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EMULACIÓN EMPÍREA (Latín-español)
CITO RUMPES ARCUM, SEMPER SI TENSUM HABUERIS ¡Ay, dolor!. De una pira tu roja túnica yace, del viento al insensible soplo estrofa, de compasión movido el sumergido rostro. ¡Oh, fantasma!. El milagro ensancha manchas, con la irremediable herida tensa frágil, devorando tensa, flecha y arcos desprendidos.
CLAUSIS THESAURIS INCUBAT La claridad recoge su postrer dulzura, de súbito formada en indignación descarga. La consciencia pierde consistencia blanda, perdiendo la razón, sus parientes eslabones, al verter en las ruinas perlas argentadas. De las cañas registros graves. ¡Sal y azúcar!.
CLAUSAE SUNT AURES OBSTREPENTE IRA Los siglos dúos con evidente espanto, las campanadas sublimes punzan ácidas, leyendo cataratas en la penumbra hostil. Y arde opacando al camino infiernos, entre el ramaje umbrío prófugo fuego. ¡La puerta salvaje en desnudez pagana!.
COLUBRA RESTEM NON PARIT Las estrellas del bárbaro secan nieve láctea, con bondad florida pétalo pretérito abrojo. Espinas en la intimidad del espejo. ¡Siempre!. Los vidrios cuentan su escalofrío. ¡Siempre!. El néctar yerto fragante humea. ¡Siempre!. Con malignidad la fiebre propagan. ¡Siempre!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ENCHARCAMIENTO CIERTO
Cuando estuvimos muy cerca, agitados los pájaros marcaban una tibia humedad en el lago con su vuelo inexpresivo en la transparencia de las medusas. Se puede hallar la palabra fervorosa y pura al desbordar el polvo abatido en la funesta tiranía del tiempo, de tal forma que al mismo pensamiento espanta, entre la quietud y la soledad, al cerrar los ojos deslumbrantes.
Pero el tiempo pasa tan de prisa, tan radiante, tan consolador... Como el pasado en el futuro tropezando. Cierto, cierto a veces como una jícara sepia de albear, casi farruco del jironado, por la vida con cañadas y... Desazón por la estrictez de desfiladeros. En este momento no se ve, porque ya obscurece más temprano. En el gran sol es casi de noche.
Créeme. Para subir y luego ocultarse ha perdido la gracia. A todos nos llegará. No debemos, no debemos de ninguna forma impedir las cosas, ésas que al cabo de veinte años no tienen un minuto de sosiego. Como el charco que calumnia del ridículo al engaño, y las naves de quimeras por el viento, marchan los designios fatales del destino donde reposa la brisa entre cumbres lejanas. ¡Sí, cierto!. A veces es como dices que digo, con el pecho que al sueño alcanza, lo que a la sombra imanta en la convalecencia de jazmines entre consciencia y clemencia, un tanto próvido y otro tanto rumbático. Tú lo sabes, así soy, dices, en lo mismo que recíproco expreso, de la mariposa que volar anhela más allá del óbice al obcecarse con mesura anodina. ¿Encharcamiento?. ¡Claro!... Como la restitución vierte el despiste animalado, y una vez más, como un milagro, se repite día con día. Y ante la imposibilidad siempre pide consejo. Tiene la vaga sospecha, de los pies a la cabeza en los plegables suspiros, en la claridad prestada y quieta, lleno de hosquedad el paisaje con su fosfóreo resplandor, redondo verde, largo azul en un instante sólo, dónde la afinidad es posible, como así fue aquella tarde pragmática de flauta y tamboril al acercarse a la laguna.
Bien lo sabes, como dices que digo. A pesar de todo pasan los años, hablando de lo mismo con su microscópica mayoría en la desnudez poco más o menos ridícula, en el ultraje y el exabrupto. Pues bien, como esa vez fue, el raudal espumoso se derrumbó como la encina ruda, y el nido al colocar su tumba, lentamente, en el sonoro ímpetu que estuvo en la trinchera clavando sus pupilas redondas no lejos del fuego.
Aunque sin hacer publicidad, los gusanos han empezado a volar, según ellos sumidos profundamente en las nubes más lejanas del mínimo margen evidente. Así que, como hemos visto, la luz hace correr la pesada cadena, invisible, a dónde la mirada no consigue llegar. ¡Sí, nuevamente lo digo!. Estuvo tan cerca de la máxima prudencia que se puso a toda prisa la inteligencia inconfundible del nadie ve nada, del es. muy fácil, del al cabo a quién le importa, y si acaso sea el infolio inmemorial, qué pena yo no pude hacer nada. Es el desastre perfecto. Y te doy la razón. ¡Si, te doy la razón!. Disimulando quizá la carencia de ella. Tan cierto como en ese charco es, lo que en el mismo lago lejano agitando, huesos y pellejos están, las medusas a diario.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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CERTEZA INTRANSITABLE
Así En el grito de la cueva Están, moviéndose, olvidados. Los qué fueron peregrinos de la nada Del nombre qué nadie sabe En la oculta nube bajo la hierba En la huella qué liberó su camino Así Es La Certeza... ¡De intransitable!
Por el destino, que huye descontento Del hombre genuino, carne del polvo, En la consciencia plenaria infinita, Del bosque inventado entre palabras Una rendija en la noche de ventanas ¡Del ruido qué se filtra a veces! ¡Del sacudir al drama ausente! En el campo que la gruta sueña En la orilla del ancho día Una vez, de pocos sólo, de vez en vez Al quitar la intimidad de la ilusión ¡Despierta! Una caricia en la tarde salada el mar Del huerto, sin polvo, fuente, ni espejo, Del rostro lucir al viento desigual potencia
En La mañana bajando su memoria erizada En la noche por la calle pájaro inhumano Detrás de la piedra en la pestaña del año Del rostro olor a duda infame...¡Seguro! De las campanas penitentes al filo inmóvil Del milagro perdido en cada aurora Voz de laberinto de mudas flores ¡Flores marchitas, plásticos metales olorosos! En la esquina de los ojos del perfume
¡Dónde se ofrecen jardines y letras! Por El tiempo que brama en brumas ¡Canciones letales que vibran escuchándola! En la espera al extremo enlagrimado esperando ¡El pensar del triste pecho, ensueño grácil! Por la mirada del inmenso porque... De linternas que germinan apagadas Los párpados ecos de cada ventana Al paso del barro por la ceniza El manubrio incansable fuego ¡Qué parte de salidas cada entrada! En la cabellera del tinto ardor De la ciega noche inmensa Del café qué mira vasos fríos En la mesa, extrañar de sillas ¡Con las cucharas del recuerdo!
Qué atormenta el desierto azul ¡Sí!___Tan azul como roja sangre seca De tinieblas del húmedo pasillo Al consuelo que sin razón espera De las olas marcar el límite Y tejer al frescor frágil acero Entre La rana del plomo enlodarse Entre Las espinas que disecada luce Intransitable Certeza
En el llanto de un cadáver olvidado las retinas fulminan cualquier vientre del siempre cercano destemple en la orfandad qué espera el ruido sordo un rincón enterrado bajo el árbol del prometido conmover al cielo sobornado del arrepentimiento hambriento por cada marchitar de orugas humilladas del gesto distante de la calle sola
Por ¡Dónde tanta calma borrada gime! En tanto espera yermo el reflejo El espejo de sueños hechos tablas ¡Dónde se sigue encubriendo al viento! En la orilla evidente del vacío secreto Esa qué es intransitable certeza ¡La piel del hueso espejo! Por la luz que ciega tejiendo sombras La impía ingenuidad del reclamo justo ¡Al ver qué la duda implora solo vapores! En la noche a cada paso de almohada Estando bajo la cama herido el piso ¡Del perdón con saña enamorado! ¡Del cultivar cobijas ignorantes gozando! En el sudor salido en otras pieles Muy ajeno al dolor que extraña el cielo desconocido... En la grieta incólume impaciente! En el ruego polícromo del paraje al que sacude
La certeza Imposible
La sinrazón penetrando Intransitable embeleso Del paraíso al qué se cree tener derecho...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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SALVÁNDOSE DEL HAMBRE
El amado empeño arroya la corriente. Desbaratando la cortina. Antes de querer___¡Ser invisible!.
Pañuelos panales abejorros deudos, ventanales enlamados ríos desplomados, hora y hora, reza abrazada incapaz, la gabardina dejada como prenda, en la tienda de las velas barcos, y demás, están las cortinas invisibles.
¡Comer!___Si antes, posteriores hambres, lo premian apremiantes, después de desnutrirlos. ¡Representeros encementados!. Carcomidos harapientos inflamantes. ¡Otra vez ayeres mejores!. Descomiéndose los huesos ilusos. De cavernícolas arrullos secos. ¡Sin son ni ton!.
Salvo al alba. Y canto al sol. ¡Obscurecido!. Y... ¡Ya!.
Ya descansados y de fácil uso, absoluto in culpa, pleno y matemático, becerro y llanura la blancura, verbigracia acerado el velo flamea.
Del hambre salvado empeñado. Todo... ¡Hasta el hambre!. En la tienda tiende y extiende.
Y como de milagro. Mil campos sueñan encampanadosss.
Por un allá de cualquier parte. Al co-razonable. Y ¡Oh!___De milenios conocidos. Esenios luego desconocidos encarnan.
Por ...El huso la rueca móvil. ...Enmienda inmundos subterráneosss. ...Y modificaciones algebráicas. ...¡Prolongados cauterios!. ...Corriente. ...Acuosa de básico contexto. ¡Coco, dátil, insólito, inconsútil!.
Aquí, también, hay, ya llamas, falamas, jirafas, camellos y caballos.
Delfines inequívocas sardinas. ¡Lenición de macrolengua!. Proxémico y protónico. Desnutridos insalvables sepulturas. Monturas montañas leños añejos.
El amor enova doestrella lejana Puesque... Con una mano ama dice, y mata luego con la otra silencio. ¡Todo el apetito pequeñito!.
Amorido hombreado por la espalda. ¡Es mejor amarse satisfecho!. El hambre, alambre hiela. Cualquier fuegooo.
Amores herraduras cerrojos, encadenadas restas multiplicaciones, divisiones humos diplomáticos, periódicos inventos auténticos, imperdibles genitales lacónicos.
Por amor del alba. Salvaje viaja el vientre. Y Mañana En la mañana morirá ante, el naciente sol de la noche tardía. La luna del espejo que refleja. ¡Ése, éste, aquél!. Tiempo, tiempo.
Tiempo De Relojes paralíticos. Como lirios, nardos, azucenas. Y claveles sin los cielosss.
Hambre, hombre, el hambre. En los hombros lleva el vientre.
Y siente, sálvate consciente. Cien consciencias en la mente. Ya no lamentos.
Deja ese caudal, puntual, redondo, de la superficie lánguida. que allá halla insensible. Y... ¡Termina como sombra su caballo!.
Y no fabricándose. La pobreza cadavérica del alma. ¡En la luz del ataúd!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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