recuerda a los primeros filósofos, como Tales de Mileto (640-546 a.C.), Anaximandro (611-546 a.C.), Heráclito (Siglos VI-V a.C.), buscando el principio generador del mundo. Sócrates (470-339 a.C.), enseñando filosofía práctica en la cual el conocimiento de uno mismo y la virtud eran sus ejes fundamentales, Platón (427-347 a.C.) con su concepción filosófica basada en las ideas, Aristóteles (siglo IV a.C.) con los fundamentos de la Lógica e inicio de la Metafísica, y las corrientes filosóficas más inclinadas a la moral como el epicureísmo y el estoicismo. Por otra parte, los griegos y romanos, representaron a sus dioses con forma humana, atribuyéndoles vicios, virtudes y poderes especiales. En sus santuarios y templos estaban instalados los oráculos, a quienes acudían con frecuencia para conocer su porvenir. Los dioses más importantes vivían en el monte Olimpo, presididos por Zeus, y otros como Hera, Hermes, Artemisa, Deméter, Poseidón y Apolo (relacionado específicamente con nuestro tema), entre otras divinidades. Gran parte de ellos, lo mismo que los semidioses, y los héroes, tenían alguna relación con la enfermedad y la salud, y por ende con la medicina. Por ejemplo: Hera, mujer de Zeus (diosa del hogar) era la protectora de las parturientas, Atenea (diosa de la sabiduría) tenía templos dedicados como sanadora y como patrona de la vista. Quirón era hijo del mismo padre de Zeus, el titán Cronos; tenía el cuerpo mitad hombre, mitad caballo, y cuenta con un lugar especial como patrón de la salud. Se dice que su conocimiento de las propiedades sanadoras de las plantas, le fue transmitido a través de Artemisa. Píndaro, en sus historias poéticas, indica que Quirón se servía de encantamientos en sus curas mágicas, pero además practicaba la cirugía y administraba fármacos. Y llegó a ser el patrón de los que enseñaban medicina, tuvo entre sus discípulos a Melampo, Aquiles y Asclepio. Aunque Apolo, se convirtió en la principal deidad sanadora. Tal vez, por la leyenda de que Asclepio era hijo de Apolo, contribuyó a ello. No obstante, en la Iliada se habla de Asclepio como de un rey guerrero que participó con hombres y barcos en la guerra de Troya, incluidos sus dos hijos Macaón y Podalirio, también conocedores de las artes curativas. Sin embargo, en la época de Hesíodo (700 a.C.), dos siglos después de Homero, Asclepio es ya considerado como el principal dios de la salud, y su versión del nacimiento y divinización de Asclepio es la más conocida, no se sabe si él la inventó o simplemente la reprodujo. Antes de adoptar al dios griego Asclepio (al que llamaron Esculapio) los romanos veneraban desde el 435 a. C. a Apolo como protector de la salud. Su templo estaba situado al sur del Campo de Marte, fuera del pomerium (trazado del límite sagrado de la ciudad de Roma). En el año 431 a. C. hubo también una epidemia de peste por lo que se consultaron los libros de la Sibila que el rey Lucio Tarquinio el Soberbio había dejado en el Capitolio. Las profecías aconsejaron edificar un templo a Apolo Medicus Purificador en el Campo de Marte, terreno situado entre la ciudad y el río. El templo tenía que ser elevado fuera de las murallas de la ciudad porque el dios Apolo era extranjero y así lo dictaban las leyes. Este santuario de Apolo Medicus fue muy famoso y se hacen de él continuas menciones en la historia de Roma. Se guardaban en el templo numerosas obras de arte traídas de Grecia. En la actualidad sólo queda el basamento de 4 metros de altura, debajo de la iglesia moderna de Santa María in Campitelli. Para los romanos, Asclepio se transformó en el dios Esculapio. Fue importado en el siglo III a. C. desde Epidauro, a raíz de otra epidemia de peste que hubo en el año 293 a. C. En el año 281 a. C. se levantó su santuario en la isla Tiberina. Esta isla situada en el río Tíber estuvo desde muy antiguo asociada con el arte de la curación. En época actual se conserva en ella un famoso hospital del siglo XVI. Los templos edificados por los romanos para venerar a Esculapio tenían unas dependencias muy importantes que eran los gimnasios y los baños

Iconografía, Templos y Culto:

Aunque ninguna de las estatuas de Esculapio fueron tomadas del modelo original, existen muchas reproducciones por Fidias y Mirón. Algunas de ellas pueden admirarse en los Uffizzi en Florencia, el Louvre de París y los museos de Dresden y Nápoles. Se le representa como un hombre maduro, con barba y mirada serena. Aparece con un manto y lleva la copa con la bebida salutífera, el báculo con la serpiente enroscada y un perro en recuerdo del que llevaba consigo el pastor que, según la leyenda, recogió a Asclepio de niño. En la mitología griega Asclepio o Asclepios (en griego Ἀσκληπιός) -¨incesantemente benévolo¨; Corresponde a Esculapio para los romanos, fue el dios de la Medicina y la curación, y venerado en Grecia en varios santuarios. El más importante era el de Epidauro, en el Peloponeso, donde se desarrolló una verdadera escuela de medicina. Se desconoce el origen del culto en este lugar. Las instalaciones más antiguas del recinto datan del siglo VI a. C. Se sabe que en el siglo V a. C. la fama del santuario sobrepasaba ya los límites de la región de Epidauro, sobre todo después de la peste que azotó Atenas y cuando por este motivo se fundó en el 419 a. C. el Asclepeion al pie de la colina de la Acrópolis. El auge del culto está situado entre el 370 y 250 a. C. y en estos años, Epidauro resultó ser un lugar de peregrinación que se llenaba de edificios suntuosos. En el curso del siglo II d.C. hay una gran expansión arquitectónica gracias a la generosidad del senador romano Antonino. Este desarrollo continuó vigente hasta el 426 en que el emperador Teodosio II lo mandó clausurar junto con los demás santuarios paganos. Resulta interesante el que algunos movimientos religiosos posteriores reclamaron su relación con Asclepio. En el siglo segundo a.C .el polémico hacedor de milagros, Alejandro de Abonuteicos afirmó que su dios Glycon, una serpiente con una "cabeza de lino era una encarnación de Asclepio. Luciano de Samosanta, el retórico y satírico en lengua griega, produjo la obra Alejandro, el Falso Profeta para denunciar lo que él consideraba a un estafador, para que lo conocieran las generaciones futuras. Describe a Alejandro como de carácter "integrado por la mentira, el engaño, perjurio, y la malicia, [era] superficial, audaz, atrevido, diligente en la ejecución de sus planes, verosímil, convincente, enmascarado como bueno y que vestía con un aspecto absolutamente opuesto a su propósito ". Justino Mártir, un defensor filosófico del cristianismo, que escribió alrededor del año 160 d.C., afirmó que el mito de Asclepio presagiaba, más que servía, como fuente para las reivindicaciones de los poderes curativos de Jesús. Volviendo a los templos, el conjunto de edificios del santuario comprendía salas de ejercicios físicos y estancias especiales para los enfermos. Éstos pasaban primero por ritos solemnes de purificación y después eran conducidos a un edificio especial llamado enkoimeterion (o pórtico de incubación) donde se aparecía el dios durante el sueño e indicaba el tratamiento a seguir. En honor de Asclepio, se utiliza a menudo un determinado tipo de serpiente no venenosa en los rituales de curación y estas serpientes -las Serpientes Esculapias - se arrastraban libremente por el suelo de los dormitorios, donde los enfermos y heridos dormían. Estas serpientes se introducían en la fundación de cada nuevo templo de Asclepio en todo el mundo clásico. Desde aproximadamente el 300 a.C. en adelante, el culto de Esculapio se hizo muy popular y los peregrinos acudían en masa a sus templos de curación (Asclepieia) para ser curados de sus males. La purificación ritual sería seguida por ofrendas o sacrificios al dios (de acuerdo con los medios), y luego el suplicante pasaba la noche en la parte más sagrada del santuario - el Abaton(o adyton). Se informaban de todos los sueños o visiones a un sacerdote, quien prescribía el tratamiento adecuado por un proceso de interpretación, y éste daba las indicaciones (proceso a que se refiere el llamado incubatio). En la ceremonia de la incubatio, el ritual en los santuarios era sencillo, no exigía ni ayuno ni atuendos especiales. Los ritos purificatorios se limitaban a un baño previo, y el sacrificio a una sencilla ofrenda al alcance de todos. Los enfermos dormían juntos en una sala del templo y, una vez apagada la iluminación, se les exigía mantenerse en silencio. El dios en persona o una epifanía suya (por ejemplo, su serpiente) ejercía sobre ellos la pertinente acción terapéutica o les indicaba el tratamiento a seguir para recuperar la salud. El dios aparecía a cada uno de los enfermos individualmente y jamás de manera colectiva. Los enfermos llegaban al santuario desde muchos lugares con la esperanza de que el dios médico los curaría. Cada persona debía hacer una donación; es decir, debía pagar honorarios. En un fragmento de una comedia de Aristófanes, se describen las actividades que se llevaban a cabo durante el llamado sueño terapéutico: “Cuando llega la noche los enfermos se acuestan en las camas de reposo (gr. cline; de donde proviene el término clínico). Los siervos del templo (gr. therapeutes) apagan las luces y piden silencio total. Luego, un sacerdote da una vuelta para recoger de los altares el pan de oblación. Después aparece el dios escoltado por sus dos hijas y un esclavo. Va de cama en cama para examinar a los enfermos y también mezcla ungüentos y jarabes”. Se pueden encontrar antecedentes de la incubatio en el Imperio Hitita y en Babilonia desde el segundo milenio a. C. y posiblemente en Egipto. No cabe duda de que en los templos de Asclepio se producían curaciones, prueba de ello son la gran popularidad que estos santuarios tuvieron durante mucho tiempo, y la importante cantidad de exvotos (obsequios de los sanados en recuerdo de un beneficio obtenido) encontrados en sus ruinas y bien documentados arqueológicamente, tanto como en su significación. En algunos templos de curación, también se utilizaban perros sagrados para lamer las heridas de los enfermos peticionarios. Se daban muchas curaciones y los resultados eran impresionantes y favorables en multitud de enfermos. El tratamiento no era gratuito pero las donaciones eran asequibles. Desde el siglo V a. C. tenía lugar en Epidauro una fiesta llamada Asclepieia, que se celebraba cada cuatro años, y que consistía en representaciones teatrales, juegos atléticos y música. En este santuario (lo mismo que en el de Delos) estaba prohibido nacer y morir. A finales del siglo XIX comenzaron los trabajos de excavación del yacimiento de este santuario. Continuaron en el año 1948 al frente de J. Papadimitriou y finalmente se retomó la búsqueda en 1974. Otros santuarios se hallan en Atenas, Delfos (culto durante el siglo V a. C.), Pérgamo, Esmirna, Cirene y Mesene. En la provincia catalana de Gerona, encontramos un importante templo dedicado a Asclepio en la Neópolis (ciudad nueva, segundo asentamiento griego) de Ampurias (Emporion, Εμποριον, Emporiae que significa Mercado-Comercio). La importancia de éste templo recae en la situación geográfica de Ampurias (Municipio de La Escala, Costa Brava Norte), bajo el Cabo de Creus, donde la escarpada costa y los vientos a menudo mantenían a los marineros largo tiempo en la mar, agotados. Así pues, los colonos griegos de Iberia hacían su primera parada en esta ciudad para guarecerse en el santuario. Por otra parte, se dice que la familia de Hipócrates (padre de la medicina) descendía de Asclepio, y se recuerda que en el originario Juramento Hipocrático se iniciaba con la invocación: "Juro por Apolo Médico y Esculapio y por Higía y por Panacea y por todos los dioses ..." De Asclepio, sus atributos se representan con una serpiente enrollada en un bastón, piñas, coronas de laurel, una cabra o un perro. El más común es el de la serpiente, animal que, según los antiguos, vivía tanto sobre la tierra como en su interior. Es conocida como Culebra de Esculapio (Zamenis longissimus) nombre común de una especie de serpiente que vive en Europa, en Turquía y en el norte de Irán. Asclepio tenía el don de la curación y conocía muy bien la vegetación y en particular las plantas medicinales. En los templos o asclepiones, se le rendía culto y solicitaban sus favores. En la antigüedad, se erigieron templos en su honor en diferentes lugares de Roma, Grecia y Egipto. El famoso Santuario de Epidauro en el Peloponeso, fue probablemente el primer asclepión. Comprendía salas de ejercicios físicos y estancias especiales para los enfermos y un gran teatro. Llegando a ser el centro terapéutico más grande de la antigüedad. Aunque también, Asclepio fue adorado en la isla de Cos, donde tenía un Asclepium o santuario muy importante, que los peregrinos visitaban para encontrar la cura de sus enfermedades. En su iconografía y simbolismo, la serpiente a él dedicada jugaba un papel muy importante. Esta representación de la serpiente enroscada en los aperos médicos sigue vigente hoy día como símbolo internacional. El poder de sanar atribuido a las serpientes, pudiera estar relacionado con su habilidad para rejuvenecer, al cambiar su piel cada año, si bien, su simbología es amplísima y de las más ricas en el mundo animal. Ha sido temida y adorada, capaz de destruir como de proteger, divinidad civilizadora que regala sus conocimientos a los humanos, tiene relación con la tierra, no solo repta sino habita en sus agujeros, por lo que se asocia con los muertos, en varias religiones guía el alma de los difuntos. Tanto en Grecia como en Roma, simboliza los poderes curativos, la renovación y la sabiduría, la magia y los encantamientos, como en Medusa y las Erinias, que las llevan en la cabeza. También son alegoría del alma que abandona el cuerpo y representa los poderes elementales de la tierra. Por otra parte, en los tiempos de la Grecia clásica, convivían la medicina religiosa y la secular. La medicina en los templos de Asclepio venía de una larga tradición mítica. Como ejemplo de deidades sanadoras podemos citar a Melampo, que curó a las mujeres locas de Argos. Para ello utilizó eléboro negro (con propiedades de narcosis, diuresis y catarsis). Anfiarao, sucesor de Melampo fue venerado como un héroe sanador y poseía un oráculo en el que practicaba la incubatio. Trofonio ejercía sus poderes sanadores en cuevas mediante serpientes, y Orfeo utilizaba la música y la poesía para influir en el alma. Aunque los templos de la salud aparecen alrededor del s.VI a. C. El culto a Asclepio tuvo una rápida extensión, llegando incluso hasta Egipto, donde fue identificado con Imhotep y Serapis (dioses de la medicina egipcia). Los santuarios más importantes fueron el de Epidauro ya mencionado, pero además el de Tricca (para algunos autores el Asclepion más antiguo conocido), Lebén y otros. En el año 295 a. C. aparece en Roma el primer templo dedicado a Esculapio (nombre romano de Asclepio). La fama de estos templos fue tal que durante el cristianismo, al principio, fue compartido el culto a Cristo con el culto a Asclepio. Cada templo era un conglomerado de edificios e instalaciones cuyo tamaño y opulencia dependía de la de su riqueza e importancia. La estructura predominante era un templo principal, donde se encontraba la estatua del dios, un tholos, donde se encontraba un estanque o manantial, el abaton, sala en la que dormían los enfermos para que se produjese la curación. Además podían tener teatro, estadio, gimnasio y posadas. A los templos podían acudir tanto ricos como pobres. Fueron como una especie de santuarios o balnearios medicinales.

Mitología, genealogía e historiografía de Asclepio-Esculapio (greco-romano):

Según cuenta la mitología, Asclepio era hijo de Apolo y de la mortal Coronis o Corónide. Antes de convertirse en dios fue un héroe de Tesalia (la región más grande de la antigua Grecia, limítrofe con la antigua Macedonia, Epiro y el mar Egeo al este). Existen varias versiones sobre el lugar y las circunstancias de su nacimiento. La más conocida es la que ha llegado a través de las narraciones del poeta griego Píndaro (siglo VI a. C.), donde narra los amores de Apolo con Corónide, hija del rey de Tesalia llamado Flegias. La unión de los amantes tuvo lugar en las orillas de la laguna Beobea, cerca de Lacerea, en Grecia. Apolo bajo la forma de un cisne dejó embarazada a Corónide y regresó a Delfos, dejándola bajo la vigilancia de un cuervo blanco o corneja. En este tiempo Corónide tuvo relaciones con el mortal Isquis, hijo de Élato (gobernador de la región del monte Cilene y conquistador de la Fócida, antigua región del centro de Grecia). La corneja voló hasta Apolo y le advirtió de los amoríos de Corónide. Apolo maldijo al animal condenándolo a llevar en adelante el color negro en lugar del blanco y mató a Corónide, y antes de que la pira funeraria la incinerase, sacó de su vientre la criatura, que sería el futuro dios Asclepio. En otras versiones se dice que Apolo pidió a su hermana Artemisa la ejecución de esta muerte. Otra versión de los hechos cuenta que el rey Flegias de Tesalia viajó al Peloponeso en compañía de su hija, para comprobar las riquezas que se guardaban en aquella región y planear su robo. Durante el viaje, Apolo sedujo a Corónide, que dio a luz en secreto al pie de una montaña llamada Mirtio, en tierras de Epidauro. Corónide dejó abandonado al niño que fue alimentado por una de las cabras del rebaño del pastor Arestanas y cuidado por su perro. Cuando Arestanas se enteró, quedó admirado al ver la aureola que rodeaba al niño, y pensando que era cosa de dioses no se atrevió a tocarlo y dejó que el destino se ocupara de su suerte. Apolo confió el pequeño al centauro Quirón en el monte Pelión (lugar donde vivían los centauros y que envuelve el gran golfo de Volos, al sureste de Tesalia). El centauro lo instruyó en las artes de la medicina y de la caza. Intervinieron en su educación Apolo y Atenea. Esta última le entregó dos redomas llenas de sangre de la Gorgona. En una la sangre estaba envenenada y en la otra tenía propiedades para resucitar a los muertos. El joven Asclepio se mostró siempre muy hábil y dispuesto, y llegó a dominar el arte de la resurrección. Devolvió la vida a un gran número de personas importantes entre las que se encuentra Hipólito hijo de Teseo (el héroe del Ática cuyas principales hazañas tuvieron lugar en el Peloponeso). Practicó la medicina con gran éxito, por lo que le levantaron santuarios en diversos puntos de Grecia. El poder de resucitar a los muertos fue el motivo que indujo al dios Zeus para terminar con la vida de Asclepio, pues Zeus no estaba muy conforme con la resurrección de los mortales y temía que se complicase el orden del mundo. En otra versión se dice que Hades, protestó a Zeus el que Asclepio curase a personas que debían morir, e incluso las resucitaba, como en el caso de Hipólito, hijo de Teseo. Esto era trastornar el curso de la naturaleza y el orden universal. Cuando Asclepio resucitó a Hipólito en Trecén (Grecia), Zeus se enfadó mucho y mató a Asclepio con un rayo. Hipólito era hijo de Teseo y de una amazona. Teseo se casó después con Fedra, que odiaba a Hipólito y que incitó a su marido a que le diese muerte, dejando así el campo libre a sus futuros hijos que podrían heredar el reino. Pero Asclepio lo resucitó y Artemisa se lo llevó (a Hipólito) al santuario de Aricia en Italia. Apolo por su parte se irritó por la muerte de su hijo y en venganza mató a los cíclopes que habían fabricado el rayo asesino. Asclepio ascendió a los cielos y se convirtió en la constelación de Serpentario u Ofiuco. Por otra parte, los miembros de la familia de Asclepio también ejercían funciones médicas, así, su mujer, Epíone, calmaba el dolor, su hija Hygeia era el símbolo de la prevención (de donde deriva el término-higiene- que es la preservadora de la salud), su hija Panaqueia (Panacea –la que todo lo cura-farmacéutica) era el símbolo del tratamiento, su hijo Telesforo era el símbolo de la convalecencia, Egle (oculista y partera) Laso (enfermera) y sus hijos Macaón y Podalirio eran protectores de los cirujanos y los médicos. Se dice que sus dos hijos Macaón y Podalirio se hicieron famosos y fueron dos héroes épicos que formaron parte de la guerra de Troya, Macaón fue quien quitó la flecha de la herida de Menelao y curó al héroe Filoctetes. Aunque Esculapio (para los romanos) o Asclepio (en griego ‘incesantemente benévolo’) era el dios de la curación en la mitología griega. A pesar de ello, algunos estudios muestran que Esculapio existió realmente en Tesalia, y que era un médico de gran fama. Después de su muerte, fue deificado y entonces empezaron las leyendas, siendo venerado en Atenas y Corinto, y también en Pérgamo (ciudad donde mucho después nació Galeno). Resulta así, que Asclepio es probablemente la deificación de un héroe. Su historia es un buen ejemplo de la variedad de versiones, y la mezcla entre mitología, religión e historiografía, algunas contradictorias y otras incompatibles entre sí. Veamos algunas de ellas: En el Ática, corría la leyenda en esta forma… Flegias, rey de los Lapitas y hermano de Ixión, habitaba en las riberas del lago Beobis en Tesalia. Tenía una hija llamada Coronis, el dios Apolo se hizo su amante y al partir hacia Delfos le encomendó un día un cuervo hermosamente blanco, para que se guardaran mutuamente. Ya estaba grávida la hija del rey. Pero estaba enamorada de Isquis, hijo de Elato, de Arcadia, y en ausencia de Apolo, le concedió compartir el lecho con ella. El dios Apolo vio su infidelidad, sin necesidad de que el cuervo se la denunciara. Al llegar lo reprendió por no haberle picado los ojos a Isquis, y en castigo lo volvió completamente negro, sin que volviera a haber cuervos blancos. Confió luego a Artemis su aventura, y la diosa para vengar la ofensa hecha a su hermano deshizo a flechazos a la infiel. Cuando Apolo vio muerta a Coronis se arrepintió de su ira y de haber provocado la venganza de Artemis. Y no salía de su estupor hasta que estaba ardiendo su cuerpo y su alma había bajado al Hades. Entonces pensó en el hijo y rogó a Hermes que lo sacara del cuerpo que comenzaba a quemarse. Pudo hacerlo aprovechando el mismo fuego que le abría camino. Recogido con vida el infante, fue llevado a la cueva del Centauro Quirón, que lo crió y enseñó el arte de curar y también la caza. Llegó a ser tan hábil, que superó a su maestro, que aun a los muertos resucitaba, como lo hizo con Capaneo, Licurgo y Tindareo, así como a Glauco, Orión e Hipólito. Por lo que Hades se quejó con Zeus, que el médico le quitaba a sus muertos por paga, por lo que Zeus mató al resucitado y resucitador con un rayo. Pero más tarde lo restauró a la vida, con lo que se dio cumplimiento a una profecía hecha por Euipe, hija del Centauro, que dijo que ese niño renovaría sus destinos dos veces, y que muriendo semidiós, sería convertido en dios. Por otra parte, y según la versión de los de Epidauro, varía en cuanto a sus orígenes y otros pormenores. Según ella, Flegias andaba de expedición con un gran escuadrón de guerreros griegos y llegó a Epidauro donde su hija que lo acompañaba ya con el niño en el seno lo dio a luz en el santuario que el dios tenía allí, con la ayuda de Artemis y las Parcas. Fueron a dejarlo en el monte Tición, famoso por sus plantas medicinales, y quedó en una cueva. Un pastor de cabras llamado Arestanas notó un día que la faltaba una cabra y además su perra también había desaparecido. Se puso a buscarlas y al fin las halló en una cueva, amamantando al niño. Iba a tomarlo cuando una luz brillante lo rodeó y el pastor huyó, pensando que algo misterioso había en ello. Dejó al niño que fue cuidado por su mismo padre Apolo. El dios le enseñó los secretos de la medicina, sin que dejara de hacerlo por su parte Quirón, a quien encomendaba el niño. En cuanto a su origen, los de Mesena hacían nativo de Trica a Asclepio; los de Arcadia, de Telpusa; y los de Tesalia de otra Trica en su región. Las fuentes provienen de: Pausanias, II, 26. Píndaro, en Odas Píticas, III, a 5 ss. Higinio, Fábula 202, Astron. Poética. II, 40. Apolodoro, III, 10. Ovidio Metamorfosis. II, 612 ss.

Carta de Asclepio a su hijo:

Aspiración es esta de un alma generosa, de un espíritu ávido de ciencia. ¿Deseas que los hombres te tengan por un Dios que alivia sus males y aleja su espanto? ¿Has pensado bien lo que va a ser de tu vida? Tendrás que renunciar a tu vida privada; mientras la mayoría de los ciudadanos pueden, una vez terminada su tarea, aislarse lejos del infortunio, tu puerta deberá estar abierta a todos. A toda hora del día o de la noche vendrán a tumbar tu descanso, tus placeres, tu meditación. Ya no tendrás horas que dedicarle a tu familia, a los amigos o al estudio. Ya no te pertenecerás. Los pobres acostumbrados a padecer no te llamarán sino en caso de urgencia, pero los ricos te tratarán como su esclavo, encargado de remediar sus excesos, sea por una indigestión o por un catarro. ¿Eras estricto en escoger a tus amigos, buscabas la sociedad con hombres de talento, con artistas, de almas delicadas?. En adelante no podrás desechar a los fastidiosos o a los escasos de inteligencia, a los despreciables. El malhechor tendrá tanto derecho a tu asistencia como el honrado. Prolongarás la vida de nefastos y el secreto de tu profesión te prohibirá impedir crímenes de los que seas testigo. ¿Tienes fe en tu trabajo para conquistarte una reputación?. Ten en cuenta que te juzgarán no por tu ciencia, sino por casualidades del destino, por el corte de tus ropas, por la apariencia de tu casa, por el número de tus criados, por la atención que dediques a las charlas y por los gustos de tu clientela. Los habrá quienes desconfíen de ti si no usas barba, si no vienes de Asia, si crees en Dioses, otros si no crees en ellos. ¿Te gusta la sencillez?. Habrás de adoptar la actitud de un augur. Eres activo, sabes lo que vale el tiempo, no habrás de mostrar fastidio ni impaciencia, tendrás que soportar relatos que arrancan desde el principio de los tiempos para explicar un cólico, ociosos te consultarán solo por el placer de charlar, serás el vertedero de las nimias vanidades. Sientes placer por la verdad, ya no podrás decirla tendrás que ocultar a algunos la gravedad de su mal, a otros la insignificancia pues les molestaría. Habrás de ocultar secretos que posees, consentir en parecer burlado, ignorante o cómplice. No cuentes con agradecimiento cuando el enfermo sana, la curación es debida a su robustez, si muere, tú serás el que lo ha matado. Mientras está en peligro, te tratará como a un Dios, te suplica, te promete, te colma de halagos. No bien está en convalecencia, ya le estorbas. Cuando se trata de pagar los cuidados que le has prodigado, ya se enfada y ya te denigra. Cuanto más egoístas son los hombres, más solicitud exigen. No cuentes con que este oficio penoso te haga rico. Te lo he dicho: esto es un sacerdocio. Te compadezco si sientes afán por la belleza; verás lo más feo y repugnante que hay en la especie humana, todos tus sentidos serán maltratados. Habrás de pegar tu oído contra el sudor de pechos sucios, respirar el olor de nauseabundas viviendas, los perfumes subidos de las cortesanas, palpar tumores, curar llagas verdes de pus, contemplar orines, escudriñar esputos, meter el dedo en muchos sitios. Cuantas veces un día hermoso, soleado y perfumado, al salir de un banquete te llamarán por un hombre que molestado por dolores de vientre te presentará un bacín nauseabundo diciéndote satisfecho: Gracias a Dios que he tenido la precaución de no tirarlo. Recuerda entonces que habrá de parecerte interesante aquélla deyección hasta la belleza misma de las mujeres, consuelo del hombre se desvanecerá para ti. Las verás por la mañana, desgreñadas y desencajadas desprovistas de bellos colores, olvidando sobre los muebles parte de sus atractivos. Cesaran de ser Diosas para convertirse en pobres seres afligidos por la desgracia. Sentirás por ellas menos deseos que compasión. Tu oficio será para ti una túnica de Neso. En la calle, en los banquetes, en los teatros en tu misma casa los desconocidos, tus amigos, tus allegados te hablarán de sus males para pedirte un remedio. El mundo te parecerá un vasto Hospital, una asamblea de individuos que se quejan. Te verás solo en tus tristezas, solo en tus estudios. La conciencia de aliviar males te sostendrá en tus fatigas, pero dudarás si es acertado hacer que sigan viviendo hombres atacados por un mal incurable, niños enfermizos que ninguna probabilidad tienen de ser felices. Cuando a costa de mucho esfuerzo hallas logrado que la existencia de algunos se prolongue, vendrá una guerra que lo destruirá todo. Piénsalo bien mientras estés a tiempo. Pero si indiferente a la ingratitud, si sabiendo que te verás solo entre las fieras humanas, tienes un alma lo bastante estoica para satisfacerse del deber cumplido sin ilusiones, si te juzgas pagado lo bastante con la dicha de una madre, con la cara que sonríe porque ya no padece, con la paz de un moribundo a quien ocultas la llegada de la muerte… Si ansías conocer al hombre, penetrar a todo lo trágico de su destino, entonces, hazte médico, hijo mío.

Conclusión:

En el curso de la evolución de las ciencias y artes, hay siempre relaciones indistinguibles en ciertos aspectos, especiales por su complejidad. Desde su origen y transformaciones, interpretaciones, trascendencia, importancia espacio-temporal, entre otras muchas áreas y variables. En lo aquí expuesto es posible apreciar algunos de ellos, incluidos los de tipo ético, filosófico, además de literarios e historiográficos
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Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez


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Poeta

Textos :  HARPÓCRATES : El silencio sagrado.
HARPÓCRATES
El silencio sagrado.


Introducción:
El silencio es un fenómeno extenso, multidimensional y complejo, en la historia de la evolución humana. Está implicado desde la religión hasta en las ciencias y las artes, como en la educación y la política, el ejercicio del poder y la literatura, la lingüística y la filosofía, entre otras más y no menos importantes.

Objetivo:
La intención general de esta exposición es mostrar el aspecto del silencio en sus concepciones sagradas-filosóficas, en particular, en su personificación divina en la figura del Dios Harpócrates, señalando algunas de sus características estéticas e históricas individuales.

Consideraciones preliminares:
Desde el punto de vista histórico, ya desde el año 3100 a.C., Egipto era un reino gobernado por Menes, y abarcaba el Alto Egipto y el Bajo Egipto, relacionado con esto, y como símbolo de la unidad de ambas regiones, los faraones ceñían una doble corona. Ramsés II, es tal vez el más famoso de ellos, de la XIX dinastía; a su vez, las dinastías gobernaron alrededor de 1400 años, siendo la última una dinastía persa, la XXXI , que cayó bajo Alejandro Magno en el 332 a.C. Las pirámides son el rasgo más conocido de antiguo Egipto, Imhotep es el primer arquitecto mencionado por la historia, y construyó la más antigua para el rey Zoser, de la III dinastía, es la pirámide escalonada de Saqqara, las enormes pirámides de Giza, fueron de la IV dinastía, las dos mayores construidas hacia el 2500 a.C., son las de Keops y Kefrén. Por otra parte, la religión tenía un papel esencial en la Civilización Egipcia. Tuvieron una gran cantidad de divinidades, unas presidían los nacimientos y las muertes, la justicia, la salud, y regulaban todos los aspectos de la vida, la cosecha, el lenguaje, los fenómenos climáticos, agricultura, vida y bienestar familiar. Tenemos como ejemplo, el mito en que el buen dios Osiris fue asesinado y despedazado por su hermano gemelo Seth. Isis, esposa de Osiris, recompuso su cuerpo y lo resucitó. Isis, Osiris y Horus (con cabeza de halcón), hijo de ambos, forman una trinidad suprema en el panteón egipcio, aunque hubo muchas otras trinidades en diversos lugares. Su divinidades auxiliares eran Anubis dios de los muertos (juez del alma humana con cabeza de chacal), pesaba el corazón de los difuntos en una balanza y en uno de sus platillos estaba una pluma, símbolo de la verdad, los injustos perecían devorados por monstruos y los justos se hacían merecedores a la entrada en una vida futura. Otros muchos tuvieron como : Hator diosa del cielo, Toth mensajero de los dioses, escriba, con cabeza de Ibis, Ptah dios de Menfis, Sobek dios de los cocodrilos, Nepthys diosa protectora. Por otra parte, es una feliz casualidad que Egipto antiguo nos haya proporcionado, además de innumerables monumentos grabados con frecuencia en su totalidad, muchos documentos literarios que se conservaron gracias a la sequedad del clima, como papiros, pergaminos y tabletas de madera. Por ejemplo, aún se pueden leer los Textos de las Pirámides, el Libro de las Puertas, el Libro de lo que hay en el más allá, el Libro del día y la Noche, y las letanías del Sol, así como el Libro de los muertos. Gracias a ésto, se ha podido penetrar en profundidad el mundo de sus creencias, sus ideas religiosas, organización social, ciencias y artes en general. No obstante, el mito, que en griego (mythos) significa relato, y después, en el lenguaje de los filósofos, toma un sentido más restringido: "relato fantástico, inventado o falso (por oposición al logos, discurso razonado)" viene a designar precisamente los relatos de origen religioso, en los cuales los pensadores habían dejado de creer. Los mitos, aun siendo oscuros desde el punto de vista racional, esconden verdades profundas bajo la apariencia de cuentos fantásticos (alegorías) o bien, contienen hechos históricos reales, deformados y adaptados a diversas necesidades espirituales o sociales, por la imaginación popular. Para algunos investigadores el mito es una transposición libre e imaginativa de las experiencias humanas, mientras que, para otros, representa una tentativa rudimentaria de explicación de los fenómenos naturales. Sin embargo, no debe olvidarse el carácter específicamente religioso del mito, con elementos frecuentemente didácticos, filosóficos y hasta explicativos, y que de alguna forma dan coherencia a la percepción del universo y del lugar del hombre en su ambiente. En este sentido, resulta que la cosmogonía egipcia es una colección de creencias antiguas relacionadas con la Creación y el origen del Universo. Considerándose que el Universo estaba originalmente lleno de un océano primario e inmóvil llamado Nu (caos), a partir del cual surgieron la tierra y el agua. Sobre el origen del dios Sol y otros dioses celestes existían un gran número de mitos, que describían el cielo como el océano por donde viajaban, en barcos, el Sol, la Luna y las estrellas. La aparición del Sol por las mañanas se explicaba por la existencia de un río subterráneo, por donde el Sol atravesaba de noche el bajo mundo. En la más famosa de las tres tradiciones cosmogónicas principales, la de Heliópolis, en el Bajo Egipto, Atum emergió de los desperdicios de Nu y descansó en la colina original. En el año 2300 a.C., Atum se relacionó con Ra, el dios Sol, como símbolo del advenimiento de la luz en oscuridad de Nu. Atum dio existencia a la primera pareja divina: Shu (el aire seco) y Tefnut (la humedad). Según se creía, Atum se separó después de Shu y Tefnut. Pero en su reencuentro, al llorar de alegría, sus lágrimas se transformaron en el hombre. Por otra parte, en el Alto Egipto (Hermópolis) emergen ocho deidades de Nu, las que crearon una flor de loto —que flotaba en las aguas de Nu— de la cual surgió el dios Sol, Ra. Así pues, la creación era el resultado de la voluntad del dios Sol, al nacer como un niño entre los pétalos de un loto. A este mito corresponde la ofrenda, en los templos, de un loto de oro que evoca el cotidiano regreso de la luz y una creación recomenzada. Pero ya en relación con nuestro tema, tenemos que los griegos llamaban Harpócrates al dios egipcio Hor-pa-hared. Es el Niño Heru que Aset debe esconder en los pantanos del Delta para protegerlo de la ira de Set. Se le representa con el gesto aniñado de llevarse el dedo a la boca, desnudo y con la cabeza rapada, excepto por una trenza que cae sobre su hombro derecho. Es el llamado “mechón infantil” que caracterizaba a los niños egipcios. Harpajered es una forma de Horus. Su nombre egipcio significa "Horus niño". Los griegos le llamaron Harpócrates, en griego antiguo Ἁρποκράτης. Los griegos lo adoptaron como el dios del silencio. También simboliza el sol del amanecer o del invierno, y la renovación constante. Por lo que su nombre egipcio es: Hor-pa-jard o Har-pa-jered. Y su nombre griego: Harpócrates. Un mito nos cuenta cómo Hor-pa-hared, en un descuido de su madre, fue picado por un escorpión. Aset consiguió curarlo mediante los efectos de su magia. Esta leyenda es la base de las conocidas estelas curativas de la cual la más popular fue la de Hor-pa-hared de pie sobre dos cocodrilos. En las manos sujeta toda clase de animales ponzoñosos como serpientes y escorpiones a los que domina sin esfuerzo alguno. Por encima de él, la cabeza del dios Bes pretende reforzar la eficacia de esta estela contra todo tipo de enfermedad y desgracias. Los sacerdotes, entre oraciones e invocaciones, hacían correr agua sobre las figuras y textos jeroglíficos de estas estelas que más tarde era ingerida como líquido medicinal contra la picadura de escorpión y de serpiente. Cuando el niño Hor-pa-hared crece, pasa a conocerse como Harsiase, Heru el Hijo de Aset. Por otra parte, Harpócrates (Horus el Niño) aparece en los Textos de las Pirámides, en el mito osiríaco, en el cual espera a su madre mientras ésta parte en busca de Osiris, que ha sido asesinado por Seth y arrojado al río. Harpócrates permanece en Buto, cerca de una de las bocas del Nilo, al cuidado de una divinidad local. Es el sol débil del amanecer, o el Sol invernal, desnudo y desprotegido. Pero como este Sol, se transforma en un Sol poderoso, y de débil niño se transforma en un Horus poderoso y vengador de la muerte de su padre Osiris, es el Horus guerrero, Hartomes, que vence a Seth. Según Plutarco, Harpócrates fue engendrado por Isis y Osiris, en relaciones póstumas, naciendo antes de tiempo como un niño débil de piernas.

Iconografía:
De Harpócrates, la iconografía es variada. Quedó figurado como un niño desnudo con un dedo de la mano derecha colocado en su boca. Su cabeza lleva la coleta distintiva de la pubertad y puede portar un disco solar adornado con plumas y también una cabeza del dios Bes, protector de la infancia. En numerosas estelas aparece de pie sobre dos cocodrilos, llevando en sus manos serpientes, escorpiones y otros animales dañinos, en recuerdo de su propio episodio personal. Estas estelas portan textos de tipo mágico y sobre ellas se hacía resbalar agua que luego era dada a beber a personas atacadas por animales venenosos. Harpócrates fue originario de Heliópolis, pero recibió culto en muchos lugares, como en el caso de Edfú, Coptos, Tebas, Mendes, Harmontis. Desde Egipto, gracias a los cultos isíacos, pasó a toda la cuenca mediterránea. Harpócrates era hijo de Isis y Osiris. Se le representaba como un joven desnudo con el cráneo afeitado salvo la coleta trenzada que cuelga a un lado propia de los príncipes egipcios y llevándose el dedo a la boca. Muchas veces aparece sentado sobre una flor de loto. Su aspecto más conocido es el de Horus sobre los cocodrilos, una forma tardía que representa al niño Horus de pie sobre dos cocodrilos mientras su madre busca a Osiris desaparecido. También, como un niño desnudo con el dedo de su mano derecha en la boca, portando corona real y ureus, y una coleta a un lado de su cabeza. Como símbolo del sol naciente, le representan como un niño saliendo de un loto, en la época grecorromana. En otras ocasiones se le puede encontrar sentado sobre las rodillas de su madre Isis que lo amamanta.
Algunos faraones se hicieron representar intentando asemejarse a las imágenes de Harpócrates. Tutankhamon, un joven que administró Egipto muy poco tiempo (1347-1338 a.C.), pero que es famoso porque su tumba es la única que se encontró intacta, con todos sus tesoros, se hizo representar saliendo de una flor de loto. Y Ramsés II (1289-1222 a. C.) fué plasmado como Harpajered al menos en dos ocasiones: en una estela del Museo del Louvre en la que aparece como un niño sentado llevándose el dedo a la boca, y en el Museo de El Cairo en una escultura de basalto que lo muestra con los mismos gestos protegido por un dios procedente de Israel llamado Hurun, muy similar al Horus egipcio por su forma de halcón. Cuando Isis fue transformada en la diosa Afrodita por los griegos, Harpócrates fue asimilado a Eros, que lo consideraron hijo de Serapis e Isis y le vieron como el dios del secreto y la discreción. También se le identificó con Harsomtus. El niño divino que se menciona en el Libro de los Muertos, es con cierta seguridad Harpócates, al que se solía representar desnudo, con el dedo en la boca, interpretado a veces como pidiendo silencio, y en otras como el sol invernal o del amanecer, débil, desnudo y desprotegido, esperando crecer y fortalecerse. Advierte en este caso Plutarco que: "No hay que imaginar que Harpócrates sea un dios imperfecto en estado de infancia ni grano que germina. Mejor le sienta considerarlo como aquel que rectifica y corrige las opiniones irreflexivas, imperfectas y parciales tan extendidas entre los hombres en lo que concierne a los dioses. Por eso, y como símbolo de discreción y silencio, aplica ese dios el dedo sobre sus labios" Y de ahí su atributo inconfundible, el Signum harpocraticum. De este modo, el signum harpocraticum es a la vez signo del silencio y también del secreto, del secreto que se debe guardar sobre el saber que nos es confiado y la sabiduría que no se debe revelar a quienes pueden hacer mal uso de ella, o a quienes no son capaces de guardarla con prudencia y discreción. Así, Harpócrates, "encarnaba el secreto que, se fortalece por el silencio pero se debilita y desvanece por la revelación". Por ello se emplazaba a la entrada de los templos, para recordar a los sacerdotes y aquellos que conocían los misterios de los dioses, la prudencia y el sigilo que debían observar para cumplir esa ley.

Culto:
Se desarrollaba en la ciudad de Coptos junto a Isis, en El-Mahamud aparece como hijo de Montu y Raettauy, en Edfu se muestra como hijo de Hathor y Harsomtus. Su culto se desarrolla en el Imperio Nuevo y los griegos le adoran en un templo al norte de Luxor. El Horus sobre los cocodrilos aparece en unos amuletos llamados cippus, del periodo tardío, que se hacen muy populares contra los animales peligrosos. También fue creído como un dios de la fecundidad, portando a veces, por ello, un cuenco en las manos y grano en la cabeza. Por otra parte, fue venerado bajo aspectos funerarios, figurándosele en la proa de la barca solar. Su personalidad, documentada desde el Imperio Antiguo, es altamente compleja, tanto en sus relaciones con otras divinidades como en la evolución de su contenido religioso. Las escuelas teológicas lo hicieron hijo de Osiris y de Isis (en algunos casos, como en Edfú, aparece Hathor como la madre). En otras localidades (Hermontis) fue hijo de un Horus autóctono y de la diosa Raettauy. En Coptos, sin embargo, fue creido hijo de Min y de Isis, formando tríada con ellos. En cambio, en Dendur lo hicieron hijo de Arensnufis y de Isis. Al ser figurado iconográficamente como un niño sobre un loto quedó asimilado a Harsiese y a Nefert.

Desarrollo:
En las leyendas: Harpócrates participa en el llamado Mito de Osiris, que manifiesta la rivalidad entre los hermanos Osiris y Seth. Osiris era el dios de las regiones fértiles del valle del Nilo, sobre las que había reinado desde el principio de los tiempos, cuando transmitió a los hombres los conocimientos sobre los que se fundamentaba la civilización. Seth, por el contrario, regía sobre las tierras yermas del desierto y las montañas. Corroído por la envidia, Seth decidió tramar represalias y venganza contra su hermano, convenciéndolo de que se introdujera en un sarcófago que le regalaba, y que a continuación lo cerró y arrojó al Nilo. Alertada por Neftis, Isis logró rescatar el ataúd, pero Seth se apoderó de nuevo del cadáver y lo descuartizó en 14 pedazos que esparció por todo Egipto. Isis logró recuperarlos para recomponer el cuerpo inerte de Osiris para concebir con él un hijo, Horus, que finalmente vengaría a su padre derrotando a Seth en la ciudad de Edfu. Otra leyenda cuenta que en un descuido de su madre, Isis, Harpajered Harpócrates, fue picado en el talón por un escorpión. La curación milagrosa se produjo cuando Ra envió a Thoth para enseñar un conjuro a la diosa Selkis que logró sanar a Harpócrates, dios del silencio. Se le representaba bajo la figura de un joven medio desnudo, con un cuerno en la mano y un dedo sobre la boca. Así se personificaba del mismo modo el silencio al cual presidia. No obstante, se le representó también como mujer, no entre los Egipcios, hay que precisarlo, en la llamada Muta ó Tácita entre los latinos, con la que se casó Mercurio y de quienes nacieron las horas. Sin embargo, hay algunos desacuerdos, es unánime el sentimiento de todos los autores respecto a Harpócrates, pues es considerado como el dios del silencio, y es verdad que en todos los monumentos donde está representado su actitud es de llevar el dedo a la boca, para señalar, dice Plutarco (en Isis y Osiris), que los hombres que conocieron a los dioses, en los templos en que Harpócrates estaba emplazado, no debían hablar temerariamente. Esta actitud le distingue de todos los otros dioses de Egipto, con los cuales tenía a menudo alguna relación por los símbolos que le acompañan. De ahí viene que muchos autores lo hayan relacionado con Horus (niño) y hayan dicho que era hijo de Isis y de Osiris. En todos los templos de Isis y de Serapis se veía otro ídolo llevando el dedo sobre la boca y este ídolo es sin duda aquel del que habla San Agustín ( La Ciudad de Dios, lib. 18, cap. 5).después de Varrón, que decía que había una ley en Egipto para prohibir bajo pena de muerte, el decir que estos dioses habían sido hombres. Este ídolo no podía ser otro que Harpócrates, que Ausonio llama Sigaleon. "Dios grande del silencio", lo llamó San Agustín y según Policiano, era venerado en Grecia con el nombre de Sigalión, donde compartía atributos con Hércules, Baco y Eros siendo ellos niños. Con este último, llegó a sincretizarse hasta el punto de conocerse con las dos denominaciones a un mismo dios. Sin bien, puede dar lugar a controversia, el que haya confusión entre el antiguo Horus con Harpócrates, es necesario precisar que eran el uno y el otro el símbolo del Sol y ciertamente algunas figuras de Harpócrates adornadas con rayos, o sentado sobre el loto, o que llevaban un arco y un manojo de flechas, han dado lugar a interpretaciones vagas o contradictorias. En este caso se debe decir que los egipcios tenían de la discreción del Sol otra idea diferente de la que tenían los griegos. Si Harpócrates era el dios del silencio y era al mismo tiempo el símbolo del Sol en los primeros, no podía ser el uno y el otro en los segundos, puesto que Apolo o el Sol, según los griegos, no pudo guardar el secreto sobre el adulterio de Marte y de Venus. Sin embargo tenían los unos y los otros la misma idea de Harpócrates y lo consideraban como el dios del secreto que se conservaba en el silencio y se desvanecía por la revelación. En consecuencia, Harpócrates no era integralmente el símbolo del Sol, pero los jeroglíficos que acompañan su figura si tenían una relación simbólica con el Sol, es decir, el Sol filosófico del que Horus era también el jeroglífico. Una buena cantidad de autores refieren que Harpócrates era hijo de Isis y de Osiris, porque así lo tenían entendido de los sacerdotes de Egipto, tomándolo en el sentido natural, en lugar de que los sacerdotes filósofos lo decían en un sentido alegórico. Puesto que todos los griegos y los latinos estaban convencidos de que estos sacerdotes mezclaban siempre el misterio en sus palabras, sus gestos, sus acciones, sus historias y sus figuras, y que las consideraban todas como símbolos, es sorprendente que se hayan tomado literalmente tantas cosas que han aportado los egipcios. El secreto de que Harpócrates era el dios, era en realidad, el secreto que en general se debe de guardar sobre todo lo que sea confiado. Pero los atributos de Harpócrates señalan el objeto del secreto, en particular del que trataban los sacerdotes de Egipto. Isis, Osiris, Horus y lo que representaban simbólicamente, era el objeto de este secreto. Ellos fueron el origen, facilitaron el objeto y el sujeto, lo hicieron surgir, y él sacó de esta forma su existencia de ellos, y en consecuencia Harpócrates se concibió como hijo de Isis y de Osiris.
Ya ha sido señalado por el ilustre señor Cuper en su tratado sobre Harpócrates, que se debe considerar a este dios como una misma persona en Horus, así como casi todos los antiguos los distinguieron. Aunque Horus en sí mismo no ha pasado por ser el dios del silencio. Y hasta ahora no se le ha visto en ningún monumento representado de la misma manera y con los mismos símbolos. Tal vez exista cierto parecido entre el uno y el otro, y se encuentren bajo la figura de un niño, sin embargo, podrían ser diferentes, pues Horus está casi siempre envuelto en pañales o sobre las rodillas de Isis que lo amamanta, al contrario que Harpócrates que a menudo es un joven o también un hombre ya hecho. No obstante esto, se considera que su origen se remonta al antiguo Egipto, siendo allí una de las personificaciones del dios Horus infante. Cuentan los historiadores que en la entrada de los templos de la antigua Roma se encontraba la estatua de un joven con el dedo puesto sobre sus labios como pidiendo silencio o prudencia al hablar. En este último sentido, el gato aullando, el perro, la serpiente, no fueron por lo general símbolos dados a Horus, y todo lo que pudieran tener en común son los rayos que se han puesto a la altura de la cabeza de Harpócrates y el cuerno de la abundancia, tal como se ve en muchos lugares en la antigüedad. Pero se ha de señalar que a Harpócrates no se le ha encontrado representado con la cabeza resplandeciente sin que tenga junto a él algún otro símbolo. La serpiente, el gato y el perro son símbolos que convienen perfectamente al dios del secreto y no igualmente a Horus, tomado por el Sol. El gato aullando era el pájaro de Minerva, diosa de la sabiduría; la serpiente fue siempre un símbolo de prudencia y el perro un símbolo de fidelidad.
Los otros símbolos dados a Harpócrates significarían el objeto mismo del secreto que recomienda poniendo el dedo sobre la boca, es decir, el oro o el sol hermético, aunque por la flor de loto sobre la cual se le encuentra algunas veces sentado o que lleva sobre la cabeza , además de los rayos que lo envuelven serían en fin aquello relacionado con el cuerno de la abundancia que sostiene, un resultado de la gran obra o elixir filosófico, es decir, el verdadero cuerno de Amaltea, siendo la fuente de riquezas y de salud. Si bien, no se sabe dónde, cuándo y por qué fue olvidándose y finalmente postergado Harpócrates, resulta curiosa la ausencia de un dios tan necesario, tanto en esos tiempos, como en toda época, y particularmente en el presente; el dios del silencio, pero no tan solo del silencio que mitiga el griterío y las vanas discusiones, sino del silencio productivo y racional, el del secreto, aquel que nace de la moderación, la sensatez y la prudencia. Desgraciadamente su simbolismo y sentido figurado desaparecieron con el tiempo, quizá absorbida por alguna otra deidad que anuló su atributo más notable, el signo harpocrático, que es parte del comportamiento común cuando se pide guardar silencio o callarse respetuosamente. Ya decía Víctor de Vigny: "Cuando ves lo que somos y lo que representa la vida, sólo el silencio es grande, todo lo demás es debilidad", y el político romano Catón: "La primera virtud es la de frenar la lengua; y es casi un dios quien teniendo razón sabe callarse".

Conclusión:
Aquí, no se ha pretendido agotar el tema, si bien se han apreciado notables consistencias, tanto entre historiadores como entre intérpretes de la mitología griega tardía, como entre la desarrollada en la Alejandría Ptolemáica, donde Harpócrates es el dios del silencio. Resulta así, que Harpócrates fue adaptado por los griegos del dios - niño egipcio Horus. Y para los egipcios antiguos, Horus representaba el Sol recién nacido, levantándose cada día al amanecer. Cuando los griegos conquistaron Egipto bajo Alejandro Magno, transformaron al Horus egipcio en su dios helenístico conocido como Harpócrates, una interpretación de Har-pa-khered egipcio o Heru-pa-khered (en el sentido de "Horus el Niño"). Por lo que fue dios del antiguo Egipto y su nombre egipcio fue el de Horpakhered, pero griegos y romanos lo conocieron como Harpócrates. Su nombre equivale a “Horus el Niño”. Su contenido teológico estuvo conectado con el sol del amanecer, haciéndosele salir del loto primigenio. Y es en su contenido simbólico-filosófico un punto de especial valor para analizarse, y reflexionar tanto a nivel individual como colectivo
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Auto: Joel Fortunato Reyes Pérez

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8.- Colección Enciclopédica: Las Grandes Civilizaciones. 12 Tomos. Armando Curcio Editore S.p.A. Roma. 1980. Ed.- Hispanoamericana-U.T.E.H.A. Madrid. 1993.
9.- Contenau G.: en Halpen Sagnac. Les premiéres civilisations. Tomo I. de Peuples et civilisations. Presses Universitaires de France. Nva. Edición. 1950.
10.- Cumont F.: Las religiones orientales en el paganismo romano. Ed. Dover. 1956
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16.- Diccionario Enciclopédico Salvat. 12 Vols. Ed.-Salvat editores. Barcelona. 1951.
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20.- Garibay K. A. Ma.: Mitología Griega. Dioses y Héroes. Ed.- Porrúa. S.A. México. 1986.
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25.- Kérenyi K. y C.G. Jung.: Essays on a science of mythology. The myth of the divine child and the mysteries of Eleusis. Bollingen Series XXI. Princeton. 1973.
26.- Lanzone .: Dizionario di Mitologia egizi. 4 Vols. Turín. 1881.
27.- LIBRO DE LOS MUERTOS.: Anónimo. Traducción: J. Rodríguez Lafuente. Ediciones Ateneo. S.A. México. 1985.
28.- Martínez J.L.: Mesopotamia/Egipto/India. El Mundo Antiguo. Colección S.E.P. Vol. I. México. 1988.
29.- Maspero G.: Etudes de mythologie et d´archéologie égyptiennes. 8 Vols. Paris. 1893-1916.
30.- Mateu Serra R.: El lugar del silencio en el proceso de la comunicación. Tesis doctoral. Depto. Filología Clásica Francesa e Hispánica. Sept. 2001.
31.- Pascual Ch. A. y Serrano S.A.: Diccionario de Símbolos. Ed. Diana (Libsa). Madrid. 2004.
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34.- Roldán H.J.M.: Introducción a la Historia Antigua. Ed.- Istmo. Madrid. 1975.
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39.- Wagner Fritz.: La Ciencia de la Historia. U.N.A.M. Dir. Gral. De Publicaciones. 2ª. Ed. México. 1980.
40.- Watson P.: Ideas. Historia Intelectual de la Humanidad. Ed.- Crítica. España. 2006.
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42.- Wise B. S.: The History of the Ancient World. W.W. Norton & Company. 2007.
43.- Zaragoza G. D.A.P.: Nuevo compendio de Mitología. Madrid. 1826.
Poeta

Poemas surrealistas :  Relámpago estrambótico
RELÁMPAGO ESTRAMBÓTICO

Entre las distancias gastadas.
Al abrir la noche,
que la esperanza expresa.
Al subir la tarde,
en las avenidas de la serenidad doliente,
por el silencio roto de las violetas,
por el tiempo de amargos fuegos.
Relámpago.
Estrambótico.
Es...
En los caudales azarosos.
En los delirantes paraísos.
¡Sos, sos, sos!.
Del pudor atrás del verso.
Del dolor qué amanece.
Del acero y de la piedra.


Estrambótico relámpago.

Entre las cercanías perdidas.
En el jardín etéreo de la justicia.
¡Con el nunca presto pronto.!
Hecho solo, del polvo, sobre la mesa.
¡Ágil olvido fácil!__ Fugaz y añejo.
Entre la soberbia sembradora del engaño.
¡Han hecho de hipocresía virtud pulida!.
En la solemnidad del vano diálogo.
La morada qué el instinto aprisiona.
En los años secuestrados del asombro.
¡Asamblea de cenizas y de huesos!.
Por el exceso qué supera el elogio.
Infructuoso de escribir al manicomio.
¡Látigos sin lápida!__ Engendros escondidos.
Porqué los cementerios mueren tétricos.
¡Qué mueren del ayer sin apetito!.


Relámpago estrambótico.

En la inútil expropiación de la miseria,
comensal del proyecto turbado en el drama,
marginal de los zapatos hambrientos,
en la simpatía del remolque afilado,
en el símbolo póstumo del álbum.
¡Acribillado a flechazos!.
Entre las pobres desgarradas balas,
de la ignorancia indefensa en cada casa,
dónde humildes los demonios debaten.
¡Actores de la masa informe!.
Ejecutivos del ser febril aberración.
Del afrodisíaco escrupulosamente amonedado.
¡Por el canal recluido!. ¡Qué al rencor asaltó súbito!.
Envenenando los mismos caminos del aire.
Del puerto que deja soltero al mar acusado de locura.
Del imposible contenido. ¡Mitología licantrópica del trópico!.


Relámpago.
Estrambótico.
Del
Conciliar
Voraz
Todo
Absurdo
Los
Gusanos
Ya
Comparten
Y
Reparten
El
Falso
Desengaño
Excesivo.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta