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Eu queria muito que o mercado da leitura estivesse crescendo, para aumentar a procura pelas poesias que estamos fazendo.
Mas poesia não se vende... A poesia não atende aos apelos financeiros.
Quem investe em poesia vai investir sem garantia de ter retorno algum dia.
Eu sou um empreendedor. Já construí inúmeras poesias. Mas também, sou um sonhador...
E sonho que algum dia o mercado da leitura vai crescer, e nossas poesias irão aparecer.
A.J. Cardiais 27.04.2011
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Poeta
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BABÉLICA HIBERNACIÓN
Hacía un calor de nostalgia por el frío en el yerto cristal qué había olvidado olvidar sobre el hielo supersticiosamente remunerado cómo velas de la fortuna con el humo de cera, pero una llovizna invisible disfrutaba alargando la nieve de limón en el salón lleno de gente. Es un hombre extraño inventando el amanecer oyendo a cualquier otra persona, por la prisa de sus dedos. y su imaginación algodonosa caminando en las manchas sonoras de sabores encantados.
En aquellos días remotos el color de los automóviles era sobrio, de un color negro intenso, terminado, en tricapa con un juego de franjas laterales rojas, que corren a lo largo de los costados y la defensa trasera con frecuencia cromada, en algunos, en otros los altoparlantes se localizaban sobre las puertas, pero a él nada de eso le importaba. Pues, a veces transcurren siglos, comprimidos en unos simples años, y se le atribuyen poderes de barrer. un tapete lubricado bajo el césped azulado sin sentir miedo al sol fresco. encendido por un camaleón. Aunque he de confesar que a veces siento ligeras dudas al tratar de entenderlo, y desmadejar el misterio de las circunstancias.
Sobre todo porqué tiene en la espalda, una etiqueta qué imagino, no sea una medusa real durante. un rato inundado por las campanas qué suenan a lo lejos, en la rueda de los perdones más profundos en las fugaces fiebres, que irisa por ser dueño de tantas cosas en las voces de las sombras pródigas joyas arcanas.
Cómo el año pasado, apareció demasiado tarde, y nada ganaba de leer bastante bien situado en la esquina de un parque dibujando un arañazo en el semáforo descompuesto por el veneno de un bache que cortó su parte delantera, incluyendo plataforma, y túnel central donde había colocado el cableado necesario bajo el cofre, que dejó en la llanta de refacción.
Puedo decir, sin arrogancia, que con frecuencia fabrica sus ideas al cruzar un arroyo, calculando el precio de un periódico viejo en la basura al dar la vuelta sin comprar, las pastillas y tragarlas. Esa vida le gusta sobre todo, después de reponerse completamente del aparador en la blancura de sus manos con alargadas uñas, bañadas por el sol ardiente, y un balde de agua fría colgado de un balcón en el preciso momento que pasaba sobre él una paloma semidesnuda, y antes de correr las burbujas hacia las coladeras.
Un perro corría con la velocidad de una tortuga en la livianidad pervertida, por la desilusión de una poderosa locomotora, y el desenfreno pasajero de los hechizos a medias entre unas nubes ferroviarias. En las cercanías una bicicleta sonreía surcando el cielo tenuemente por sus resecos tirantes, y rechinaban unos niños atrapados en una panatalla.
Una vez otro hombre le dio incienso sin descifrar las muecas de su cara reduciendo el círculo al dolor de la calle en el bronce de las almas descuidadas por los vicios de la plata derretida , y la mirada perezosa apasionada por las flores salvajes, y el miedo al naufragio de una gota, modesta y obstinada en secarse.
Así vivió el último siglo cambiando de una profesión a otra; Adornaba hojas cada otoño por el amarillento suelo lustroso en opinión de las penas y los sonrojos, y una lágrima asomaba asustada de vez en cuando por alguno de sus ojos, luego cambiaba de oficio pasándose de un extremo a otro de la calle, y temblando de lujuria estrenaba nuevos trajes entre lujosos autos preguntándoles: ¿Cuánto vales?. Siendo muchas veces el héroe de las pistas y el toreo efectivo a media calle. Reconciliado con el polvo decidió un buen día regalar su demencia al ritmo bárbaro del mercado sin dinero ni verdura. Bueno, digamos, con más exactitud, por la vecindad alucinada de las últimas verdades metafísicas, donde todo se compra y se vende, incluso insignificantes idiocias de bolsillo lleno de hambre gloriosa, y el mismo apetito ensordeciendo a la pobreza fabulosa de un rascacielos, harto de la mantequilla con su silencio alambrado. Feliz, sentado en un rincón, abandonando el aliento prestado, y sin sufrir mucho el medio suicidio comprado en cómodos abonos que nunca dejó de pagar durmiendo en cualquier calle, y sin molestar al desprevenido pavimento. En el mayor frío de la historia reconstruyó la mítica torre.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Mieluna...
En la miel corría la luna Enamorada En la versión simplificada Enardecida Del erotismo un maravilloso truco
Delicioso Del mercado bajo el vidrio erguido
Delicuescente
Amor amanuense dulcificado Amor amartelado Amor amatista Amor ámbar
Entre los compases de sábanas repujadas
Mieluna Entre las calles caminando sus ventanas
Son Solo lo que son.
___Honig, miele, mele, honey___
Como El sol quieto Arrugaba el jardinero En el recipiente de la tarde En el enfurecido césped Los rayos desesperados Quieto el jardinero El sol arrugaba De la tarde Césped
___Mond, lua, lune, moon___
Como En El Enfurecido recipiente Desesperados Los Rayos La luna Corría En la miel. ¡Sed se da sedosa!.
___Seide, seta, soie, silk___
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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AMOR DE CENIZA
Enamorado al final del fantasma dormido, queda una sonrisa leve de insomnio, cuando el tiempo se desvanece, subiendo la lejanía al cielo.
Con la punta en la frente obscura carga, de la nada la mitad sin esperar, la llave que llueve tinta hábil.
Ocupado en diversos oficios entreabiertos, llevan de moño un vaso gris, del color de la modestia fútil, impermeable al gran arroyo.
Caído de la tienda sangrienta imagen, muere frío el olvido llorando, en la calle inundada, aunque no los vea, el domador que resulte.
Las felpudas lámparas de los peines azules, progresivas bambalinas de calles, dejan en el mercado las tortillas, qué pintan sonriente al cabrito.
Como rueda el dinero marchitándose, bañando con números cada palabra, sin mirar que llueve una obscura, concha al antojo sin sonrojo, de la marea al retirarse.
Con la sexta voz de los dientes amargos, el tacto sutil da pena espesa, empañada parcela del cristal, hay un chubasco calcinado.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Inocentes polvos
Enormemente pequeño siempre desapareció la mañana el fuego sol.
Del nunca más Del fulgor lunar Del interminable Cielo Minúsculo viaje Chispa fugaz Del dios audaz refugio Del último mineral austral Del ceremonial abanico.
Más allá Abruptas flechas puras Dejan tóxicos zapatos Dejan sueños incendiados.
Más acá Una isla fría perece Una llama encaja quieta Lana baja convencida. Nunca más reirán los nombres olvidadas sombras cristalinas sílabas color de cueva curva color de pino pardo En Los Pequeños ¡Olvidos enormes!.
Olvidos Del Espinar, menudo, mercado, mercancía. Añejo Del Fusil fundamento, enfermo disparar. Del polvo injusto A la pureza tierna, inocencia, desarmando. Verdad ahogada por falsedades infinitas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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UN PROGRESIVO DETERIORO
En las nubes nievan primaveras y pestañas. En las noches nublados desiertos y latidos. La humildad humana en la hoguera.
Más allá de la esperanza____ Dorado cementerio. Más allá de la riqueza_______ Los falsos cielos. Más allá de la venganza_____ Los frutos secos.
CORRUPTIO OPTIMI PESSIMA
Los esclavos del mercado____ Besan sus cadenas. Los confines del horror______ Cultivan sus frutos. Las míseras conciencias_____ Servidumbre infame. Las infancias destrozadas____ Destino incierto.
¡Dónde la muerte ya no duerme!. ¡Dónde la vida ya no vale!.
CUM BONIS BONUS, CUM PERVERSIS PERVERSUS
Luz, encubridora vil... Del corazón de piedra. ¡Eco quimérico de huecos!. La libertad se muere.... En el miedo asesino. ¡Eco fábrica de huesos!. Obscuridad, esperanza, del corazón de piedra...
NIVEO DENTICULO ATRUM VENENUM INSPIRAT
La libertad... Lentamente envenenada. ¡Bebe dulce los cristales del olvido!. Y El Hombre Ha dejado, y deja, deja, su humanidad estéril.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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