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Toronjita ya creció, nueva casita estrenó con piedritas, tierra, lodo, pasto verde y un madero.
Como tiene mucho espacio en su jardín echa brincos, da unos saltos muy bonitos le encanta subir al tronco.
Después de bajar, se posa al pie de su terso leño, descansa, retoza, goza, sintiéndose bien a gusto.
Otro nidito de fango élla misma construyó, en él se pasa las horas sintiendo calor de hogar.
Creo que practica deportes, pues, estira todo el cuerpo, se para sobre sus patas muy alegre, mueve el cuello.
Croa, croa, por la noche raros sonidos emite, yo, no le entiendo nadita sus cantos a la ranita.
Ya tiene un año conmigo, recuerdo que era chiquita, aunque mucho ha crecido sigue estando jugosita.
Mi papi y yo le buscamos su alimento día tras día, vamos al prado, le hallamos pinacates, arañitas.
Pero, con nada se llena tiene un hambre muy voraz, élla lombrices quisiera bajo lluvia pertinaz.
La Ranita Toronjita come, come, sin parar, come grillos, cochinillas, libélulas y algo más.
Sigue en engorda, glotona, le gusta mucho tragar, ¡Dios bendito de mi vida no sé adonde va a llegar!
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda México, D. F., a 02 de octubre del 2007 Dedicado a mi Chalita, ¡te amo a ti! Reg. SEP Indautor No. 03-2007-082112003600-14
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Poeta
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Mi papi se la encontró en una selva preciosa, la vio linda, muy bonita, delicada mascotita.
A mí me la regaló, me la dio en una cajita, estaba tan pequeñita que ternura me causó.
Yo, le puse Toronjita por gordita, jugosita, me parece una cosita de las que manda Diosito.
Sus ojitos son saltones, tiene las patitas largas, luce diversas manchitas que son oscuras, negritas.
Mueve, mueve, su garganta, pues se la pasa comiendo, solo estira esa lengüita alcanzando el alimento.
La Ranita Toronjita come, come, sin parar, come grillos, cochinillas y no deja de engordar.
Le voy a echar su guayaba pa’ que se le hagan mosquitos, pobrecitos, tan chiquitos, también los va a devorar.
Por las mañanas, le gusta que le dé el sol un poquito, regresando a su nidito que entre las aguas está.
En la cuevita de lodo permanece muy tranquila, ahí está bien quietecita saliendo solo a cazar.
¡Ay, Ranita Toronjita!, no te quiero regordeta, me encantas en miniatura, quisiera verte flaquita.
Si tú sigues de glotona no vas a caber en casa y, pronto, vas a aprender que la vida . . . no es comer.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda México, D. F., a 02 de octubre del 2006 Dedicado a mi Chalita, ¡te amo a ti! Reg. SEP Indautor No. 03-2007-082112003600-14
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